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sábado, 25 de mayo de 2024

Meditamos el Evangelio de la Santisima Trinidad por Mons. Angelelli




Deuteronomio 4,32-34.39-40./ Salmo 33(32),4-5.6.9.18-19.20.22./ Romanos 8,14-17.

Evangelio del día según San Mateo 28,16-20.

En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".


 Homilía de Monseñor Enrique Angelelli

 ¡Qué hermosas son las lecturas de esta fiesta de la Santísima Trinidad! Ellas nos deben ayudar a reflexionar con mucha sinceridad de corazón. 

Comienza por introducirnos así: “bendito sea Dios Padre y su Hijo Unigénito Jesucristo y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros los hombres. Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos y prolongues tus días en el suelo que el Señor tu Dios te da para siempre. (Deuteronomio 4, 39-40). Dichosa la Nación cuyo Dios es el Señor. Hermanos, alégrense y trabajen por perfeccionarse; anímense mutuamente; tengan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense mutuamente con un beso santo. Así la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre Dios y la comunión del Espíritu Santo estará siempre con ustedes.

Desde niños, hemos aprendido a confesar, invocar, adorar y bendecir a Dios, desde la mañana cuando despertamos hasta la noche antes de entregarnos al sueño y al descanso. Lo hacemos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y en el Nombre de la Santísima Trinidad bendecimos nuestros trabajos; nuestras obras al iniciarlas; nuestro pan de cada día; nuestros enfermos; nuestros niños; nuestros ancianos. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo bautizamos a nuestros hijos; hacemos los testigos de la Fe cristiana en la Confirmación; perdona la Iglesia los pecados, por el poder recibido de Jesucristo y con la fuerza del Espíritu Santo; consagramos el amor de los nuevos hogares; celebramos la Eucaristía; ungimos a nuestros enfermos; despedimos a nuestros muertos. En el Nombre de la Santísima Trinidad tenemos modelos de vida santa e intercesores en el cielo, los santos; colocamos la cruz en cada cuna y en cada tumba; en el nombre de la Santísima Trinidad se fundó nuestra ciudad de todos los Santos de la Nueva Rioja; consagramos nuevos sacerdotes y consagran sus vidas nuestras hermanas religiosas; nuestros laicos asumen la responsabilidad de hacer una sociedad nueva según el Evangelio de Cristo. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, al señalar el rostro de cada hombre con las aguas bautismales y la unción del óleo santo reconocemos la dignidad de cada hombre, hecho a imagen de la Trinidad y templo vivo de Dios. En el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo trabajamos para hacer de nuestra tierra una tierra de justicia y de paz; una tierra de hermanos y de esperanza; una tierra que haga felices a todos sus hijos. El sello de Dios está en cada hombre; no importa su raza, su manera de pensar y de vivir. En el nombre de Dios Padre fuimos creados para ser hermanos, hijos de un mismo Padre e iguales entre nosotros; así salimos de las manos de Dios, aun cuando no le reconozcamos ni alcancemos a distinguir su rostro en el rostro de los demás.

Es bueno que recordemos estas verdades fundamentales en el día de la Patria. Nos hace mucha falta. Porque podemos estar buscando con las palabras la ansiada paz, la justicia y la fraternidad y con las obras concretas de cada día no ser consecuentes. Es hora de profunda reflexión y de gran sinceridad ante Dios y ante nosotros mismos. Porque cuando a diario constatamos nuestra realidad, encontramos también que el Templo vivo de la Santísima Trinidad que es el hombre argentino, está profanado de muchas maneras y situaciones. Y recibimos el mandato de Cristo, que nos trajo la vida de Dios a los hombres: “vayan por todo el mundo; hagan discípulos en toda la tierra; bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enséñenles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. Esto nos hace exclamar: “Señor, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra” (Sal. 8). Todo esto que estamos reflexionando nos hace comprender mejor nuestra fe cristiana, nuestras celebraciones sacramentales; nuestros santos patronos; nuestro hambre y necesidad de paz, justicia, fraternidad, esperanza y alegría de vivir; la Iglesia; su misión y la pascua de Cristo que entrega a los hombres y la misma vida de los hombres, tiene como fundamento y como fuente de VIDA en plenitud, a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. San Pablo nos dice: “en Dios, existimos, nos movemos y somos”.

Monseñor Enrique Angelelli
Celebración de la Santísima Trinidad, 25 de mayo de 1975



Compartimos un fragmento de un poema de Monseñor Angelelli, que nos ayuda a rezar en este día:

¿Saben? lo aprendí junto al silencio...
Dios es Trino y es uno,
es vida de Tres y un encuentro...
aquí la historia es camino
y el hombre siempre un proyecto.

Y compartimos también una canción del grupo Filocalia, aquí escucharán el poema completo:



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Más información de Monseñor Angelelli y compañeros mártires (Click Aquí)




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domingo, 16 de julio de 2023

"ENRIQUE ANGELELLI CUMPLE 100 AÑOS" Vitín Baronetto

 


En los suburbios norte de la ciudad de Córdoba hace 100 años, el 18 de julio, nació Enrique Ángel. Así lo anotó en el Registro Civil su papá Juan Angelelli, italiano de 25 años. Aunque ese día hubo varios, este “gringuito” trascendió. Por su vida y por su muerte. 

El centenario nos provoca para volver al origen con referencias personales que lo encarnan en la historia cotidiana. Para contravenir lo escrito este cordobés, que vivió 53 años, festejó su nacimiento el 17 de julio. ¿Por qué un día antes?. La única razón documentada es que esa fecha quedó registrada en la parroquia Corazón de María de Alta Córdoba cuando el 30 de agosto lo bautizaron. Es probable que la joven Angelina, de 23 años, italiana de asidua práctica religiosa, - a diferencia de su marido que los domingos prefería jugar a las bochas con sus amigos, - haya elegido esa fecha o se hubiese acordado mejor del día y hora exacta del parto en esa oscura noche del invierno de 1923. Sin embargo Don Juan no dejó de anotar que había sido “el día de hoy (el 18) a la una hora…”. Horas antes o después, lo cierto también es que apenas cumplidos los 53, siendo obispo de La Rioja, el 19 de julio de 1976 mientras celebraba la misa a primera hora, recibió la terrible noticia de que en la noche del domingo 18 habían sido secuestrados sus dos sacerdotes de Chamical, Gabriel Longueville y Carlos Murias, que encontraron asesinados dos días después. Y algunos colaboradores recordaron que el obispo había comentado el enigmático mensaje recibido poco antes sobre “un regalito para su cumpleaños”. 

Esta familia de inmigrantes italianos de humilde condición social, radicada en una zona productora de hortalizas y alfa - en lo que hoy es barrio Las Margaritas - inscribió a su hijo Enrique en la Escuela Misiones, ubicada en la actual Mons. Pablo Cabrera casi esquina Granaderos, donde cursó hasta cuarto grado. Allí mismo la “señorita Pimpora”, Victoria Luque, lo preparó para la Primera Comunión que recibió en la capilla del Colegio del Huerto, en Caseros esquina Belgrano, en el centro de la Ciudad. Fue también la señorita Pimpora que favoreció la radicación de la familia en Villa Eucarística, al sur de la ciudad, donde Don Juan se encargó de la huerta del colegio de las Religiosas. Allí Enrique terminó la escuela primaria y meses antes de cumplir los quince años, en 1938 ingresó al Seminario. “Hicimos juntos los cinco años de latín, los años de humanidades – contó Héctor Bertaina, amigo hasta el último día – Enrique era un gran compañero, de carácter magnífico, servicial, alguna que otra vez, por allí se le salía de adentro el gringo. Un muchacho piadoso, serio en las cosas serias. En lo jovial, nadie le ganaba. Era un tipo fuera de serie. Angelelli no era un tipo brillante en los estudios, pero era un hombre constante. Muy concentrado en sus obligaciones, muy persistente.” También contó que fue él quien lo apodó “Canuto”, porque “le salían en la cabeza unos pelitos como los canutos de los pollos, antes que le salgan las plumas”. Desaparecidos los canutos pasó a ser el “Pelado”, pero aquel apodo sería usado por los amigos en la correspondencia confidencial poco antes de ser asesinado el 4 de agosto de 1976.
 
En 1943, antes de cumplir los 20 años, Enrique Angelelli inició los estudios de filosofía. El boletín Lauretano, publicación interna del Seminario de Loreto, reprodujo una foto a página completa del joven seminarista con sombrero blanco tomando mate y el epígrafe: “Angelelli no experimenta el alza del azúcar.” La cuota de humor reflejaba la grave situación que atravesaba el país. Lo sorprendente, sin embargo, fue la inusual referencia política del mes de junio: “Un movimiento militar derroca en la Capital Federal el gobierno que preside el doctor Castillo, y en una proclama al pueblo, esboza un programa de sanos principios y depuración administrativa entre cuyos postulados se incluye la educación cristiana de la niñez”. ¡Y eso que se decía que la política no entraba en los claustros del seminario donde se formaban los futuros sacerdotes! 

Al año siguiente, el seminarista Angelelli integró el equipo de catequesis en la capillita del Asilo San Vicente, donde ahora está la parroquia de barrio Muller a cargo del padre Mariano Oberlin. Allí se perfiló su opción por los pobres. Por esta época debe rastrearse su preferencia futbolera por Instituto, la “Gloria” de Alta Córdoba, cuando ya sus padres se habían radicado en la calle Isabel La Católica en ese barrio. Desde La Rioja siguió de cerca las posiciones del equipo favorito y bregó por su “derecho a ser campeones”. 

En 1947 el Boletín anual anunció: “A Angelelli lo abandona la última pelusa de la calva”. Y al reseñar las vacaciones en la Casa de Los Molinos, en las sierras cordobesas, informaba de “un atraco de empanadas mendocinas”. Y señaló la posible autoría del hecho al agregar que “la luna cuerpeando la nube rebotó en la calva de Enriquito y la mochila de Disandro”, por la notoria corcova de éste. Más allá de estas incursiones nocturnas de los meses vacacionales, la contracción al estudio quedó reflejada en el libro de exámenes. De las veintinueve materias cursadas en filosofía y teología, en veintidós obtuvo la calificación máxima de “meritissimus”. 

Mons. Angelelli con sus padres



En septiembre de 1948 viajó a Roma para completar sus estudios. El 9 de octubre de 1949 fue ordenado Sacerdote. Y en septiembre de 1951 regresó al país luego de obtener la licenciatura en Derecho Canónico. Estuvo de ayudante en la parroquia de Alto Alberdi; y atendió a los enfermos del Hospital Clínicas. En 1953 fue designado en la capilla Cristo Obrero. Desde entonces fue asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC) y docente en el Seminario Mayor. Fue consagrado Obispo Auxiliar de Córdoba en 1961. Participó del Concilio Ecuménico en Roma (1962-1965) y cumplió responsabilidades en el Episcopado Argentino referidas a la Pastoral Popular. En 1968 asumió el obispado de La Rioja. 

Mons. Angelelli en la Catedral de La Rioja


El diario vespertino “Córdoba” al anunciar el nuevo destino publicó “en la actualidad es considerado una de las figuras eclesiásticas de real gravitación en los medios obreros y gremiales”. Y relató “la serie de demostraciones de simpatía y afecto, en despedidas y agasajos, sobre todo de organizaciones sindicales y sectores progresistas”. A La Rioja no fue un cordobés desconocido. 

Luis “Vitín” Baronetto, Córdoba, 10/07/2023. Autor de “Vida y Martirio de Mons. Angelelli”, Ed. Tiempo Latinoamericano, 2da edición, 2006.


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domingo, 1 de enero de 2023

Tinkunaco 1973 - Mons. Angelelli



En la diócesis de La Rioja se celebra cada 31 de diciembre "El Tinkunaco" (voz quechua que significa "encuentro"), esta celebración se extiende hasta el 3 de enero. En esta fiesta, se reviven los acontecimientos sucedidos en la Pascua de 1593: cuando los diaguitas, agobiados por insufribles tratamientos impartidos por los españoles, no soportaron más su trato y resolvieron atacar la ciudad. Ante esta situación intervino San Francisco Solano, quién logró restablecer la paz yendo al encuentro de los aborígenes mientras tocaba su violín, y llevaba una imagen del niño Jesús, a quien los diaguitas reconocieron como su único alcalde. A partir de entonces, la imagen fue conocida como la imagen del Niño Jesús Alcalde.-

A continuación compartimos fragmentos del mensaje de Monseñor Angelelli, proclamado el 1 de enero de 1973, estas palabras nos ayudaran a profundizar en la mística de esta celebración tan querida por el pueblo riojano:

"Lo guardamos como un tesoro de la tradición al “ENCUENTRO” de San Nicolás y el Niño Alcalde. No podemos comprender nuestra historia riojana ni la vida cultural y religiosa de nuestro pueblo, si no lo miramos desde el “Encuentro”, en el entendemos el alma riojana, sus aspiraciones, sus alegrías y sus frustraciones. Reducir el “Encuentro” a un simple rito religioso folclórico, que se celebra cada 31 de Diciembre, con su colorido, su Tinkunaco, sus Allis, sus Alféreces y sus promesantes, es no comprender ni haber comprendido todo lo que contiene de sabor humano nuestro, riojano y cristiano." 

"En cada "ENCUENTRO" nos manifestamos como somos, lo que hemos logrado como pueblo y lo que aún nos falta. El canto lleno de esperanza y a la vez dolorido en la Caja del Inca, es un grito que cada año se repite, para que tomemos conciencia mayor, de que aún a nuestro pueblo riojano nos falta caminar mucho para lograr el verdadero “encuentro” de todos." 

"Hemos doblado las rodillas ante el Cristo Alcalde para confesar nuestra fe cristiana que debe traducirse en la vida, en el compromiso y en el servicio fraternal. Confesamos nuestra propia debilidad cada año para lograr mejorar este encuentro riojano sin que se nos quede nadie ni despreciemos a nadie."

"El “ENCUENTRO” es presentar en riojano la Navidad y el Niño del Pesebre. Es la celebración de la vida en cada pesebre de nuestra provincia, con su música, su canto, su aloja. Negar esto, desconocerlo o despreciarlo, es ser infieles a Dios, a nuestra propia identidad como pueblo, es no haber comprendido cómo viene tejiendo Dios nuestra historia de liberación y salvación en nuestra propia historia."

"En el "ENCUENTRO" tiene sentido todo lo que hicieron y hacen tantas mujeres y hombres por engrandecer y hacer feliz a La Rioja. Aquí tiene sentido nuestra Fe cristiana, nuestras chayas, nuestra historia regada con sangre, nuestras peregrinaciones de promesantes, nuestro canto y nuestra música, la lucha por sacar el agua a las entrañas de nuestra tierra, la lucha por lograr una vida más humana y digna para todos. Aquí tiene sentido el clamor de los pobres y el esfuerzo por cambiarle su dolor en felicidad, su tristeza en alegría, su rancho en casa digna, sus manos sin emplear en manos que construyen y trabajan."

"En el "ENCUENTRO", tiene sentido esta celebración patronal a San Nicolás, en quien descubrimos a un verdadero cristiano y a un pastor y obispo entregado a su pueblo, a un santo y a un intercesor nuestro, a un enamorado de Cristo, como ideal de la vida, y a un mártir del Evangelio. A un santo que derramó su sangre para que su pueblo viviera el “ENCUENTRO” de Dios y entre hermanos."



"No se construye el “Encuentro” con el silenciamiento del dolor de nuestro pueblo y no atacar las causas que lo provocan, a pesar de laudables esfuerzos que se vienen haciendo para solucionar problemas urgentes e inmediatos, no se construye la paz. Tampoco se construye la paz pretendiendo reducir a la misión de la Iglesia al sólo ámbito del templo, ni que oriente su misión en perimidos principios liberales o en principios materialistas que nieguen la trascendencia del hombre."

"No se construye la Paz y por tanto el verdadero Encuentro cuando el poder civil o grupos que se arrogan el magisterio de la verdad infalible desconocen la verdadera misión de la Iglesia, rompen la comunión con ella y usan toda clase de medios que les da el indebido ejercicio del poder, en sus variadas formas, para desprestigiarla y separarla de su pueblo."


Estas imágenes diseñadas por Carlos Nieto Moreira, fraile mercedario, también son párrafos de este mensaje de Mons. Angelelli. Muchas Gracias Charly por tu colaboración










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Feliz y bendecido 2023!!!

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jueves, 4 de agosto de 2022

MONS. ANGELELLI - UNA VOZ QUE GRITA: "JUSTICIA Y PAZ"




“…en el alma del pueblo late un recuerdo tenaz.

Su nombre como bandera de la justicia y la paz”

 

Hoy 4 de agosto, día de San Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, recordamos también el martirio de Mons. Enrique Angelelli (+4 de agosto de 1976), proclamado beato el 27 de abril del año 2019 junto a sus compañeros mártires: P. Gabriel Longueville, Fr. Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera.

Enrique Angelelli nació el 17 de julio de 1923 en Córdoba – Argentina. Fue ordenado sacerdote el 9 de octubre de 1949 en Roma

Mons. Enrique Angelleli fue padre conciliar participando en tres sesiones del Concilio Vaticano II (1962 – 1964 - 1965) siendo obispo auxiliar de la arquidiócesis de Córdoba.

El 24 de agosto de 1968 asumió como obispo de la diócesis de La Rioja, su lema episcopal fue: “Justicia y Paz”.

El 4 de agosto de 1976 fue asesinado en la localidad “Punta de los llanos”. Unos días antes fueron asesinados el P. Gabriel Longueville y Fr. Carlos de Dios (18 de julio) y Wenceslao Pedernera (25 de julio)  

Al cumplirse 30 años de este martirio, 4 de agosto de 2006, el cardenal Jorge Bergoglio, celebró una misa en la catedral de La Rioja en memoria de Angelelli y afirmó: "recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello".

 

Hoy queremos recordarlo leyendo algunas de sus homilías: 

"JÓVENES, USTEDES SON LA PRIMAVERA DEL PUEBLO"

"ESTE ES EL AMIGO QUE NO FALLA"

“ORACIÓN A LA VIRGEN DEL VALLE”

"TINKUNACO RIOJANO"

"FELIZ DÍA DEL TRABAJADOR"

“FELIZ DÍA DE LA MADRE”

"FELIZ DÍA DEL PADRE"

"NO AL MACHISMO"

"SOBRE EL ABORTO"

“ORACIÓN DE MI SACERDOCIO”


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