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domingo, 20 de noviembre de 2022

Cristo, ven a reinar...


En esta jornada que celebramos a Cristo Rey, te invito a que recemos juntos esta oración, pidiendo que Cristo venga a reinar en nuestras vidas:

Señor, ven a reinar en mi corazón

Señor, ven a reinar en mis sentimientos

Señor, ven a reinar en mis pensamientos

Señor, ven a reinar en mis palabras

Señor, ven a reinar en mi familia, amigos y comunidad

Señor, ven a reinar en todos mis vínculos

Señor, ven a reinar en mis actitudes

Señor, ven a reinar en mi fragilidad

Señor, ven a reinar en mis talentos

Señor, ven a reinar en mis proyectos

Señor, ven a reinar en mis redes sociales

Señor, ven a reinar en mi vocación

Señor, ven a reinar en todo mi ser


Diego Olivera


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sábado, 21 de noviembre de 2020

"Fiesta de Cristo Rey" - Homilía de Monseñor Angelelli




Saludos: a los Músicos de la banda y a cuantos se dedican a este noble arte, a las Enfermeras de toda la provincia que con abnegación sirven nuestros enfermos en hospitales, clínicas y casas particulares, a los chicos que han finalizado su primaria.

Hoy celebra la Iglesia la fiesta litúrgica de Cristo Rey y pone fin a todo el tiempo llamado ordinario, después de Pentecostés, que nos ha llevado a meditar sobre la Iglesia y su misión en el mundo hoy. En los textos leídos en la Biblia nos da el alimento para nuestra meditación dominical, Jesús le dice a Pilato que él es Rey que anuncia el Reino de Dios entre los hombres, que el Reino ya ha comenzado con Él desde su Encarnación en el seno de María, la Vírgen. Conocer a Jesús es conocer el Reino del Padre de los cielos. Este Reino es: Reino de Verdad, de Vida, de Paz, de Justicia, de Amor. No es de este mundo ¿por qué?, porque su contenido lo trae del Padre, es la misma vida de Dios participada a nosotros los hombres. Es la Vida, la Comunión, el Amor, la Misión salvadora que Jesús trae del Seno de la Santísima Trinidad. Es para todos los hombres y para cada hombre, sin distinción alguna. Para eso vino al mundo, para ser Rey, no para dominar, sino para servir.

Amigos: el Papa Pablo VI nos decía a más de seiscientos obispos latinoamericanos el 24 de noviembre de 1965, sobre nuestra Misión Pastoral: "América Latina presenta una sociedad en movimiento, sujeta a cambios rápidos y profundos. En el Pastor se determina una primera actitud: defender lo que existe; pero esto no basta, ya sea porque lo que existe no es adecuado a toda la población y todas las necesidades, ya sea también porque aún lo que existe está compenetrado y arrastrado por el movimiento y la transformación. El Pastor debe advertir -continúa el Papa que no faltan lamentablemente, quienes permanezcan cerrados al soplo renovador de los tiempos y que se muestran faltos no sólo de sensibilidad humana, sino aún de una visión cristiana de los problemas que se agitan a su alrededor".

...Se diría que la Fe del pueblo latinoamericano debe alcanzar todavía una plena madurez de desarrollo...
"El Pastor debe advertir que el momento es propicio; el Concilio ha suscitado un fuerte despertar de energías que hay que saber alimentar y poner en acción; ha producido una esperanza ardiente que es preciso no defraudar; deberá tener siempre abiertos los ojos sobre el mundo, porque la observancia y la vigilancia evangélica deben continuar, porque el mundo cambia y es necesario satisfacer las crecientes exigencias e interpretar las nuevas necesidades. El sabrá servirse de la ayuda de especialistas en la reflexión teológica y sociológica. El Pastor hará uso amplio e inteligente de los datos sociológicos y elaborados acerca de las condiciones religiosas de su diócesis.

Invitará a sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos con espíritu de fraternal entendimiento a la renovación querida por el Concilio partiendo del exacto conocimiento de las situaciones y de la urgencia del trabajo... 
La conciencia de ser y de querer ser hombre de nuestro tiempo nos hará conocer también la necesidad imperiosa y la medida exacta de nuestra participación humilde, pero sincera, en la solución de los problemas humanos y de la hora actual". Y como decíamos el domingo pasado, el mismo Pablo VI nos despedía a los Obispos aquel 8 de diciembre de 1965 para que cargados cada uno con el fruto de las deliberaciones conciliares, lleváramos la doctrina católica auténtica del Concilio, confirmada por la asistencia del Espíritu Santo, a nuestras diócesis para que fuera alimento y fermento de un nuevo rejuvenecer de la Iglesia en el mundo actual.

Mediamos y medimos la responsabilidad de sucesores de los apóstoles y de maestros auténticos de la Fe, en comunión con los demás obispos y con Pedro. Toda la Iglesia, por fidelidad a su pasado, a su historia y a la Tradición Viva a través de los siglos, debía entrar en una profunda, equilibrada y madura revisión y renovación interior en todos y cada uno de los cristianos, sus hijos, para que aparezca como Signo de Salvación puesto por Dios entre los hombres. Este hecho auspicioso y cargado de esperanzas, traería y trae consigo el precio de toda verdadera renovación y rejuvenecimiento: la CRUZ, el Dolor purificante de toda redención capaz de engendrar vida nueva, que es la VIDA DE LA PASCUA DEL SEÑOR.

El Concilio no trae sólo cambios de métodos sino algo mucho más profundo, cambios de mentalidad, de actitudes, actitudes nuevas, que respondan mejor a un genuino espíritu evangélico, actitudes que lleven a una Fe adulta, responsable de los compromisos asumidos en el Bautismo. Porque la Iglesia no sigue los criterios y los módulos humanos, sino aquello de Pablo: en la debilidad y en la escoria construye su Reino. Doce hombres pescadores, son elegidos para hacerlos fundamentos de su Iglesia: son débiles, el que será cabeza le negara tres veces; esperan un Reino Temporal; son miedosos ante el escándalo de la Cruz, huyen, son incultos. Pero para hacer brillar la fuerza que viene de Dios, los confirmará con el Espíritu Santo y hará de ellos, testigos, hombres comprometidos, que sellarán su testimonio de anunciadores de la Muerte y Resurrección del Señor con la propia vida.

Se necesita, amigos, ser muy sencillos de corazón para entender a Jesús, que se proclama Rey, este Jesús no condena a la pecadora si los otros no le tiran la primera piedra. Acoge a Nicodemo y le habla que tiene que nacer de nuevo en el Espíritu Santo; no teme echar a los mercaderes del Templo; denuncia la hipocresía de los fariseos. Alaba al publicano; siente todo el peso de la Pasión que se avecina. A Pedro lo reprende como hombre de poca Fe; a la Samaritana le describe toda su historia personal pero al mismo tiempo la llama a que tome el agua viva que salta hasta la vida eterna. ¿Qué les dice a los de Emaús?, que son tardos y duros de entender las Escrituras y que ¿no entienden que el Cristo tiene antes que morir en la Cruz para resucitar? Que si el grano no muere no da fruto. Que a quién a vosotros escucha, a Mi me escucha. Quién a vosotros persigue a Mí me persigue. Que llora sobre Jerusalén porque no recibe al Señor, le sobrevendrán ruinas y destrucción. Que condena a quienes cuelan el mosquito y por dentro son sepulcros blanqueados y lobos rapaces. Que nos describe la Paternidad de Dios y su gran Misericordia en la acogida del hijo pródigo y no aprueba la conducta arrogante, mezquina y cerrada al hermano, en el hijo mayor de la parábola. Que deja a las noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la perdida para que sea acogida con gozo y alegría por quienes están en el corral.

Así Jesús anuncia su Reino. Reino de Verdad y de Vida, Reino de Paz y Justicia. Reino de Amor. No teme hacerse hombre, mezclarse con los hombres, tomar todo lo nuestro menos el pecado, pero cargará el pecado de los hombres, que lo acusarán de endemoniado y amigo de juntarse con pecadores y publicanos. Es decir hombres mal vistos por quienes creían tener el monopolio de la verdad y de la virtud. Y por amor al Hombre, para y por el hombre herido por el pecado, irá hasta la muerte y muerte de Cruz. Esta es la prueba más estupenda del amor y el servicio al amigo. Nos convoca a ser perfectos como el Padre de los cielos.

Amigos: las características del Reino traído por Cristo, debe hacernos reflexionar seriamente a todos nosotros. No podemos construir el Reino del Señor, hacerlo crecer entre nuestros hermanos, si excluimos, condenamos, nos alimentamos con el comentario fácil, superficial. "Temo al Señor que pasa" decía San Agustín. Es hora de despertar de nuestro letargo, si la Fe nuestra ya no nos hace hacer opciones en la vida. La Fe es operante, transformante, comprometedora, signo de contradicción. Mientras muchos hermanos nuestros riojanos se debaten en la extrema necesidad material, espiritual y moral, no escandalicemos con nuestras actitudes que contradicen a la Verdad, a la Vida de Dios, a la Paz, a la Justicia y al Amor, característica del Reino de Dios.

Padres y Madres de Familias: piensen en sus hijos cuando asumen determinadas actitudes ¿son verdaderamente cristianas, justas, fruto de la caridad? Démosle a nuestra juventud y a nuestros niños el testimonio de que vivimos una Fe sincera y madura.

Amigo, usted que me escucha, si ama a su Iglesia y la quiere de verdad, no mezclemos criterios puramente humanos y personales con los criterios que da la FE CRISTIANA para discernir cualquier acontecimiento de la vida diaria; escandalizamos y cerramos la puerta de quienes con corazón recto y comprometidos con la suerte de sus hermanos buscan descubrir el rostro y la Voz de Dios en el clamor justo y legítimo de los que sufren, de los que tienen hambre de pan, de cultura y de Dios; abramos los ojos y dilatemos el corazón para saber percibir que una sociedad nueva se está gestando y que la Iglesia, nosotros los cristianos, debemos acompañar este doloroso alumbramiento para que nazca con el sello de Dios. ¿No le parece, amigo, que no hay tiempo que perder?

Homilía de Monseñor Enrique Angelelli, 22 de noviembre de 1970


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domingo, 25 de noviembre de 2018

Homilía de Cristo Rey - Mons. Angelelli



Samuel 5,1-3. / Salmo 122(121),1-2.4-5. / Colosenses 1,12-20.

Evangelio según San Lucas 23,35-43.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!". Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos". Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".
Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". 
El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Homilía de Monseñor Enrique Angelelli (22 de noviembre de 1970
Misa Radial):

Saludos: a los Músicos de la banda y a cuantos se dedican a este noble arte, a las Enfermeras de toda la Provincia que con abnegación sirven nuestros enfermos en hospitales, clínicas y casas particulares, a los chicos que han finalizado su Primaria.

Hoy celebra la Iglesia la Fiesta Litúrgica de Cristo Rey y pone fin a todo el tiempo llamado después de Pentecostés, que nos ha llevado a meditar sobre la Iglesia y su misión en el mundo hoy.

En los textos leídos en la Biblia nos da el alimento para nuestra meditación dominical, Jesús le dice a Pilato que él es Rey que anuncia el Reino de Dios entre los hombres, que el Reino ya ha comenzado con El desde su Encarnación en el Seno de María, la Virgen. Conocer a Jesús es conocer el Reino del Padre de los cielos. Este Reino es: Reino de Verdad, de Vida, de Paz, de Justicia, de Amor. No es de este mundo ¿por qué?, porque su contenido lo trae del Padre, es la misma vida de Dios participada a nosotros los hombres. Es la Vida, la Comunión, el Amor, la Misión salvadora que Jesús trae del Seno de la Santísima Trinidad. Es para todos los hombres y para cada hombre, sin distinción alguna. Para eso vino al mundo, para ser Rey, no para dominar, sino para servir.

Amigos: el Papa Pablo VI nos decía a más de seiscientos obispos latinoamericanos el 24 de noviembre de 1965, sobre nuestra Misión Pastoral: "América Latina presenta una sociedad en movimiento, sujeta a cambios rápidos y profundos. En el Pastor se determina una primera actitud: defender lo que existe; pero esto no basta, ya sea porque lo que existe no es adecuado a toda la población y todas las necesidades, ya sea también porque aún lo que existe está compenetrado y arrastrado por el movimiento y la transformación. El Pastor debe advertir -continúa el Papa que no faltan lamentablemente, quienes permanezcan cerrados al soplo renovador de los tiempos y que se muestran faltos no sólo de sensibilidad humana, sino aún de una visión cristiana de los problemas que se agitan a su alrededor". ...Se diría que la Fe del pueblo latinoamericano debe alcanzar todavía una plena madurez de desarrollo...

"El Pastor debe advertir que el momento es propicio; el Concilio ha suscitado un fuerte despertar de energías que hay que saber alimentar y poner en acción; ha producido una esperanza ardiente que es preciso no defraudar; deberá tener siempre abiertos los ojos sobre el mundo, porque la observancia y la vigilancia evangélica deben continuar, porque el mundo cambia y es necesario satisfacer las crecientes exigencias e interpretar las nuevas necesidades. El sabrá servirse de la ayuda de especialistas en la reflexión teológica y sociológica. El Pastor hará uso amplio e inteligente de los datos sociológicos y elaborados acerca de las condiciones religiosas de su diócesis. Invitará a sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos con espíritu de fraternal entendimiento a la renovación querida por el Concilio partiendo del exacto conocimiento de las situaciones y de la urgencia del trabajo... La conciencia de ser y de querer ser hombre de nuestro tiempo nos hará conocer también la necesidad imperiosa y la medida exacta de nuestra participación humilde, pero sincera, en la solución de los problemas humanos y de la hora actual".

Y como decíamos el domingo pasado, el mismo Pablo VI nos despedía a los Obispos aquel 8 de diciembre del 65 para que cargados cada uno con el fruto de las deliberaciones conciliares, lleváramos la doctrina católica auténtica del Concilio, confirmada por la asistencia del Espíritu Santo, a nuestras diócesis para que fuera alimento y fermento de un nuevo rejuvenecer de la Iglesia en el mundo actual. Mediamos y medimos la responsabilidad de sucesores de los apóstoles y de maestros auténticos de la Fe, en comunión con los demás obispos y con Pedro.

Toda la Iglesia, por fidelidad a su pasado, a su historia y a la Tradición Viva a través de los siglos, debía entrar en una profunda, equilibrada y madura revisión y renovación interior en todos y cada uno de los cristianos, sus hijos, para que aparezca como Signo de Salvación puesto por Dios entre los hombres. Este hecho auspicioso y cargado de esperanzas, traería y trae consigo el precio de toda verdadera renovación y rejuvenecimiento: la CRUZ, el Dolor purificante de toda redención capaz de engendrar vida nueva, que es la VIDA DE LA PASCUA DEL SEÑOR.

El Concilio no trae sólo cambios de métodos sino algo mucho más profundo, cambios de mentalidad, de actitudes, actitudes nuevas, que respondan mejor a un genuino espíritu evangélico, actitudes que lleven a una Fe adulta, responsable de los compromisos asumidos en el Bautismo.

Porque la Iglesia no sigue los criterios y los módulos humanos, sino aquello de Pablo: en la debilidad y en la escoria construye su Reino. Doce hombres pescadores, son elegidos para hacerlos fundamentos de su Iglesia: son débiles, el que será cabeza le negara tres veces; esperan un Reino Temporal; son miedosos ante el escándalo de la Cruz, huyen, son incultos. Pero para hacer brillar la fuerza que viene de Dios, los confirmará con el Espíritu Santo y hará de ellos, testigos, hombres comprometidos, que sellarán su testimonio de anunciadores de la Muerte y Resurrección del Señor con la propia vida.

Se necesita, AMIGOS, ser muy sencillos de corazón para entender a Jesús, que se proclama Rey, este Jesús no condena a la Pecadora si los otros no le tiran la primera piedra. Acoge a Nicodemo y le habla que tiene que nacer de nuevo en el Espíritu Santo; no teme echar a los mercaderes del Templo; denuncia la hipocresía de los fariseos. Alaba al publicano; siente todo el peso de la Pasión que se avecina. A Pedro lo reprende como hombre de poca Fe; a la Samaritana le describe toda su historia personal pero al mismo tiempo la llama a que tome el agua viva que salta hasta la vida eterna. ¿Qué les dice a los de Emaús?, que son tardos y duros de entender las Escrituras y que ¿no entienden que el Cristo tiene antes que morir en la Cruz para resucitar?

Que si el grano no muere no da fruto. Que a quién a vosotros escucha, a Mi me escucha. Quién a vosotros persigue a Mí me persigue. Que llora sobre Jerusalén porque no recibe al Señor, le sobrevendrán ruinas y destrucción. Que condena a quienes cuelan el mosquito y por dentro son sepulcros blanqueados y lobos rapaces. Que nos describe la Paternidad de Dios y su gran Misericordia en la acogida del hijo pródigo y no aprueba la conducta arrogante, mezquina y cerrada al hermano, en el hijo mayor de la parábola. Que deja a las noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la perdida para que sea acogida con gozo y alegría por quienes están en el corral.

Así Jesús anuncia su Reino. Reino de Verdad y de Vida, Reino de Paz y Justicia. Reino de Amor. No teme hacerse hombre, mezclarse con los hombres, tomar todo lo nuestro menos el pecado, pero cargará el pecado de los hombres, que lo acusarán de endemoniado y amigo de juntarse con pecadores y publicanos. Es decir hombres mal vistos por quienes creían tener el monopolio de la verdad y de la virtud. Y por amor al Hombre, para y por el hombre herido por el pecado, irá hasta la muerte y muerte de Cruz. Esta es la prueba más estupenda del amor y el servicio al amigo. Nos convoca a ser perfectos como el Padre de los cielos.

Amigos: las características del Reino traído por Cristo, debe hacernos reflexionar seriamente a todos nosotros. No podemos construir el Reino del Señor, hacerlo crecer entre nuestros hermanos, si excluimos, condenamos, nos alimentamos con el comentario fácil, superficial. "Temo al Señor que pasa" decía San Agustín. Es hora de despertar de nuestro letargo, si la Fe nuestra ya no nos hace hacer opciones en la vida. La Fe es operante, transformante, comprometedora, signo de contradicción.



Mientras muchos hermanos nuestros riojanos se debaten en la extrema necesidad material, espiritual y moral, no escandalicemos con nuestras actitudes que contradicen a la Verdad, a la Vida de Dios, a la Paz, a la Justicia y al Amor, característica del Reino de Dios. Padres y Madres de Familias: piensen en sus hijos cuando asumen determinadas actitudes ¿son verdaderamente cristianas, justas, fruto de la caridad?

Démosle a nuestra juventud y a nuestros niños el testimonio de que vivimos una Fe sincera y madura.
Amigo, usted que me escucha, si ama a su Iglesia y la quiere de verdad, no mezclemos criterios puramente humanos y personales con los criterios que da la FE CRISTIANA para discernir cualquier acontecimiento de la vida diaria; escandalizamos y cerramos la puerta de quienes con corazón recto y comprometidos con la suerte de sus hermanos buscan descubrir el rostro y la Voz de Dios en el clamor justo y legítimo de los que sufren, de los que tienen hambre de pan, de cultura y de Dios; abramos los ojos y dilatemos el corazón para saber percibir que una sociedad nueva se está gestando y que la Iglesia, nosotros los cristianos, debemos acompañar este doloroso alumbramiento para que nazca con el sello de Dios. ¿No le parece, amigo, que no hay tiempo que perder?





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domingo, 22 de noviembre de 2015

VENGA A NOSOTROS TU REINO




En el día de Cristo Rey quiero compartir con todos ustedes los parrafos del Catecismo de la Iglesia Catolica referidos a esta petición que realizamos en la oración del Padre Nuestro, "Venga a nosotros tu reino"


2816 En el Nuevo Testamento, la palabra "basileia" se puede traducir por realeza (nombre abstracto), reino (nombre concreto) o reinado (de reinar, nombre de acción). El Reino de Dios está ante nosotros. Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través de todo el Evangelio, llega en la muerte y la Resurrección de Cristo. El Reino de Dios adviene en la Ultima Cena y por la Eucaristía está entre nosotros. El Reino de Dios llegará en la gloria cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre: Incluso puede ser que el Reino de Dios signifique Cristo en persona, al cual llamamos con nuestras voces todos los días y de quien queremos apresurar suadvenimiento por nuestra espera. 
Como es nuestra Resurrección porque resucitamos en él, puede ser también el Reino de Dios porque en él reinaremos(San Cipriano, Dom. orat. 13).

2817 Esta petición es el "Marana Tha", el grito del Espíritu y de la Esposa: "Ven, Señor Jesús": Incluso aunque esta oración no nos hubiera mandado pedir el advenimiento del Reino, habríamos tenido que expresar esta petición , dirigiéndonos con premura a la meta de nuestras esperanzas. 
Las almas de los mártires, bajo el altar, invocan al Señor con grandes gritos: '¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?' (Ap 6, 10). Enefecto, los mártires deben alcanzar la justicia al fin de los tiempos. Señor, ¡apresura, pues, la venida de tu Reino! (Tertuliano, or. 5).

2818 En la oración del Señor, se trata principalmente de la venida final del Reino de Dios por medio del retorno de Cristo (cf Tt 2, 13). Pero este deseo no distrae a la Iglesia de su misión en este mundo, más bien la compromete. Porque desde Pentecostés, la venida del Reino es obra del Espíritu del Señor "a fin de santificar todas las cosas llevando a plenitud su obra en el mundo" (MR, plegaria eucarística IV).

2819 "El Reino de Dios es justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo" (Rm 14, 17). Los últimos  iempos en los que estamos son los de la efusión del Espíritu Santo. Desde entonces está entablado un combate decisivo entre "la carne" y el Espíritu (cf Ga5, 16-25): Solo un corazón puro puede decir con seguridad: '¡Venga a nosotros tu Reino!'. Es necesario haber estado en la escuela de Pablo para decir: 'Que el pecado no reine ya en nuestro cuerpo mortal' (Rm 6, 12). El que se conserva puro en sus acciones, sus pensamientos y sus palabras, puede decir a Dios: '¡Venga tu Reino!' (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst. 5, 13).

2820 Discerniendo según el Espíritu, los cristianos deben distinguir entre el crecimiento del Reino de Dios y el progreso de la cultura y la promoción de la sociedad en las que están implicados. Esta distinción no es una separación. La vocación del hombre a la vida eterna no suprime sino que refuerza su deber de poner en práctica las energías y los medios recibidos del Creador para servir en este mundo a la justicia y a la paz (cf GS 22; 32; 39; 45; EN 31).

2821 Esta petición está sostenida y escuchada en la oración de Jesús (cf Jn 17, 17-20), presente y eficaz en la Eucaristía; su fruto es la vida nueva según las Bienaventuranzas (cf Mt 5, 13-16; 6, 24; 7, 12-13).

Otras entradas sobre Cristo Rey:

#CristoesmiRey

Solemnidad de Cristo Rey. Ciclo C

CRISTO Reina en nuestras vidas???


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viernes, 20 de noviembre de 2015

#CristoesmiRey



El proximo Domingo 22 de Noviembre celebramos el dia de Cristo Rey y la propuesta es llevar esta celebración a la web, donde a veces encontramos imagenes de pornografia, de violencia, tambien encontramos imagenes o comentarios agresivos, entre otras cosas. Este Domingo queremos que Cristo sea el Rey tambien en las redes sociales, un Rey de Amor y de Paz.

La propuesta es compartir un hashtag en las redes sociales #CristoesmiRey.

Alternativas:

A) Colocar como imagen de portada o de perfil la imagen que se encuentra en este articulo en la parte superior, acompañada del hashtag #CristoesmiRey.

B) Colocar fotos de esta celebración en tu parroquia, acompañadas del hashtag #CristoesmiRey.

C) Hacer un comentario acompañado del hashtag #CristoesmiRey.

D) Colocar unicamente el hashtag #CristoesmiRey.

El Pueblo de Dios participa, por último, en la función regia de Cristo". Cristo ejerce su realeza atrayendo a sí a todos los hombres por su muerte y su resurrección (cf. Jn 12, 32). Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo el servidor de todos, no habiendo "venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos" (Mt 20, 28). Para el cristiano, "servir es reinar" (LG 36), particularmente "en los pobres y en los que sufren" donde descubre "la imagen de su Fundador pobre y sufriente" (LG 8). El pueblo de Dios realiza su "dignidad regia" viviendo conforme a esta vocación de servir con Cristo. (CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 786)

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lunes, 25 de noviembre de 2013

HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DEL DÍA

Solemnidad de Cristo Rey. Ciclo C - 24/11/2013

Evangelio según San Lucas 23,35-43.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". 
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, 
le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!". 
Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos". 
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". 
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? 
Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". 
Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". 

El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso". 

REFLEXIÓN - HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO

Jesús ha curado a muchos leprosos, sanado a tantos otros enfermos, devuelto la vista a ciegos, la fuerza a aquellos que no podían caminar, incluso ha resucitado a Lázaro, pero colgado del madero, ante quienes insistían socarronamente sobre su supuesta condición real y le pedían se salvara a sí mismo, guarda silencio. Su Reino no es de este mundo ha dicho en reiteradas oportunidades, entonces ¿qué clase de reino es el suyo?
En el día en que celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y concluimos el año litúrgico rumbo a la preparación navideña, la Palabra de Dios nos devela el enigma acerca del verdadero poder del Señor. El suyo es un reino de justicia y solidaridad, por ello su trono es una Cruz y no aquellos tronos que estamos acostumbrados a ver en los reyes de este mundo, desde allí él expresa todo su poder, el de concedernos a todos el perdón definitivo por nuestros pecados, esto queda expresado en las únicas palabras que pronuncia en el Evangelio de hoy al buen ladrón: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”

No le promete banalidades, cosas temporales, sino la vida eterna, es decir, su poder trasciende los límites de nuestro mundo, nuestros esquemas mentales. Jesús es rey y señor pero no como los del mundo, “todo fue hecho por él y para él”, nos dice san Pablo, es el alfa y la omega, “el primogénito de toda la creación y, así, es el primero en todo”. El Papa Francisco en su homilía de inauguración de su pontificado nos exhortó diciendo: “el verdadero poder es el servicio”, no el menosprecio ajeno, la toma arbitraria de decisiones, el salvarse a sí mismo, sino la donación personal a un proyecto más grande, universal, el del Reino de Dios: en el que hay lugar para todos.

Samuel nos propone la historia de David a quienes todas las tribus de Israel lo proclamaron rey, para luego extender su poder a todas las naciones, como le dice el ángel a María en la anunciación. Jesús pertenece al linaje de David, él es nuestro único y supremo rey, no hay otro fuera de él, y por el bautismo participamos de su realeza, somos incorporados a ella y perfeccionados por la Gracia. Nadie puede darnos la vida eterna, así como nadie puede apartarnos de la oscuridad de las tinieblas y conducirnos a la auténtica felicidad, haciéndonos hermanos unos de otros y no rivales, miembros de una única comunidad humana y no adversarios.-
                           
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com













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domingo, 25 de noviembre de 2012

CRISTO Reina en nuestras vidas???


Hoy como Iglesia Católica celebramos una fiesta muy importante, la fiesta de Cristo Rey, donde culminamos el año litúrgico. Vamos a conocer un poquito mas de esta celebración y entender porque hablamos de Cristo como Rey del Universo:

Un poco de historia

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925. 
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.

Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.

En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica. 

Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla. 

Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, por que Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros. 


Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México en los años 20’s, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”. 


Fuente: http://www.es.catholic.net/
Mas información: http://www.aciprensa.com/fiestas/cristorey/


Para reflexionar: Sin lugar a duda no cabe duda que Cristo es el Rey del universo pero ahora debemos preguntarnos: Cristo es el Rey de nuestras vidas? el reina en todos mis ambientes? el reino en nuestra sociedad? Podremos encontrar muchas respuestas, como por ejemplo: que Cristo no reina en el corazón de todas las personas, otra respuesta puede ser que Cristo reina en el corazón de las personas pero solo cuando las mismas lo dejan en casos particulares y finalmente podremos encontrar personas que siempre se entregan en las manos de Dios, dejando que Cristo reine en todo momento en sus vidas. 
Lamentablemente vemos en nuestra sociedad muchos hechos de violencia, robos, vidas arruinadas por la drogas y el alcohol, una repuesta para esto puede ser que Cristo no esta reinando en el corazón de aquellas personas que caen en esto, en algunos casos porque no quieren dejarlo reinar a Dios y en otros casos porque no lo conocen a Dios y por ende no pueden dejar que Cristo reine en sus vidas.
Si queremos construir una sociedad mejor debemos hacer nuestro aporte y demostrar con nuestros actos que Cristo reina en nuestra vida y acercar a los demás a Cristo Rey, debemos compartir la alegría de haber conocido a Cristo y ayudar a los demás para que lo conozcan y se acerquen a él.


FELIZ DÍA DE CRISTO REY!!! VIVAMOS JUNTOS EL AÑO DE LA FE

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