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viernes, 29 de diciembre de 2023

Navidad, tiempo de esperanza para tiempos difíciles.

Nos encontramos celebrando la Navidad, la octava de Navidad. Sin dudas es una navidad distinta para nuestro mundo, aunque cierto ya no estamos en el confinamiento por la pandemia, los desafíos y las crudezas de este mundo siguen presentes.

Debo confesarles que me interpela la realidad de hoy en día: tanto por las dificultades que estamos enfrentando como país, como por los conflictos armados que se están dando. Y un gran dolor produce la noticia que no se pudieron celebrar las misas de navidad en la misma tierra donde nació Jesús. Qué difícil es celebrar la Navidad sabiendo que tantas cosas tan dolorosas están pasando.

La fragilidad de las cosas terrenas se hace más presente que nunca y al darle vueltas a esta idea me preguntaba cómo encontrar el verdadero espíritu navideño… o más bien: ¿qué es el espíritu navideño?

La primera respuesta que me surge en el corazón es que el espíritu navideño es Jesús. Los regalos, que expresan el cariño entre los seres queridos, y la cena de navidad también es fruto de la gracia de Dios y del saber que Cristo ha nacido. Y ahí esta el centro de nuestra fiesta y de nuestra fe. La alegría está en un Cristo que salva, un Cristo que nos salva y un Cristo que salva en la medida en la que lo miremos, busquemos amarlo y centremos nuestra vida en Él. Nuestra alegría es Cristo.

¿Cómo se conjuga esa alegría con la crudeza de la realidad actual? Pues sobreabundan las fotografías de niños y mujeres palestinos muertos o desesperados. Pero la realidad misma del cristianismo esta plagada de paradojas.

La primera paradoja la encontramos en la esperanza mesiánica del mundo judío que ansiaba un liberador del tipo político-económico que les devolviera la autonomía y los liberara del poder de los romanos. Otra paradoja es que ese Niño-Dios que vino para salvarnos lo hizo de manera tan sencilla y humilde, tanto que le fue rechazado hasta un lugar digno para nacer. Y si reflexionamos sobre la navidad vemos que está llena de paradojas. Nuestra propia vida de fe está llena de paradojas.

En el pesebre la presencia de lo sobrenatural totalmente inserta en lo pequeño, lo ordinario y lo natural. Dios obrando desde lo concreto y ordinario, desde dentro del tiempo y de los acontecimientos, Dios obrando desde dentro de la materia. Siempre me imaginé la gracia de Dios y Dios obrando como (Alerta Spoiler) Neo en Matrix I, cuando logra ver los números que crean la Matrix. Asi como toda la realidad de la matrix esta compuesta por esos números, en nuestro mundo real todo está repleto de la gracia de Dios y todo es para nuestra santificación.

Hay que reconocer que cuesta ver esa gracia de Dios obrante en tanto mal, ya que la libertad de poder elegir el mal es algo que excede nuestra capacidad de entendimiento. Empezando “por casa” y los propios pecados, obviamente. Pero la luz que trae ese pequeño niño entre tanta oscuridad es absolutamente deslumbrante. Y lo más lindo de todo es que solo se deja ver a quienes abren los ojos a la gracia y buscan ver el mundo con asombro sencillez. «Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes» (1 Cor. 1,27) nos dice Pablo y no porque sea un dios sádico que le guste confundirnos, sino más bien para ubicarnos en nuestra realidad de creaturas frente al Creador.

Difícil tarea es la de volver a dejarse sorprender y volver a nacer en la inocencia, sin perder la conciencia del mal en el mundo. Pero esto también puede ser un aliciente para animarnos a ir a por los más pequeños y sufrientes, los alter christus (otros cristos) despojados y rechazados y olvidados. Por otro lado, sobran los casos de santos que ofrecieron las incomodidades y sufrimientos que les tocó padecer por aquellos otros pequeños y olvidados. El poder de la oración y la intercesión es impresionante.

Navidad en tiempos difíciles es una invitación para volver a animarnos a buscar lo sobrenatural en lo natural, y para obrar en lo que nos toca de cada día, o bien ayudando un gran capital de gracia al rezar y ofrecer lo diario por aquellos más necesitados de gracia y conversión. Cristo vuelve a hacerse hombre para volver a decirnos que Él esta y estará con nosotros hasta el fin de los tiempos.


“Los ángeles siguen cantando”

 Jesús

vuelve a hacerse niño

para decirnos

que Dios no está lejos.

 Los ángeles siguen cantando:

“Paz en la tierra

a los hombres que ama el Señor”

Pidámosle

a su indefensa omnipotencia

que doblegue y disipe

la arrogancia de la violencia;

que cancele en los corazones

el odio

e infunda en ellos

el amor;

que dentro de poco

ninguna nación del mundo

recuerde ya

lo que es la guerra

 

(Chiara Lubich)[1]



[1] Chiara Lubich, Navidad para todos, (Bs.As., Ciudad Nueva, 1999)                                                                                                                                      

                                                                                                                                                      Autor: Victor Grinenco 


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miércoles, 13 de diciembre de 2023

Salud Mental y Navidad




Estamos llegando al final del año y diciembre nos invita a realizar revisiones y reflexiones sobre nuestras acciones y logros. También es el mes de los encuentros familiares, los sentimientos profundos y la presencia (o ausencia) de seres queridos que extrañamos.Dependiendo de las circunstancias en que te encuentres, es posible que no te sientas del todo bien, por lo que es crucial validar esos sentimientos y emociones. Ignorarlos solo puede causar daño, tanto a ti como a los demás.

Es importante recordar que existen diversas formas de manejar nuestras emociones y, en caso de necesitarlo, siempre está la opción de pedir ayuda. A veces, una conversaciónabierta y honesta, ya sea con un profesional o con alguien cercano, puede ser la mejor terapia. En ocasiones, lo que realmente necesitamos es simplemente un oído atento, más que consejos.

Cada vez que celebramos la Navidad, recordamos el nacimiento de Jesús, quien asumió completamente nuestra humanidad sin abandonar su naturaleza divina. Así como Jesús aceptó desde el primer día en la tierra nuestros sentimientos, fragilidades y necesidades, nosotros también deberíamos aceptar nuestras propias emociones, ya que forman parte de nuestra humanidad.

En el relato navideño, María y José, una pareja de inmigrantes, recibieron a Jesús en medio de la incertidumbre y la emergencia. De manera similar, la comunidad que nos rodea puede ser un espacio capaz de contener nuestras fragilidades y tristezas.

Al contemplar el pesebre, recordemos la Navidad que se nos invita a vivir. Un pesebre lleno de emociones, cuidado por José y María, y acompañado por un Niño Dios que comparte no solo nuestra carne, sino también nuestras debilidades. Aunque el pesebre con la presencia de Jesús, José y María ya representa la esencia de la Navidad, podríamos considerarlo incompleto sin los misteriosos personajes que traen alegría a los niños de todos los tiempos: los Reyes Magos con sus regalos.

Invitémonos a entrar en la escena como los reyes que somos a través del bautismo, quienes, al igual que ellos, han atravesado distintas circunstancias para adorar y ofrecer sus regalos al Niño Dios.

Te propongo realizar un gesto sencillo: coloca a los pies del Niño todo lo que sientes en tu corazón, ya sean alegrías, tristezas, ansiedades, etc. También puedes depositar en ese cofrecito simbólico tus circunstancias, sueños y anhelos. Como te dije antes, a través del bautismo fuimos consagrados reyes, y al adorar al Niño, nos unimos a ese momento especial del pesebre. Nuestros regalos son muy importantes para Él, ya que los sacamos de lo más profundo de nosotros mismos, con sinceridad, ya sea desde la alegría o el dolor.

Así como los niños se alegran cuando recibe un regalo, el Niñito Jesús se llena de gozo, no sólo por nuestros regalos, especialmente por nuestra presencia. Nos quedemos un rato allí, en el pesebre más único del mundo.

Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones y que esta Navidad sea llena de significado y conexión con lo más profundo de nuestra humanidad.

Autor: Víctor Ramírez

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viernes, 1 de diciembre de 2023

Llamados a la santidad en Adviento…




En el ajetreado movimiento constante de la vida cotidiana, especialmente llegando a fin de año, nos empezamos a preparar para celebrar el nacimiento de Jesús. Comenzamos a transitar el tiempo de adviento, tiempo donde iniciamos la preparación de nuestro corazón para la llegada de Jesús. Junto a Santo Domingo te invitamos a pausar por un ratito el ajetreo cotidiano y tomarte un tiempo para reflexionar y comenzar a preparar el corazón. 

Antes de empezar ¿conoces a Domingo de Guzmán?...Santo Domingo de Guzmán nació en Caleruega, España. Sacerdote que fundó la Orden de Predicadores, conocida como los Dominicos, con el fin de predicar el Evangelio y trabajar por la salvación de las almas. Domingo fue un ferviente predicador, durante el día hablaba a los hombres de Dios y de noche hablaba a Dios de los hombres. Un gran ejemplo de santidad.

El adviento, es tiempo de preparación y reflexión, un momento que nos hace recordar que la santidad no es solo para los santos del pasado, sino un llamado actual y para todos.

Este tiempo nos invita a darnos un tiempo para reflexionar sobre nuestra vida espiritual, a llevar la mirada hacia el interior y así preparar el corazón para la llegada de Jesús.

Siguiendo el modo de Domingo, podemos usar este tiempo para profundizar nuestro vínculo con Dios y comprometernos con la búsqueda de la santidad. La oración, el estudio, la predicación, los sacrificios y la caridad son modos que preparan nuestro corazón y nos acercan a la santidad.

La oración, para Domingo, era la base, y trascendía el mero acto ritual; era una conexión íntima con lo divino. Consideraba la vida de oración constante y profunda como el medio para potenciar virtudes y acercarse cada vez más a la perfección divina. En la contemplación, buscamos la guía divina, convirtiendo la oración en un sendero de transformación interior.

El estudio ocupaba un lugar fundamental en la visión de Domingo sobre la santidad. Para él, el conocimiento profundo de la fe fortalecía la relación con Dios y proporcionaba las herramientas necesarias para predicar con eficacia. Así, la formación se convertía en una vía para la santificación personal y para la difusión de la fe a través de la evangelización, como los nutrientes esenciales que alimentan el crecimiento de las plantas.

La predicación, Domingo se destacó por sus habilidades para comunicar el Evangelio, siguiendo su ejemplo en este tiempo pensemos cómo compartir con otros nuestra fe. Desde nuestra experiencia, siendo auténticos testigos de las acciones diarias, en el sentido de compartir la Buena Nueva. 

La caridad y el servicio desinteresado se convirtieron en expresiones tangibles de la predicación, manifestando la presencia de Dios en la vida diaria, llevando consuelo y esperanza a quienes más lo necesitaban, como la lluvia que nutre la tierra sedienta.

Domingo vio que esto no podemos hacerlo solos por eso entendió la importancia de la comunidad y motivó la vida en comunidad para ayudar y fortalecer la búsqueda de santidad.

El adviento es un tiempo especialmente valioso donde podemos compartir experiencias y metas espirituales con otros fortaleciendo así el viaje hacia la santidad. 

Domingo, a través de su vida de oración, predicación y servicio, nos deja un ejemplo valioso de búsqueda de santidad, por eso, te propongo para este adviento a realizar actos concretos de servicio y caridad, a poner la fe en acción, a amar y servir a los demás.

Que este adviento, sea un tiempo de crecimiento espiritual, de compartir comunitario y de preparación para recibir a Jesús. 

Cariños Maru.

Redacción: Maru Rodríguez 


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jueves, 23 de diciembre de 2021

La alegría del pesebre




¿Por qué la navidad ya no se siente cómo antes? Fue una pregunta que me surgió al reflexionar sobre el verdadero sentido de esta festividad. La navidad es uno de mis días favoritos, y me di cuenta de que en los último años parece que existe una sensación colectiva de que la navidad es un día más, donde la importancia la ponemos en la cantidad de regalos que recibimos y todo termina ahí. ¿Por qué? Es como si el mundo siguiera de forma automática y no nos diéramos el espacio para detenernos a mirar el misterio que ocurrió en un pesebre de Belén.

Las respuestas a esta pregunta fueron varias, podemos considerar que las condiciones que hemos atravesado como humanidad en estos últimos tiempos, pueden llegar a ser desalentadoras. Una pandemia, el estar lejos de nuestros seres queridos y tantas pérdidas que han ocurrido en los últimos años nos hacen sentir que ya no hay nada que celebrar, o nos preguntamos: ¿Para qué?

La tristeza definitivamente nos aparta la mirada del propósito de la navidad: Jesús. Nos encontramos ensimismados en los problemas, frustraciones y carencias olvidando que Dios al hacerse humano nació en la simpleza.


El nacimiento de Jesús es un recordatorio de amor y esperanza que se renueva cada año, incluso cuando pasamos por épocas difíciles. Que bonito sería si supiéramos aferrarnos a ese pesebre que aunque fue sencillo y humilde, alojó a la familia sagrada de Nazaret. 

Recordar cada año que Jesús se hizo (y sigue haciéndose) chiquito para venir en medio de nosotros, por amor, debería ser la razón fundamental para que nuestros corazones se llenen de gozo; pues si vemos las escrituras, desde el primer encuentro de Dios con María a través del ángel Gabriel hay una exhortación a la alegría “Alégrate, llena eres de Gracia”. 

Esa misma alegría fue transmitida a los pastores al recibir el mensaje del ángel «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lucas 2:10)
 
Hoy, Dios nos habla como a María y a los pastores, invitándonos a confiar y a llenarnos de gozo por la llegada del Mesías, pues «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor. El gran gozo anunciado por el ángel, la noche de Navidad, lo será de verdad para todo el pueblo, tanto para el de Israel que esperaba con ansia un Salvador, como para el pueblo innumerable de todos aquellos que, en el correr de los tiempos, acogerán su mensaje y se esforzarán por vivirlo.» - (Pablo VI, Exhort. Ap. Gaudete in Domino), quién conoce a Dios no debería alojar la tristeza en su corazón por mucho tiempo.

Ojalá que este año puedas contemplar el pesebre que es tu vida, desviar la mirada de aquello que nos roba la alegría y descubrir gozo en el misterio del nacimiento de Jesús, como un acontecimiento importantísimo que cambió el rumbo de la historia de la humanidad, desde lo simple y humilde para enaltecer al Salvador.

Te invito a pedirle a Dios que renueve tu alegría y tu esperanza con esta canción:




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domingo, 1 de diciembre de 2019

1° Domingo de Adviento - "Si Jesús dice que vendrá, entonces es que hay una puerta abierta" - Diego Fares, SJ



En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Así como pasó en los días que precedieron al diluvio, que la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que entró Noé en el arca; y no se dieron cuenta de nada, hasta que sobrevino el cataclismo y los arrastró a todos, así será también el Adviento del Hijo del hombre. Entonces habrá dos hombres en el campo: uno será tomado y uno abandonado; dos mujeres estarán moliendo con la muela, una será tomada y una abandonada. Vigilen, pues, porque no saben qué día viene su Señor. Sepan esto: si el amo de casa supiera a qué hora de la noche viene el ladrón, vigilaría y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, también ustedes estén preparados, porque a la hora menos pensada viene el Hijo del hombre (Mt 24, 37-44).
  
Contemplación
La contemplación al comienzo del Adviento es muy simple. Se basa en una verdad que a veces se nos tapa, y es ésta: si Jesús dice que vendrá, entonces es que hay una puerta abierta.
Si vino una vez, si viene a consolarnos cada día mientras vamos de camino por la vida, si vendrá trayendo consigo el último día, significa que tenemos que mirar hacia allí donde la realidad es una puerta abierta.
Como cuando uno espera la salida del sol y concentra la mirada allí donde el cielo irradia ese esplendor de luz primero blanca y luego amarillo como oro fundido.
El libro del Génesis nos regala la primera imagen de la creación como la de la luz que se abre espacio en medio del caos y las oscuras tinieblas. Dijo Dios: Haya Luz. Y la luz se hizo” (Gn 1. 2-3). Las cosas son lo que son, pero tienen un lugar abierto en sí para dar a luz algo mejor. Las estrellas son estrellas desde hace quince mil millones de años –cada una con sus planetas y asteroides girando alrededor- y lo siguen siendo, pero en nuestro planeta, hace 2.700 millones de años, surgió algo totalmente nuevo: se abrió paso la vida fotosintética de las plantas marinas. Las plantas siguen siendo plantas desde entonces, pero en ellas –en su estructura íntima- hubo espacio para que se abriera paso la vida animal. Los animales siguen siendo animales desde entonces, pero en su estructura íntima hubo espacio abierto para que hace menos de dos millones de años, adviniéramos nosotros, los hombres: la vida autoconsciente y libre, la vida espiritual. Los hombres seguimos siendo animales racionales, cosa que una cultura que se dice agnóstica, se empeña en querer demostrar… Como si no bastara con ver en el noticiero las noticias sobre Mosul o estudiar nuestros propios comportamientos egoístas, para darnos cuenta de que somos eso, simples animales, a los que la razón nos permite “salirnos de los límites” y experimentar sobre nuestra propia vida y, lo que es muchas veces muy triste, sobre la vida de los demás.
Es importante esta verdad: que si no nos abrimos a ese “algo más”, que hizo que surgiéramos desde el interior de las otras especies, y damos a luz “algo mejor”, no sólo somos “simples animales racionales”, sino que nos convertimos en algo negativo. La racionalidad, cuando no se abre al corazón, se enfría y, paradójicamente, esto hace que nuestras pasiones animales pierdan sus límites naturales y enloquezcan.
¿Qué sino paranoia es esa violencia que convierte la lucha natural por un pedazo de carne, propia de un lobo tanto como de una gaviota, en la fabricación y venta organizada a escala mundial de armas de todo tipo, incluso químicas, que bombardea poblados indefensos y hace explotar bombas humanas en aeropuertos? ¿Qué sino exacerbación frenética es una sexualidad que convierte la expresión del amor y la fecundidad en una industria de pornografía y recurre a la trata de personas –incluso niños y niñas- para alimentarla? ¿Qué sino delirio es una industria que produce cosméticos con carne humana y deja que se pudran toneladas de alimento mientras millones de personas padecen hambre y los niños nacen y viven desnutridos? Paranoia, exacerbación frenética, delirio… El mal, antes que problema moral, es locura que sólo la razón y una obcecada libertad pueden sostener.
Cuando cerramos la puerta a esta apertura que es constitutiva de toda realidad, no solo nos apartamos de Dios, sino que engendramos en nuestro interior algo peor que un simple “animal racional”. Le abrimos la puerta a la locura del mal.
Lo que narra el Génesis en el relato del Diluvio no es simple pasado, sigue siendo actual: “Vio Dios que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo”. Esto hizo que le pesara “a Dios haber creado al hombre en la tierra y se indignó su corazón” (Gn 6, 5-6).
La imagen de Noé construyendo el Arca, es la imagen que contrasta con toda esta locura. Aunque parezca poca cosa: “Basta un hombre bueno para que haya esperanza” dice de él Laudato Si (71).

lunes, 24 de diciembre de 2018

"Te pido por..." - Monseñor Angelelli - Mensaje de Navidad 1971


Te pido por los que esta noche no tienen nada para armar una mesa ... Somos nosotros los culpables ... Tú nos diste lo suficiente para que alcance para todos .. Pero somos egoístas y duros para con nuestros hermanos. Te pido por lo que están solos; por lo que no tienen dinero para el pasaje y así poderse juntarse con familia. Te pido por los ancianos, por los enfermos, por los hermanos que están en la cárcel. Te pido por todos los Hogares de la Rioja ... Por los chicos y por la juventud. .Habría tantas cosas para pedirte! Tú sabes que es difícil concretar la: Salvación y la Liberación que trajiste en Tu Persona ... Algunos se molestan ... Es que Tu Buena Nueva no es tan fácil de vivirla ... Es que a veces el dinero ... el poder o un efímero status social nos hace perder el verdadero sentido de la vida y de las cosas ... Danos creatividad, coraje, constancia y valentía para que vayamos solucionando viviendas indignas, creando fuentes de trabajo; to-do el problema de la salud, de la educación, del descanso ... Danos esperanza y alegría para vivir... que no nos cansemos ... Tú nos iluminaste para que hiciéramos un Concilio en tu Iglesia .... para que nosotros los cristianos fuéramos los testigos de tu Evangelio ... pero ¿te das cuenta lo que cuesta llevarlo a la práctica? Te pido por los que nos conducen como pueblo organizados: ayúdalos a que compartan más con su pueblo ... que no los aten tantos intereses. Te pido por mi presbiterio, por mis hermanas religiosas y por los laicos ...que te seamos fieles en esta hora difícil. .. Que las "añadiduras" no nos hagan perder la dimensión de la misión comprometida que un día asumimos en tu nombre y con tu gracia. Te pido por mí. .. me conoces mejor que cual-quiera ... Sabes hasta donde doy y hasta donde no, que te sea fiel y sea un buen pastor de mi pueblo ... Que los ayude a que todos "pechemos juntos" 

(Monseñor Angelelli Fragmento del Mensaje de Navidad de 1971)




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domingo, 24 de diciembre de 2017

Oración de la Noche Buena - Mons. Angelelli





Señor…

yo te pido esta noche,

que nos des a cada uno de nosotros,

valentía, coraje y decisión.

Porque hay muchas cosas por hacer,

casas dignas para tantos que son tus hijos,

hay que hacer y buscar fuentes de trabajo

porque no hay pan.

Hay que buscar, no sé cuántas soluciones,

para curar las enfermedades,

y hay que solucionar los problemas

de la educación y el descanso.

¡Cuántas cosas

te tendría que pedir esta noche!!

Señor, yo te pido por mí mismo,

una cosa fundamental:

Que me hagas fiel,

que no me canse nunca

de pronunciar tu nombre.

Y caminar con mi pueblo,

ayudándole a que todos pechemos juntos.

Amén.

 (Mons. Enrique Angelelli, Misa de Nochebuena, La Rioja 1971)


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sábado, 24 de diciembre de 2016

"LA NAVIDAD DEL BICENTENARIO ARGENTINO (1816 – 2016)" - Pbro. Dr. Pablo Nazareno Pastrone

(Revista Criterio, 22 de diciembre de 2016)

Queridos amigos en vísperas de Navidad les comparto un artículo del Pbro. Dr. Pablo Pastrone publicado en la Revista Criterio el 22 de diciembre de 2016.
(http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2016/12/22/la-navidad-del-bicentenario-argentino-1816-2016/)


"A LA NAVIDAD DEL BICENTENARIO ARGENTINO  (1816 – 2016)"



Según una firme y sostenida tradición, durante la cena de la Nochebuena de 1816, el General Don José de San Martín habría encomendado a un grupo de mujeres la confección de la Bandera del Ejército de los Andes, con el propósito de bendecirla la Noche de Reyes de 1817, ceremonia en la que se nombraría a Nuestra Señora del Carmen como Patrona de dicho Ejército en la Iglesia Matriz de Mendoza.

La Bandera pretendía ser, sin lugar a dudas, la proclama simbólica de la Independencia de la Nación y de su futuro, de la que se hacía eco el grito jubiloso de los libres del mundo, misión a la que las tropas patrióticas se habían entregado generosamente. En efecto, el conjunto de signos que conforman tal insignia lo manifiestan patentemente, a saber: el gorro frigio de la igualdad; las manos unidas de la fraternidad; la pica del trabajo; el sol de la libertad y de la unidad nacional; los laureles que cantan la gloria y las Montañas como imagen del terruño y de la esperanza de ver cumplido el sueño americano.

Este dato histórico evocado en las vísperas de la Navidad del 2016, me inspira una reflexión acerca de los doscientos años transcurridos como país emancipado, pero sobre todo, bien valga, un pensamiento referido al presente, al “aquí y ahora” de nuestras circunstancias:

La igualdad: “La democracia lleva el nombre más bello que existe: igualdad”, esta frase del célebre Heródoto (484 – 425 a. C.), el padre de la historiografía, nos ayuda a comprender el verdadero sentido de una forma de gobierno llamada a dar participación al “pueblo”, como su misma denominación etimológicamente lo indica (Demo-kratía: reino de la gente). En la actualidad, sobran las malas noticias de las “desigualdades” forzadas, las discriminaciones y atropellos. Al respecto, Francisco, el papa argentino, expresó muy lúcidamente en una oportunidad: “La Patria florece cuando vemos en el trono a la noble igualdad, como bien dice nuestro himno nacional. La injusticia en cambio lo ensombrece todo. ¡Qué triste es cuando uno ve que podría alcanzarse perfectamente para todos y resulta que no!”.  ¿No será que estamos frente a una suerte de bullying social establecido, del que el acoso escolar o barrial, que tanta indignación nos produce, es, ni más ni menos, que un botón de muestra o la punta del iceberg de una enfermedad global? Cabe admitir, que el “igualitarismo”, malsano como muchos “ismos”, tampoco producirá frutos de justicia. No es posible una homogeneidad monolítica, tosca y “pegoteada” en un mundo tan vasto y rico, que desde antiguo se lo llamó sabiamente Universo, Uno pero Diverso.

La fraternidad: “Quiero ser el hermano del hombre blanco, no su hermano político”. Este anhelo de Martin Luther King, el famoso líder de los derechos civiles de los afroamericanos en EEUU, asesinado por sus ideales, abre perspectivas, aún más allá de los horizontes de nuestra Patria. Soñar con un mundo hermanado puede llegar a sonar utópico, realidad que no nos debe impedir seguir soñando y despertar ofreciendo las manos a la obra. Considerar al otro como hermano supone no sólo reconocer la igualdad de condiciones sino también admitirlo como miembro de la misma familia, cuyo lazo supera armónicamente las diferencias individuales. 

La libertad y la unidad nacional: Rousseau, uno de aquellos cuyas ideas inspiraron la Revolución Francesa, expresó crudamente que: “La libertad no es un fruto que crezca en todos los climas, causa de que ésta no esté al alcance de todos los pueblos”. Pienso que no tenía razón. El mismo misterio de la libertad humana puede revertir tal situación. Debemos educarnos para ser libres pues no se nace para esclavo. “Seamos libres que lo demás no importa nada”, diría desde nuestro suelo el Libertador San Martín. Las modernas formas de esclavitud –no hace falta consignarlas– y, que asedian también a la Argentina, evidencian tristemente que todavía nos cuesta comprender del todo esta realidad.

El trabajo: Concebir el trabajo como medio para alcanzar el bien común de la sociedad nos salvará de los egoísmos tanto personales como colectivos, deseosos de transformar juntos nuestra Tierra. 

La gloria: “los laureles que supimos conseguir” hay que conservarlos “sin dormirnos en ellos”, como dice el dicho popular. Pero, ¿dónde ponemos nuestra gloria los argentinos? O, mejor, ¿cuál es nuestra gloria? ¿Cultura? ¿Solidaridad? ¿Dinero? ¿Entretenimientos? Dejamos estos interrogantes para la tranquila reflexión de los lectores.  

            Las montañas: El sueño de la Patria Grande que encendía el corazón de nuestros antiguos próceres tendría que llevarnos hoy a contemplar al que sufre, al desvalido, a las “otras patrias”, no volver nunca las espaldas a las necesidades de los demás. Imperativo que también nos tiene que conducir a tomar conciencia del cuidado de nuestra casa común, la naturaleza, como dijera Francisco en la encíclica Laudato Si.

            Finalmente, los colores azul-celeste y blanco nos remiten inmediatamente al campo de los altos ideales que, aunque caminemos siempre por debajo de ellos, la Patria no se logra construir sin un Norte adónde dirigirse, sin una brújula que nos indique el sendero.  

 Termino. La Bandera del Ejército de los Andes, reliquia del pasado, nos prestó metafóricamente su simbología para aplicarla a nuestra realidad concreta. ¿Podremos nosotros en esta Navidad del Bicentenario, enarbolar un nuevo estandarte, signo de un compromiso real que queremos asumir en favor del medro de nuestro pueblo? O, ¿sólo desplegaremos slogans residuales que ya no nos identifican y, peor aún, que resultan hoy impracticables? También nos iluminaron los dichos de personajes ilustres de distintos tiempos y espacios en orden a trascender las fronteras y perfilar una sinfónica síntesis en la diversidad multicultural: entre lo universal y lo particular, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo nacional y lo internacional, entre lo grande y lo pequeño e infinitos binomios que se nos ocurran. Prodigiosa y bella amalgama que tanto entusiasmó a San Pablo –si hablamos desde una perspectiva cristiana– “Ya no se distinguen judío ni griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos ustedes son uno con Cristo Jesús” (Gál 4, 28). Equidad que no denota ningún tipo de confusión ni “mezcolanza”, más bien al contrario, la hermosa distinción que nos iguala es una sola: el hecho de ser todos hijos de Dios. En una época de crisis institucional y de caída de casi todos los relatos, una prudencial “vuelta a las fuentes” puede tirar algunas pistas para orientar la renovación profunda que necesitamos urgentemente. ¡Feliz Navidad 2016!

Pbro. Dr. Pablo Nazareno Pastrone



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jueves, 7 de enero de 2016

MI HUMILDE PESEBRE





Queridos amigos hoy quiero compartir con ustedes mi humilde pesebre:

Maria: Mujer del gran Si, servidora fiel del Señor, modelo de madre, la llena de gracia y quizás me falten palabras para definir a la gran madre que recibimos aquel día de la crucifixión de Jesús.
María al recibir el anuncio del angél respondió:
  «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38)

Ella es nuestra madre, nuestro modelo de fe que nos debe animar a aceptar día a día la voluntad de Dios, también nos enseña a mantenernos firmes ante el dolor entregandonos en su brazos y confiando en la fuerza que viene de Dios.

José: Aquel hombre que en sueños escuchaba la voz de Dios y cumpliá su voluntad.
"El Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa." (Mt 1,20.24)

En José encontramos el dilema entre Razón y Fe, le costaba aceptar desde la razón pero al escuchar la voz de Dios en sueños acepta por fe su voluntad.
A veces no comprendemos los designios de Dios pero tratemos de mirarlos con ojos de fe para poder aceptarlos.

Jesús: Sin duda, el gran protagonista del pesebre, aquel Dios que se hizo hombre para nuestra salvación.
 "El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. (Filipenses 2,6-8) 

Nuestro salvador nació en un pesebre, eligió la sencillez y la humildad para venir al mundo y entregar su vida por la salvación de todos asumiendo nuestros pecados. Él nos dice: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré." (Mt 11,28)

Corderos: También he colocado una familia de corderos por la profecia de Isaías: "Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. (Is 53,7-8)

Jesús será aquel cordero muerto en la cruz, crucificado por su pueblo. Ya que desde su nacimiento en el pesebre hasta su muerte en la cruz se cumple la promesa de Dios.

Pastor con un candíl: También he colocado un pastor con un candil que trae la luz, ya que el mismo Jesús es la luz que viene a iluminar nuestras vidas para sacarnos de la oscuridad del pecado.  
"Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida»." (Jn 8,12)

La estrella: Es la guía del Espíritu Santo que nos lleva a Jesús, nuestro rey y salvador, seamos perseverantes siguiendo en las tinieblas de la noche la luz de la estrella. También debemos ser estrella para otros y guiarlos hasta el encuentro con Jesús.
«¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». (Mt 2,2)



Los Reyes Magos: "Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo. 
 La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra." (Mt 2, 1-2. 9-11)

Los Reyes nos enseñan que tenemos que ofrecer lo que tenemos a Jesús para honrarlo como nuestro rey y salvador. Que el Espíritu Santo nos guíe para entregarnos día a día como ofrenda de amor al Padre. 


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miércoles, 24 de diciembre de 2014

SAN AGUSTÍN NOS INVITA CELEBRAR EL NACIMIENTO DE JESÚS




De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999) 

LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO 

Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre. 


Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte. 


martes, 25 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD!!!




Evangelio del dia según San Juan 1,1-18.


Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. 
Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. 
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 
El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. 
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. 


Comentario del Evangelio del día por Beato Guerrico de Igny: “Y el Verbo se hizo carne”


    “Porque un niño nos ha nacido " (Is 9,5). Sí, verdaderamente por nosotros, porque esto no es por él, ni por los ángeles. En absoluto por él: este nacimiento en efecto no le daba la existencia ni se la mejoraba, ya que, antes de nacer en el tiempo, él mismo existía desde toda eternidad y poseía la felicidad perfecta, Dios nacido Dios (cf Credo)...

    Siendo Dios nacido de Dios, se hizo niño por nosotros. En cierto modo, él mismo se separaba y atravesaba de un salto a los ángeles para venir hasta nosotros y hacerse uno de nosotros. "Anonadándose" y descendiendo por debajo de los ángeles (He 2,7), se hizo igual a nosotros. Mientras que por su nacimiento eterno, era su propia felicidad y la de los ángeles, por su nacimiento en este mundo por nosotros, se hizo nuestra redención, porque nos veía penar solos bajo el pecado original de nuestro propio nacimiento.

    Jesús niño, tu nacimiento es nuestra felicidad: ¡digno de nuestro amor! Endereza nuestro nacimiento, restaura nuestra condición, elimina nuestras heridas, cancela la sentencia que condenaba nuestra naturaleza (Col. 2,14). En lo sucesivo los que se afligían por un nacimiento que les presagiaba pena y dolor, ahora pueden renacer colmados de felicidad. Porque "a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios" (Jn 1,12)...

    ¡Por tu natividad, eres a la vez Dios e hijo del hombre! Por ella "tenemos acceso a esta gracia en la cual nos encontramos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria” de hijos de Dios (Rm 5,2). ¡Qué admirable intercambio! Asumiendo nuestra carne, nos regalas tu divinidad; vaciado de ti mismo, nos colmaste.


Ahora comparto el mensaje del proyecto Webangelio 3.0 que se lleva adelante a través de Facebook, mas información de este proyecto: http://www.tecnoevangelizacion.com.ar/2012/08/webangelio-30.html

Ha llegado el gran día, ha nacido el Mesías, el Salvador, ha nacido Jesucristo y con él se nos ha regalado la gracia y la verdad. Recibamos en nuestro corazón a Jesús, dejemos que él nazca en nuestras vidas y que nos haga renacer en la Fe y así renunciemos a la vida pasada, al hombre viejo aquel que que andaba turbado por el pecado. Que reine la paz y el amor en nuestras vidas. FELIZ NAVIDAD!!!





Dos vídeos muy interesante sobre la Navidad:  

Historia de Navidad


                                                   La Navidad en el siglo XXI