lunes, 13 de enero de 2025

Fiesta del Bautismo del Señor - Homilía de Mons. Angelelli.



Lecturas del día: Isaías 40,1-5.9-11. Salmo 104(103),1b-2.3-4.24-25.27-28.29-30. Carta de San Pablo a Tito 2,11-14.3,4-7.

Evangelio según San Lucas 3,15-16.21-22.

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.

Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección".


Homilía de Mons. Angelelli, año 1974

Hoy la liturgia centra su atención en la escena del BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN, no lo necesitaba para renacer al “hombre nuevo” según Dios. Él es el HOMBRE NUEVO porque es la VIDA -es DIOS- es la SABIDURIA del Padre de los cielos -es el Verbo Eterno de Dios. Pero es también Hombre Verdadero -como nosotros porque asumió nuestra naturaleza humana. Tomó TODO lo nuestro menos el pecado, pero asumió en su propia carne las consecuencias del pecado de los hombres. En la muchedumbre del Jordán es un hombre más, perdido entre los demás hombres. Fue Juan, el Bautista, quien anuncia que OTRO vendrá a bautizar en la Sangre y en el fuego -es decir el bautismo cristiano que es muerte y resurrección- porque este bautismo saca su fu erza en la CRUZ y en la PASCUA de CRISTO.

Dijimos que Dios Padre hace su Epifanía de muchas maneras -es decir, se manifiesta de distintas maneras-. Pero en CRISTO se revela quien es. Por eso lo vimos manifestarse en la Navidad en la “epifanía” de un NIÑO, nacido como todo hombre y en el contexto de un Pesebre, anunciado a unos pastores y glorificado por los ángeles que anuncian al Salvador del mundo.

Luego lo vemos manifestarse en unos Reyes del Oriente - significando que se manifiesta a todo el mundo y a todas las razas... y vinieron y le adoraron... ofreciéndole: oro, incienso y mirra. Confesaban los Reyes Magos la Encarnación del Hijo de Dios, confesando que era verdadero hombre y verdadero Dios.

Ahora se manifiesta en el Río Jordán: la presentación la hace el mismo Padre Dios y lo anuncia el precursor del Salvador del mundo, Juan el Bautista... y se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: TU ERES MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTO...” (Lc. 3, 21- 22). 

Confesamos, aquí, nuestra fe en el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo y a la vez confesamos nuestra fe en el Hijo de Dios como verdadero Dios y como verdadero Hombre. En este Cristo Jesús tendrá pleno sentido la vida de los hombres y la historia de los hombres. Toda la creación volverá a encontrar su armonía en este JESÚS confesado por Dios Padre como el Hijo Amado y el Predilecto.

Hacemos esta catequesis de estas fundamentales verdades de nuestra Fe, porque nos ayudarán a conocer mejor quienes somos nosotros, como cristianoshoy y cuáles son nuestras responsabilidades asumidas en nuestro bautismo.

Es aquí donde debemos volver a mirar, para entender todo lo grande y profundo que hicimos el día de nuestras fiestas de San Nicolás, especialmente cuando realizamos, una vez más, el encuentro o Tinkunaco. Así comenzamos el año “74 haciendo la misma manifestación del Jordán: la hicimos a ese Cristo Alcalde, a quien le confesamos que es el Hijo de Dios, el Amado y el Predilecto; el Autor de la Paz y en quien nos debemos “encontrar” todos los hombres. En este CRISTO ALCALDE nos encontraremos como pueblo. En este Cristo sacaremos las fuerzas y la Luz para llevar adelante la gran tarea de ir concretando realizaciones de paz y felicidad para todos.

Fundamentado en lo que acabamos de decir, quiero detenerme más en aquello que dijimos el primero de enero al final de las Fiestas Patronales; me refiero a las metas del año “74”: 

    1. LA PAZ TAMBIÉN DEPENDE DE TI. Este es el lema del Santo Padre Pablo VI para todo el mundo. Nosotros lo hicimos programa para este año “74”; más que como programa debe constituirse como el alma de todas nuestras reflexiones y trabajos. Construir una Rioja en Paz y Feliz para todos depende de cómo construimos la paz en cada uno de nosotros, en cada hogar, en cada barrio, en cada ciudad o pueblo. El encuentro será vivido en el año “74 si a este lema lo hacemos carne en toda nuestra vida individual y comunitaria. Este lema va desde la intimidad de nuestras conciencias hasta las relaciones a diversos órdenes entre nosotros, como pueblo. “Esa paz, seguimos diciéndolo, será verdadera si se fundamenta en la Verdad, en la Justicia y en el Amor fuerte y viril.”

2. AÑO SANTO DIOCESANO. Los objetivos del año santo siguen siendo tarea para este año “74” en toda la diócesis. No habrá paz si no hay reconciliación verdadera con Dios y entre nosotros. Lo seguiremos diciendo hasta el cansancio. Y no habrá reconciliación con Dios si no es verdadero el amor entre nosotros - y este amor debe traducirse en obras, estas obras deben estar fundadas en lo que es “justo”, en lo que es “verdadero” y en lo que es relación fraternal:

-es un año de mayor oración personal y comunitaria,

-es un año de mayor reflexión del Evangelio confrontando nuestra vida con él,

-es un año que debe llevar a una mayor conversión y a una mayor purificación personal en el Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía,

-es un año que debe quedar como SIGNO para las generaciones futuras en la concreción de UNA OBRA de BIEN PÚBLICO de la naturaleza que sea, como fruto del esfuerzo común y como signo de esa reconciliación que se busca en este año santo. La presento para todas y cada una de las comunidades parroquiales. Verán las comunidades cómo llevarla a cabo. También nos ayudará esto a ser creativos.

3Siendo el AÑO del Congreso Eucarístico Nacional, debemos fijarlo también como meta; es decir, saber descubrir todo lo que exige de cada uno de nosotros y de cada comunidad, la EUCARISTÍA. Hay mucho que revisar, reflexionar y concretar en la vida diaria. No son dos cosas sino una sola; es decir, un año será santo si es plenamente, también eucarístico. No sólo miremos a La Rioja, sino miremos a la Patria que está buscando los caminos para concretar una verdadera reconstrucción. Vivir un año santo eucarístico es ir haciendo cada vez más realidad todos los valores de nuestro pueblo argentino.

Ayudémonos para que no queden escindidos sino que se conviertan en realizaciones que nos hagan felices a todos. En la Eucaristía descubriremos mejor qué significa ser constructor de PAZ y EDUCADOR de PAZ. En este sentido he nombrado un responsable diocesano para este año del Congreso Eucarístico.

4. LA EVANGELIZACION. Esta ha sido otra de las metas que pusimos. Cada Comunidad Parroquial como cada uno de nosotros debemos ser reevangelizados. Es decir: volver a esa PALABRA VIVA DE DIOS y hacerla carne de nuestra vida. Iluminar desde Ella todo lo que vivimos cada día; todo lo que nos provoca dolor o alegría. También, como pueblo riojano debemos volver a reflexionar o iluminar toda nuestra actual situación socio-cultural, si somos fieles a lo que quiere Dios de nosotros y se nos exige en esta hora en que vivimos. Lo que será tema de reflexión en toda la Iglesia universal, también lo hacemos meta para este año en toda nuestra diócesis. Este tema toca toda la vida de la Iglesia diocesana. Nos ayudará a seguir haciendo eso que hicimos en las Jornadas de Evaluación Pastoral; nos ayudará a concretar realizaciones para este año “74”. Este objetivo nos toca muy de cerca a nosotros sacerdotes, a las religiosas y al laicado. Es tarea para la catequesis, para la preparación sacramental, para las celebraciones litúrgicas, para las celebraciones patronales, para la reflexión del cristiano en el compromiso que tiene de ayudar a construir una sociedad según Dios. Es tarea para una reflexión profunda a diversos niveles y hacer de nuestra Fe personal y comunitaria signo de madurez cristiana y compromiso con la historia que todos vamos haciendo.

Para esto se tendrá como meta:

1. un conocimiento mejor de las Sagradas Escrituras. LA BIBLIA. Debe ser el libro que alimente permanentemente a todo cristiano en la vida.

2. Para nosotros sacerdotes, procurar que los sacramentos estén precedidos de una adecuada catequesis y que cada Eucaristía que celebremos con el pueblo sea cada vez mayor el “ENCUENTRO” de una comunidad, tratando de ir corriendo el sentido individualista de la eucaristía que se suele tener.

3. En este clima y con esta tarea se irán formando un verdadero laicado capaz de asumir cristianamente todos sus deberes de ciudadano en las responsabilidades y campos que le toque actuar.

4. Que este año santo pueda ayudar a muchos cristianos a asumir el Concilio; en su letra y en su espíritu, con todas las consecuencias que implica y con verdadero gozo, no con temor.

5. Que las peregrinaciones que se vayan haciendo en el año santo se las prepare con este sentido y contenido que acabamos de señalar.

6. Por ser sede, esta Catedral, de peregrinaciones, se pondrá especial atención pastoral para que cada una de ellas encuentren en su peregrinación a la Catedral esta respuesta evangélica que señalamos. 

Además que deberá este Santuario concretar una Obra que sea signo de este año santo. Para esta finalidad le encargamos al equipo responsable que la proyecte y la lleve a la práctica. 

Hermanos, a este Cristo, a quien el Padre le dice que es su Hijo Amado y su Predilecto; en el Monte Tabor dirá también: ESCÚCHENLO, es para todos nosotros este mandato.


Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram 

viernes, 10 de enero de 2025

"El Amor me hizo valiente" - Un libro que llegó a las manos del papa Francisco (entrevista)


Hoy queremos compartir con todos ustedes una entrevista realizada a dos jóvenes argentinos que son los autores del libro "El Amor me hizo valiente" que relata la vida de la sierva de Dios Cecilia Perrin de Buide, adaptada para niños. Este libro llegó a las  manos del papa Francisco.

Conversamos con Adriana Andino, redactora de este libro:

    1) ¿Cuándo conociste el testimonio de vida de Cecilia Perrin de Buide? ¿Qué fue lo que más te impactó? 

Por el año 2018, conocí su testimonio leyendo el libro "Tus caminos son una locura" de la autora Licy Miranda.  Lo que más me impacto fue que desde su infancia manifestó su cercanía, acogida y ternura a cada persona que encontró a lo largo de su vida, aunque a veces fueran desconocidas

      2) ¿Por qué decidiste escribir y compartir su historia?

Para difundir su vida, como sierva de Dios argentina, sabiendo que la mayoría de sus familiares nos acompañan hoy, eso me animó a hacerlo pronto.   Ceci fue hija, hermana, esposa, madre, catequista y preceptora. Nos mostró que a partir de actos pequeños y concretos podemos hacer presente el Reino del Amor de Dios en nuestro corazón y en el de cada hermano. Me enteré de un concurso de libros-álbum, con temáticas libres y quise participar contando la vida de Ceci adaptada para niños.

3) ¿Cómo surgió la idea de una historia ilustrada?

Buscando que la propuesta fuera atractiva para los chicos, primero se adaptó el texto con un lenguaje más apropiado para los chicos (con autorización de Licy Miranda). Luego se agregaron unas imágenes y finalmente con Lio Camargo (dibujante profesional) se optó por un formato tipo historieta. Cada escena está muy rezada ante el sagrario. Luis Camargo rápidamente comprendió la idea, hemos tenido mucho trabajo con reuniones virtuales

      4) ¿Por qué elegiste como título: "El Amor me hizo valiente”?

Elegí este título, "El Amor me hizo valiente", por qué como ella enseñó a sus alumnos: Dios es Amor. Y estoy segura que Dios la hizo valiente para amar en todo momento, incluso en los más difíciles como su enfermedad y desprendimiento de seres queridos con paz en su alma, aceptando la voluntad de Dios. 

5) Este libro llegó a las manos de Francisco ¿Que sentiste al enterarte de eso?

Me sentí muy feliz, ha sido una gracia para toda la Iglesia y un gran gesto de paternidad para mí, de cercanía, delicadeza. Porque no imaginé que lo recibiría.  Enviamos 4 libros, "por las dudas"  a través de un matrimonio amigo que viajaba a Roma. Los dediqué eran para los presidentes del Movimiento de los Focolares y otro para el sacerdote que lleva adelante la causa de canonización.

Fotos de la presentación del libro en mayo del año 2024:


Adriana presentando el libro en la Mariápolis Lía
 (ciudadela del Movimiento de los Focolares en Buenos Aires)

Adriana firmando ejemplares de este libro

Adriana con sus padres, su hermano y María Ines, hermana de Cecilia

Adriana junto con Jorge Perrin, hermano de Cecilia



Dialogamos con Lio Camargo, ilustrador del libro "El Amor me hizo valiente” 

      1) ¿Cómo surgió la vocación de dibujar la vida de santos?

No puedo recordar un momento exacto en el que comencé a dibujar santos. Lo que sí sé es que mi vocación como dibujante siempre ha estado profundamente ligada a los acontecimientos de mi vida cotidiana. Desde el principio, no solo conté con el apoyo incondicional de mi familia, que me animó a transformar mis dibujos infantiles en algo más significativo, sino también con el respaldo de mi comunidad, que nunca dudó en brindarme un espacio para hacer lo que más me apasiona. Probablemente, mis primeros dibujos fueron de San Juan Diego o de la Virgen de Guadalupe, patronos de mi comunidad en Mar del Plata. Cada experiencia vivida se refleja en cada trazo de los dibujos que realizo.

2) ¿Cuál fue el primer libro ilustrado que publicaste?

El primer libro que publiqué fue para un colegio de Córdoba que tienen las hermanas dominicas de San José sobre su fundador Fray Reginaldo Toro.

3)   ¿Cómo surgió la idea de dibujar la historia de Cecilia Perrin de Buide?

Hace bastante tiempo me escribió Adriana Andino, me comentó que quería unas ilustraciones para hacer un libro para niños sobre Ceci, me gustó la idea y acepté la propuesta.

Lio y Adriana en una primera reunión, pensando en el libro de Ceci

4)    ¿Ya conocías la historia de Cecilia antes que Adriana te pida está colaboración? ¿Qué es lo que más te llama la atención de su vida?

Solo conocía lo básico sobre su historia. En general, las narraciones sobre la vida de los santos suelen centrarse en los momentos más destacados o trascendentales, dejando de lado lo cotidiano. Eso fue lo primero que me impactó: mientras dibujaba, hechos simples de su vida, me di cuenta de que era una persona que dejaba huellas profundas en el corazón de quienes la conocían. Siento que Adriana, poco a poco, me la presentó de una manera especial. No me mostró a una santa distante, sino a una amiga cercana, alguien que la acompaña en todo momento para superar las dificultades. Cuando terminamos el libro, comprendí que para mí ya no era simplemente Cecilia, sino "Ceci".

 5) ¿Qué sentiste al saber que este libro llegó a las manos de Francisco?

Siento que el hecho de que el libro haya llegado a sus manos es una confirmación de que estamos en el camino correcto. Es una alegría inmensa que me impulsa a seguir adelante con la misión de evangelizar a través de ilustraciones.

Cuentas de la editorial Alegrense:



Luego de recibir el libro, el papa Francisco envió una carta de agradecimiento por haber recibido este libro de Cecilia en la que expresó: "Deseo que el libro, en su forma narrativa original, pueda convertirse en una preciosa herramienta para mirar la santidad como un camino, cuyo punto de partida es el mismo don que cada uno ha recibido: el Bautismo"




Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Domingo de la Sagrada Familia - Homilía del P. Diego Olivera





Samuel 1,20-22.24-28. / Salmo 84(83),2-3.5-6.9-10. / Epístola I de San Juan 3,1-2.21-24

Evangelio según San Lucas 2, 41-52.

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.


Homilía del P. Diego Olivera

En la primera lectura escuchamos el relato del nacimiento de Samuel, que significa: "Dios ha escuchado". Un hijo nacido por el pedido fervoroso de Ana, quien era estéril, esto la entristecía mucho (cf. 1° Samuel 1, 5-7) pero tenía  mucha fe,  había orado entre lagrimas pidiendo un hijo a Dios y él se lo concedió.  Nació Samuel y al crecer fue consagrado al servicio de Dios, podríamos decir que fue un monaguillo, acompañaba al sacerdote Elí en su tarea, luego se convirtió en profeta y fue el último juez de Israel quien ungió al primer rey. Samuel, que ha nacido por un milagro ha sido llamado por Dios para una misión muy importante. 

En el Evangelio también nos encontramos con otro milagro y con la revelación de la misión del salvador, María, quien no había tenido relaciones con ningún hombre concibió por obra del Espíritu Santo, nació Jesús, creció junto a su madre y su padre José y con ellos partió hacia Jerusalén.

Al celebrar la Sagrada Familia, las lecturas de hoy nos invitan a valorar el gran milagro de la vida y a reflexionar la vocación de cada uno. Nacemos por obra de Dios y somos llamados para una misión concreta dada por el mismo Dios.

En este Evangelio se presenta una situación de tristeza y mucha angustia, María y José caminan entre la multitud regresando de Jerusalén  y  descubren que Jesús no está con ellos, se ha perdido. Quizás muchos de ustedes han experimentado esta situación, por ejemplo cuando tienen a cargo un hijo o un sobrino y se pierde entre las góndolas del supermercado o en las galerías de un shopping o en una procesión. Se experimenta una gran angustia hasta que es encontrado, así lo vivieron María y José pero al tercer día, lo hallaron. Aquí encontramos dos datos interesantes: sus padres lo llevaron a Jerusalén, es  el lugar en el que todo lo que fue escrito por los profetas se cumplirá (Lc 18,21), el lugar de su “despedida” (Lc 9,31.51; 24,18) y de las apariciones del resucitado (Lc 24,33.36-49) y después de tres días termina la “pasión” de estos padres al encontrar a su hijo, seguramente nos resuena este dato por la resurrección de nuestro salvador. Estos datos nos dan una señal de la misión de Jesús

Al ser encontrado Jesús, comienza un dialogo entre ellos, María pregunta y Jesús responde con otras preguntas con las que comienza a revelar su misión: hacer la voluntad del Padre, José es testigo en el silencio. Pero ellos no comprenden, tampoco cuestionan ni discuten.

El Papa Francisco en el Ángelus de esta mañana afirmó: “Detengámonos a mirar a esta familia. ¿Saben por qué la Sagrada Familia de Nazaret es un modelo? Porque es una familia que dialoga, que habla. El diálogo es el elemento más importante para una familia. Una familia que no se comunica no puede ser una familia feliz”.

Pidamos la intercesión de la Sagrada Familia para que en nuestras familias crezcamos en la escucha y el dialogo para así construir juntos una familia feliz.


Pongamos atención en las lecturas de hoy, porque reflejan la realidad concreta  de muchos dolores de hoy. Ana representa a aquellas familias que no pueden tener hijos y se ven invadidos por la tristeza, ella los invita a renovar la Esperanza y pedirle a Dios eso que tanto desean, también podemos pensar en las familias que desean adoptar pero se ven envueltos en la tristeza al enfrentarse con un sistema demasiado burocrático y con muchos obstáculos.

La angustia de María y José por la ausencia de Jesús refleja el dolor de muchos padres que tienen a sus hijos con alguna enfermedad terminal, pensemos en Loan y tantos niños que han desaparecido, cuanta angustia para sus padres, pensemos en las jóvenes secuestradas para la explotación sexual y en las personas que han caído en alguna adicción, cuánto dolor para los padres y madres que no encuentran solución y no saben o no pueden acompañar la esclavitud de sus hijos a causa de este flagelo que sigue creciendo y que muchas veces llega hasta el suicido

Todos somos responsables de la causa de estos dolores, no podemos permitir que sigan sucediendo todas estas cosas, tenemos que denunciar, tenemos que comprometernos con nuestra sociedad, no podemos seguir sumergidos en el egoísmo de “sálvese quien pueda”.  Nos tenemos que ayudar mutuamente saliendo de la indiferencia, si vemos que en nuestro barrio venden droga o hay algo raro tenemos que denunciar ante las autoridades que corresponde, tenemos que tener un corazón compasivo y tender la mano a quienes sufren estos dolores. No podemos dejar que sigan creciendo estas situaciones que atentan contra la dignidad humana. No podemos dejar que más niños y jóvenes se pierdan.

Ante estas situaciones no tenemos que perder la Esperanza y pedir insistentemente como lo hizo Ana, para que reine la Vida Nueva que brota de Jesús resucitado y todo lo transforma. Nos encomendamos a la intercesión de la Sagrada Familia para que reine la paz en nuestras familias y en nuestra sociedad.



Feliz navidad y prospero año nuevo!!!




Información sobre el año de la oración (2024):



Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram 

domingo, 22 de diciembre de 2024

4° Domingo de Adviento - Homilía del P. Juan Manuel Gómez






Miqueas 5,1-4a. - Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19 - Hebreos 10,5-10

Evangelio según San Lucas 1,39-45.

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".


Homilía del P. Juan  Manuel Gómez


“De ti, nacerá el que debe gobernar a Israel ¡Y él mismo será la paz! “(Cf. Miq. 5, 1. 4)

 “Emmanuel, nuestro Dios está con nosotros. Y si Dios está con nosotros ¿Quién podría estar contra nosotros? “(Canción “Immanuel” de Michael Card)

 

Estamos celebrando el último Domingo de este tiempo de preparación, del tiempo de Adviento, que nos abre al misterio profundo del amor y la ternura de Dios con nosotros. La Palabra de Dios nos presenta cómo Dios se manifiesta, se revela y se hace presente entre nosotros.

En la profecía de Miqueas, el Señor se revela en la pequeñez: la pequeña Belén, la pequeñez del que va a nacer, la pequeñez de su madre. Y allí nos manifiesta que Él está con nosotros y viene con la firmeza del pastor que nos apacienta, que nos sostiene con la fuerza del Amor, y él es nuestra paz que se extiende por toda la tierra. ¡Qué fuerte para nosotros pensar que en nuestra pequeñez Dios nacerá! Nuestro Dios está con nosotros y viene a visitarnos.

Ciertamente en el adviento resuena constantemente la expresión VEN SEÑOR (Marana thá). Y Jesús es Dios que viene “para todos aquellos que viven en la sombra de la muerte, para todos aquellos que tropiezan en las tinieblas”[1] y surge como la gran luz. “Si Dios está con nosotros ¿quién podrá estar contra nosotros?”[2]

La Carta a los Hebreos nos relata que nuestro Señor al venir a nosotros hace una entrega total de sí mismo. “Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes”[3] , escuchamos en las palabras que pronuncia en la última cena y que el sacerdote en su memoria pronuncia en cada Eucaristía. Belén, que significa la casa del pan, es manifestación de aquello que compartimos en cada Eucaristía, en cada misa. Dios viene a ser el sustento de la vida de los hombres, es el pan de los hombres peregrinos

Jesús viene a hacer la voluntad de Dios: que todos sus hijos se salven. Así mismo nos da el ejemplo de lo que él espera de nosotros, la entrega total y personal de cada uno por los demás. El cuerpo de un bebé frágil que llora y que necesita de otros es el signo visible de todos los que lloran y nos necesitan hoy.

Y allí aparece “la estrella del mar” que nos guía y orienta en el camino, María, nuestra Madre, la servidora del Señor, para manifestar y revelarnos en su sencillez que así como Dios está con nosotros y “ha visitado y redimido a su pueblo”[4], tenemos que visitar a los demás.  Al visitarnos “el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte , para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”[5] todos somos capaces de hacer por los demás lo mismo que él hace por nosotros.

En el relato de la Visitación que San Lucas nos presenta en su Evangelio vemos claramente que, así como la visita de María a Isabel, todos estamos llamados a salir de nosotros mismos en gestos concretos que comunican solidaridad y vida por nuestros hermanos.

La alegría por la venida del Niño Dios, la alegría de la navidad, tiene que manifestarse en nosotros en alabanzas a Dios, como aclaman María e Isabel, pero también en servicialidad y disponibilidad para todos, especialmente a los que sufren, los que viven en la fragilidad de esta vida, tenemos que pensar en los demás. Y allí verdaderamente Dios se manifiesta, Dios resplandece.

Nos decía el papa Benedicto XVI: “La escena de la Visitación expresa la belleza de la acogida: donde hay acogida recíproca, escucha, espacio para el otro, allí está Dios y la alegría que viene de Él.”[6]

¡Qué diferente y plena sería nuestra Navidad si nos animamos a imitar a María visitando a cuantos viven en dificultad y acogiendo a nuestros hermanos!

“De tí nacerá el Señor”.  Este último tramo del adviento oremos con sincero corazón, contemplemos el pesebre, miremos a María, escuchemos al Señor que viene a visitarnos y digámosle: Quiero nacer contigo, queremos nacer en esta Navidad a una vida plena. Ven a nacer Señor en nuestra vida y ayúdanos a ir al encuentro, acogerte, recibirte y amarte en el hermano que viene y que sufre.

Este es precisamente el don sorprendente de la Navidad: Jesús ha venido por cada uno de nosotros y en él nos ha hecho hermanos. Que todos podamos vivir y compartir la alegría de esta Navidad. En vos Dios se manifiesta para los que están cansados, para los que en la oscuridad de la noche anhelan la luz.

¡Animáte a ser Navidad!

En los pesebres de nuestros corazones acunemos a Jesús y dejemos que su ternura, dulzura y amor nos impulsen a anunciar sus maravillas. Dios está con nosotros, nuestro Dios ya viene y de ti nacerá el Salvador.

Los invito a preparar el corazón para la Navida, con esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=g0hPJ5EYxAo



[1] Cf. Lc. 1, 79.

[2] Cf. Rom. 8, 31.

[3] Cf. Lc. 22, 19.

[4] Cf. Lc. 1, 68.

[5] Cf. Lc. 1, 78-79

[6] Benedicto XVI, “Ángelus” Plaza de San Pedro, 23 de diciembre de 2012.



Información sobre el año de la oración (2024):



Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram 

sábado, 14 de diciembre de 2024

3° Domingo de Adviento Fray Josué González Rivera OP



Lecturas del día: Libro de Sofonías 3,14-18a. Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6. Carta de San Pablo a los Filipenses 4,4-7.


Evangelio según San Lucas 3,10-18.


La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?".

Él les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto".

Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?".

El les respondió: "No exijan más de lo estipulado".

A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo".

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.

Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible".

Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.


Homilía por Fray Josué González Rivera OP


Queridos hermanos, nos encontramos en el domingo de la alegría, un lugar especial en este tiempo de Adviento que nos pide tener presente, en medio de nuestro caminar, la alegría de saber que el Señor está cerca, “a la vuelta de la esquina”, y eso no puede ser más que un motivo de entusiasmo para quienes creemos y confiamos en él.


Hoy, por medio del apóstol san Pablo, se nos da una orden: ¡Alégrense! (Flp 4,4). En el idioma en que se escribió, se dice chaíre o jaire. Esta es también la misma palabra con la que el ángel saluda a María al comienzo del evangelio de Lucas: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28). Es decir, que hoy nosotros somos saludados y llamados de la misma manera que María a tomar conciencia de esta presencia que llega a nosotros y reaviva nuestra fe, esperanza y caridad. Todo esto para prepararnos a vivir la Navidad de forma más plena y auténtica.


Pero no somos insensatos. Esta llamada no nos invita a ser indiferentes ante una realidad que no siempre es alegre. En el mundo de hoy hay muchas noticias que, más bien, son todo lo contrario. En un mundo marcado por la exclusión y la desigualdad, por la violencia, la enfermedad, la incertidumbre y el sufrimiento, no podemos ser ajenos a tantas situaciones en las que, también nosotros, podemos vernos inmersos en el estrés, la ansiedad y la falta de paz. Todas estas son malas noticias que nos apartan de experimentar esa alegría a la que hoy somos llamados. Además, también es cierto que hoy en día muchas veces confundimos la alegría con aquellos momentos fugaces de placer o satisfacción, especialmente en esta época del año, donde parece que la alegría se reduce al simple consumo o desenfreno.


El llamado a la alegría que está presente en las lecturas de hoy no surge de una situación externa favorable. El profeta ve a su pueblo amenazado, el apóstol está en la cárcel y Juan Bautista contempla la corrupción de su pueblo. Pero, en medio de todo ello, surge una esperanza a la que nosotros también somos invitados a participar, porque Dios no nos olvida, sino que se hace presente en medio de su pueblo. Por eso, el primer paso hacia la alegría está en el reconocimiento de la presencia divina que transforma y renueva nuestras vidas.


En el contexto del Adviento, con más fuerza, esta confianza en la presencia de Dios se tiene que traducir en un corazón abierto a la oración, a la gratitud y a la esperanza. Prepararnos para la venida de Cristo significa dejar nuestras preocupaciones en sus manos y confiar en que él tiene el poder de hacer que todas esas malas noticias dejen de tener poder sobre nosotros. Con nuestro testimonio, podemos ir transformando esas adversidades mediante una esperanza activa. Para ello, la predicación de Juan Bautista que nos presenta el evangelio de Lucas es una preparación de este camino para la llegada de Cristo, especialmente a través de la conversión.


En el evangelio de hoy, tres veces le preguntan al Bautista: ¿Qué tenemos que hacer? A lo que él responde con acciones concretas: compartir con los necesitados, actuar con justicia y evitar los abusos. Este es un llamado radical que desafía la vida en términos prácticos. Nuestra preparación para la venida del Señor es interna y espiritual, en la medida en que mejoramos nuestra relación con él. Pero también es externa y testimonial, construyendo un mundo más justo y solidario. El camino de la conversión no se limita al cambio de intención, sino que exige obras concretas de caridad y justicia. Para nosotros, que somos destinatarios de esta palabra revelada, también podríamos preguntarnos: ¿Cómo podemos ser signos de alegría y esperanza en este mundo, para nuestra comunidad o para las personas que nos rodean?


La Navidad misma es un momento donde podemos contemplar la encarnación del Hijo de Dios en Jesús como un acto de solidaridad divina con la humanidad, especialmente con los más pequeños y vulnerables. Ese es el inicio de la Buena Noticia, la fuente de la alegría a la que hoy somos llamados a ser portadores comprometidos con aquel reinado de justicia y de paz que Cristo viene a instaurar.

Si miramos el pasado, podemos ver cómo la esperanza cristiana es especialmente significativa en los tiempos de crisis. Cuando el futuro parece incierto y las dificultades parecen superar nuestras fuerzas, un mensaje como el del profeta Sofonías nos impulsa a esperar en Dios mientras trabajamos por un futuro mejor. Dios es fiel a sus promesas; está en nosotros como guerrero victorioso y nos renueva con su amor. La venida de Cristo nos asegura que la luz siempre triunfa sobre la oscuridad. Pidámosle a Dios que nos ayude a vivir esta esperanza y a confiar en que nuestras acciones de amor y justicia tienen sentido, así sean grandes o pequeñas, para que nuestra esperanza no sea pasiva, sino activa.


Una esperanza activa nos invita a fomentar una alegría verdadera que surge de la oración y la reflexión; que practica la caridad y solidaridad con quienes tienen menos; que renueva las relaciones rotas siguiendo el ejemplo de la misericordia de Dios; que es testimonio de la Buena Noticia proclamada con nuestras palabras y acciones. Todo esto, especialmente en este tiempo en que nos preparamos para la celebración de la Navidad, donde aquel niño que se pone en el pesebre puede ser el signo de cómo el Salvador transforma nuestras vidas cuando le recibimos. Que el mensaje de este tercer domingo de Adviento, que nos llama a la alegría, la paz y la esperanza, comprometiéndonos con nuestra conversión y la solidaridad frente a las malas noticias de hoy, preparándonos para una celebración de la Navidad que deje de ser superficial y se convierta en un encuentro profundo con el Dios que está en medio de nosotros, renovándonos con su amor y guiándonos hacia un futuro pleno de gozo y paz. Bendiciones. 



Información sobre el año de la oración (2024):



Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram en X: @VivamoslaFe y en nuestro canal de Telegram