Mostrando entradas con la etiqueta Fraternidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fraternidad. Mostrar todas las entradas

jueves, 31 de julio de 2025

Carlo, el amigo que nos acerca a Jesús


Cuando me toca hablar de Carlo me gusta decir que su vida está escrita con notas de Evangelio. Carlo es buena noticia y por eso se nos hincha el corazón al saber que estamos prontos a su canonización. Un amigo, nuestro amigo, está dejando huellas de santidad. Su paso por este mundo no quiere quedar escondido. Por estos días, muchos hablan de él, lo quieren conocer más y lo buscan en las redes sociales. Es que Carlo despertó nuestra sed más profunda. Sed que nos lleva a «conectarnos» y darnos cuenta de que todos estamos invitados a beber de la misma fuente: Jesús. La alegría nos inunda y el cielo, de la mano de este amigo, parece ponerse al alcance de todos.

Es sorprendente que siendo tan joven nos haya dejado un legado tan significativo.  Su vida nos muestra que es junto a Jesús con quien debemos aventurarnos para que nuestras vidas puedan ser pleno reflejo del amor de Dios. La juventud es un tiempo valioso, tiempo de sueños, de proyectos, tiempo de decisiones importantes y nuestra fe no puede quedar al margen de todo esto. En Carlo confluyen la fe y la vida, y dan lugar a un cauce de santidad. Él es un fiel testimonio de este encuentro y por eso su canonización abraza toda vida y nos lo presenta como puente hacia un encuentro con Jesús.

La juventud a la luz de la vida de Carlo tiene hoy la oportunidad de hacerse buenas preguntas cuyas respuestas podrían iluminar la misión que tenemos en una Iglesia que cada día está más comprometida con la evangelización en el mundo digital. Pero también en una Iglesia que no puede ser sorda ante el «clamor de los pobres», Carlo es al mismo tiempo modelo de caridad silenciosa que ha sabido darse a quienes más necesitan. Su amistad nos puede ayudar a convertir nuestro corazón para hacerlo más cercano y más sensible a quienes están al costado del camino y necesitan de nuestra solidaridad.

El testimonio de Carlo nos sugiere revisar desde dónde nos estamos soñando y si esos sueños alcanzan a los demás. Su amistad nos interpela el corazón y nos lleva a ensancharlo para que entren más. Nos invita a soñar desde amor que nos hace trascender para transformar la realidad que nos rodea. Carlo nos recuerda cuál es el centro, cuál es la fuente, cuál es el motor. Junto a Jesús siempre. Es de su mano que se nos irá revelando lo que Dios soñó primero para cada uno de nosotros para que alcancemos la plenitud del amor.

Que, en este tiempo de gracia, con su intercesión, Carlo nos ayude a descubrir nuestro modo personal de trasmitir a Jesús siendo originales, auténticos y únicos, dejándonos sorprender por los dones y carismas que nuestro Padre del cielo nos ha regalado, para ponerlos al servicio de todos.

Amén

Autor: Claudia Enríquez  @clauchitaaaa


Más publicaciones del Beato Carlo Acutis:

El Milagro de Carlo Acutis

Entrevista con un amigo de Carlo Acutis 

Mensaje de la mamá de Carlo Acutis para Argentina 

Diseño de la tumba de Carlo Acutis 

Advertencia por la venta ilegal de las reliquias de Carlo Acutis 

Biografía de Carlo Acutis 




Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram 

viernes, 18 de julio de 2025

El tesoro de la amistad


“El amigo fiel es un apoyo seguro, quien lo encuentra ha encontrado un tesoro” (Eclo 6,14), predicaba el sabio Ben Sirá o Sirácida. Este proverbio bíblico nos presenta la virtud de la amistad como una inmensa riqueza, invaluable, sin precio alguno. En el mundo antiguo era muy frecuente las búsquedas de tesoros escondidos, los grandes cofres con oro y perlas preciosas, y se estaba dispuesto hasta a perder la vida para encontrarlo. Esta imagen es la que usa el libro sapiencial para definir al amigo fiel.

En el viaje de la vida que libramos todos, vamos en búsqueda de nuestros “tesoros” que nos den felicidad. Caminamos a tientas por senderos equívocos, erramos y volvemos a empezar. Ponemos toda nuestra confianza en personas frágiles, tan vulnerables como nosotros, hechos del mismo barro. Vemos que la amistad que prometemos o que nos han prometido, no es tan fiel como quisiéramos y no siempre conseguimos un amigo o una amiga que cumpla con todos los requisitos que exigimos. Sin embargo, “la amistad es no sólo necesaria, sino también hermosa… y sin amigos nadie querría vivir” enseña Aristóteles. Entonces no nos queda otra opción que confiar en esa fragilidad humana, en esa vulnerabilidad que nos hace ser personas, sabiendo que puedo dar todo lo que esté a mi alcance para que el otro la pase bien, tal vez no sea su best friend pero puedo quererlo con el corazón por el solo hecho de ser amigo, sin buscar otro interés.

Ahora bien, una verdadera amistad requiere de compartir mucho tiempo y circunstancias. En los momentos más difíciles es donde la amistad es puesta a prueba. Tomás de Aquino escribía que “el verdadero amor crece con las dificultades y el falso se apaga”. Por tanto, para distinguir al verdadero amigo del falso, basta con pasar una calamidad y entonces podremos saberlo. No seamos tan ingenuos para creer que todos los contactos que tenemos en nuestras redes sociales pueden ser llamados amigos. Por el contrario, la amistad suele tener un alto grado de intimidad, por eso no es posible ser amigo de muchos, sino de pocos. Además, la amistad perfecta requiere de una comunidad, de compartir cosas en común, de tener conciencia que todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. De no dar las cosas como mías sino como nuestras. Este alto grado de amistad es la que aspiran los que abrazan el consejo evangélico de la pobreza.

La causa de toda amistad está en Dios. Por eso no podemos llegar a ser un amigo fiel sino fuera por el Amigo con mayúsculas. Él nos ha demostrado ser fiel hasta el final, en Él si podemos encontrar un refugio seguro en quien depositar toda nuestra confianza. A Él podemos acudir como amigos, porque Él mismo nos ha llamado sus amigos (Jn 15,15). Tener la conciencia que Dios me ve como su amigo puede cambiar el modo de relacionarme con Él. Puedo tener la certeza que para Él si soy su mejor amigo. Me mira con ternura y compasión porque anhela restablecer la amistad que se rompe por el pecado. Cuando le hablo, Él me escucha, y lo hace conmovido porque es mi Amigo. Me acompaña y quiere compartirlo todo conmigo por pura amistad. Lo quiere todo de mí porque me da todo de Él. Me regala su Vida y espera que le dé la mía. “El que pierde su vida por mí la encontrará” (Mt 10,39). Me ofrece lo más íntimo de su corazón y me mira complacido cuando acepto su amistad. Él es la Amistad que anhelamos, es el tesoro que buscamos. Si nos dejamos encontrar por Él, habremos alcanzado una riqueza eterna que no nos será quitada jamás.

Autor: Fray Ronald Andrade OP


Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram