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lunes, 10 de marzo de 2025

Intención del Papa de Marzo


Queridos lectores, ¿Sabían que el santo padre Francisco encomienda una intención de oración por mes?

Estas intenciones son una convocatoria mundial a la acción y oración. El Papa las confía a su Red Mundial de Oración, que las difunde a través del “Video del Papa”. 

Hoy te invitamos a leer esta reflexión inspirada en el vídeo del mes de Marzo

Orar por las familias en Crisis

Durante este mes de marzo el Papa Francisco nos invita a contemplar en oración a las familias, de manera especial a aquellas que están en crisis y se encuentran divididas. Sabiendo que no existen las familias perfectas estamos llamados a colaborar con la tarea de que en nuestras familias reine la paz y haya siempre lugar para la reconciliación.


En este sentido, el Papa nos señala la importancia del perdón como aquel gesto de misericordia que nos permite “dar una nueva oportunidad”. Así como el Señor hace nuevas todas las cosas en nuestra vida cuando nos acercamos a Él también nosotros con su ayuda podemos entrenar desde el corazón nuestra capacidad de perdonar a quienes nos hirieron por alguna u otra razón. 


Contemplando nuestras familias podemos pensar en, ¿cuáles son las heridas que nos separan y no nos permiten convivir en armonía?, ¿somos capaces de perdonar a quienes nos ofenden?, ¿estamos abiertos a generar encuentros que promuevan la reconciliación? Estas son tan sólo algunas de las preguntas que nos pueden ayudar a redescubrir el valor de nuestros vínculos a la luz del amor que nos enseña Jesús con su propio testimonio de entrega por cada uno de nosotros. El que nos amó primero nos invita a secundarlo en el camino y así también ser capaces de amar a “todos, todos, todos”.


La familia es una escuela de humanidad que nos interpela a ser cada día más humildes para reconocer el valor del otro, la riqueza de su existencia y el aporte que puede ser para mi propia vida compartir con quienes son distintos, en el fondo, esos es la Iglesia, eso es la familia. Respetar y dar lugar a que cada uno pueda ser auténtico sin juzgar es una práctica que nos puede ayudar a vivir de una manera diferente promoviendo así la comunión en nuestras familias. 


Finalmente, en este camino, el Papa no marca que tengamos cuidado con el rencor que tantas veces aparece como un obstáculo en la invitación a tener un corazón misericordioso capaz de superar las diferencias. Pidamos a María que en este tiempo nos ayude a redescubrir el valor de cada una de nuestras familias y fortalezcamos nuestras oraciones por aquellas que están pasando un momento de dificultad para que encuentren consuelo y paz. 

Amén 


María Claudia Enríquez @clauchitaaaa



Y NO NOS OLIVEMOS DE REZAR POR LA SALUD DEL PAPA FRANCISCO 🙏🏻🙏🏻


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viernes, 29 de diciembre de 2023

Navidad, tiempo de esperanza para tiempos difíciles.

Nos encontramos celebrando la Navidad, la octava de Navidad. Sin dudas es una navidad distinta para nuestro mundo, aunque cierto ya no estamos en el confinamiento por la pandemia, los desafíos y las crudezas de este mundo siguen presentes.

Debo confesarles que me interpela la realidad de hoy en día: tanto por las dificultades que estamos enfrentando como país, como por los conflictos armados que se están dando. Y un gran dolor produce la noticia que no se pudieron celebrar las misas de navidad en la misma tierra donde nació Jesús. Qué difícil es celebrar la Navidad sabiendo que tantas cosas tan dolorosas están pasando.

La fragilidad de las cosas terrenas se hace más presente que nunca y al darle vueltas a esta idea me preguntaba cómo encontrar el verdadero espíritu navideño… o más bien: ¿qué es el espíritu navideño?

La primera respuesta que me surge en el corazón es que el espíritu navideño es Jesús. Los regalos, que expresan el cariño entre los seres queridos, y la cena de navidad también es fruto de la gracia de Dios y del saber que Cristo ha nacido. Y ahí esta el centro de nuestra fiesta y de nuestra fe. La alegría está en un Cristo que salva, un Cristo que nos salva y un Cristo que salva en la medida en la que lo miremos, busquemos amarlo y centremos nuestra vida en Él. Nuestra alegría es Cristo.

¿Cómo se conjuga esa alegría con la crudeza de la realidad actual? Pues sobreabundan las fotografías de niños y mujeres palestinos muertos o desesperados. Pero la realidad misma del cristianismo esta plagada de paradojas.

La primera paradoja la encontramos en la esperanza mesiánica del mundo judío que ansiaba un liberador del tipo político-económico que les devolviera la autonomía y los liberara del poder de los romanos. Otra paradoja es que ese Niño-Dios que vino para salvarnos lo hizo de manera tan sencilla y humilde, tanto que le fue rechazado hasta un lugar digno para nacer. Y si reflexionamos sobre la navidad vemos que está llena de paradojas. Nuestra propia vida de fe está llena de paradojas.

En el pesebre la presencia de lo sobrenatural totalmente inserta en lo pequeño, lo ordinario y lo natural. Dios obrando desde lo concreto y ordinario, desde dentro del tiempo y de los acontecimientos, Dios obrando desde dentro de la materia. Siempre me imaginé la gracia de Dios y Dios obrando como (Alerta Spoiler) Neo en Matrix I, cuando logra ver los números que crean la Matrix. Asi como toda la realidad de la matrix esta compuesta por esos números, en nuestro mundo real todo está repleto de la gracia de Dios y todo es para nuestra santificación.

Hay que reconocer que cuesta ver esa gracia de Dios obrante en tanto mal, ya que la libertad de poder elegir el mal es algo que excede nuestra capacidad de entendimiento. Empezando “por casa” y los propios pecados, obviamente. Pero la luz que trae ese pequeño niño entre tanta oscuridad es absolutamente deslumbrante. Y lo más lindo de todo es que solo se deja ver a quienes abren los ojos a la gracia y buscan ver el mundo con asombro sencillez. «Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes» (1 Cor. 1,27) nos dice Pablo y no porque sea un dios sádico que le guste confundirnos, sino más bien para ubicarnos en nuestra realidad de creaturas frente al Creador.

Difícil tarea es la de volver a dejarse sorprender y volver a nacer en la inocencia, sin perder la conciencia del mal en el mundo. Pero esto también puede ser un aliciente para animarnos a ir a por los más pequeños y sufrientes, los alter christus (otros cristos) despojados y rechazados y olvidados. Por otro lado, sobran los casos de santos que ofrecieron las incomodidades y sufrimientos que les tocó padecer por aquellos otros pequeños y olvidados. El poder de la oración y la intercesión es impresionante.

Navidad en tiempos difíciles es una invitación para volver a animarnos a buscar lo sobrenatural en lo natural, y para obrar en lo que nos toca de cada día, o bien ayudando un gran capital de gracia al rezar y ofrecer lo diario por aquellos más necesitados de gracia y conversión. Cristo vuelve a hacerse hombre para volver a decirnos que Él esta y estará con nosotros hasta el fin de los tiempos.


“Los ángeles siguen cantando”

 Jesús

vuelve a hacerse niño

para decirnos

que Dios no está lejos.

 Los ángeles siguen cantando:

“Paz en la tierra

a los hombres que ama el Señor”

Pidámosle

a su indefensa omnipotencia

que doblegue y disipe

la arrogancia de la violencia;

que cancele en los corazones

el odio

e infunda en ellos

el amor;

que dentro de poco

ninguna nación del mundo

recuerde ya

lo que es la guerra

 

(Chiara Lubich)[1]



[1] Chiara Lubich, Navidad para todos, (Bs.As., Ciudad Nueva, 1999)                                                                                                                                      

                                                                                                                                                      Autor: Victor Grinenco 


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jueves, 19 de mayo de 2016

Domingo de la Santisima Trinidad y Catecismo - "La familia como imagen de la Trinidad"



Con la lectura del Evangelio de este día Domingo 22 de Mayo, día en que celebramos la solemnidad de la Santisinima Trinidad, les propongo reflexionar los siguientes temas del Catecismo de la Iglesia Católica:

  1. El Misterio de la Santisima Trinidad
  2. El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu
  3. El dogma de la Santísima Trinidad
  4. La familia como imagen de la Trinidad
Evangelio según San Juan 16,12-15. 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. 
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."

1-El Misterio de la Santisima Trinidad

234 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos" (DCG 47).

237 La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los "misterios escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto" (Cc. Vaticano I: DS 3015. Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo.

2-El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu

243 Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípul os y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13). 
El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre. 

244 El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26;16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad.

3-El dogma de la Santísima Trinidad

253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Cc. Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: 
"El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Cc. de Letrán IV, año 1215: DS 804).

254 Las personas divinas son realmente distintas entre si. "Dios es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (Cc. Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.

255 Las personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 528). En efecto, "todo es uno (en ellos) donde no existe oposición de relación" (Cc. de Florencia, año 1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Cc. de Florencia 1442: DS 1331).

4-La familia como imagen de la Trinidad

2204 "La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso...puede y debe decirse iglesia doméstica" (FC 21, cf LG 11). 
Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf Ef 5,21-6,4; Col 3,18-21; 1 P 3, 1-7).

2205 La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. 
La familia cristiana es evangelizadora y misionera.

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lunes, 7 de marzo de 2016

SIRVAMOS A CRISTO EN LA PERSONA DE LOS POBRES





Dichosos los misericordiosos --dice la Escritura--,porque ellos alcanzarán misericordia. 
La misericordia no es, ciertamente, la última de la bienaventuranzas. Y dice también el salmo: Dichoso el que cuida del pobre y desvalido. Hagámoslo, pues digno de estas bendiciones divinas.

Ni la misma nocha ha de interrumpir el ejercicio de nuestra misericordia. No digas al prójimo: Anda, vete: mañana de lo daré. Que no haya solución de continuidad entre nuestra decisión y su cumplimiento. La beneficencia es lo único que no admite dilación.

Parte tu pan con el que tiene hambre, da hospedaje a los pobres que no tienen techo, y ello con prontitud y alegría. Quien practique la misericordia --dice el Apóstol--, que lo haga con jovialidad; esta prontitud y diligencia duplicarán el premio de tu dádiva. Pues lo que se ofrece de mala gana y por fuerza no resulta en modo alguno agradable ni hermoso. Hemos de alegrarnos en vez de entristecernos cuando prestamos algún beneficio. Si quitas las cadenas y la opresión, dice la Escritura, esto es, la avaricia y la reticencia, las dudas y palabras, quejumbrosas, ¿qué resultará de ello? Algo grande y admirable. Una gran recompensa. Brillará tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana. ¿Y quién hay que no desee la luz y la salud?

Por esto, si me juzgáis digno de alguna atención, siervos de Cristo, hermanos y coherederos suyos, visitemos a Cristo siempre que se presente la ocasión, alimentemos a Cristo, visitamos a Cristo, demos albergue a Cristo, honremos a Cristo, no sólo en la mesa, como Simón, ni sólo con ungüentos, como María, ni sólo en el sepulcro, como José de Arimatea, ni con lo necesario para la sepultura, como aquel que amaba a medias a Cristo, Nicodemo, ni, por último, con oro, incienso y mirra, como los Magos, sino que, ya que el Señor de todo quiere misericordia y no sacrificios, y ya que la compasión está por encima de la grasa de millares de carneros, démosela en la persona de los pobres y de los que están hoy echados en el polvo, para que, al salir de este mundo, nos recibas en las moradas eternas, por el mismo Cristo nuestro Señor, a quien sea la gloria por los siglos. Amén.

De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo.


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jueves, 12 de noviembre de 2015

LA FAMILIA y LA IGLESIA


Jesús vivió en una Familia

Jesús fue un niño que recibió de sus padres amor y afecto y fue educado por ellos. 
El hecho de que dios quisiera, en Jesús, nacer en una familia humana y crecer en ella, ha hecho de la familia un lugar de dios y la ha convertido en prototipo de la comunidad solidaria. (86)

La Familia es una Iglesia domestica

Lo que la iglesia es en lo grande, es la familia en lo pequeño: una imagen del amor de dios en la comunión de las personas. Todo matrimonio se perfecciona en la apertura a otros, a los niños que son don de dios, en la acogida mutua, en la hospitalidad, en la disponibilidad para otros.
Nada en la iglesia primitiva fascinaba más a los hombres en el «nuevo camino» de los cristianos que las «iglesias domésticas». Con frecuencia alguien «creyó en el señor con toda su familia; también otros muchos corintios ... creían y se bautizaban» (Hch 18,8). 
En un mundo no creyente surgían islotes de fe vivida, lugares de oración, de compartir, de hospitalidad cordial. Roma, Corinto, Antioquía, las grandes ciudades de la antigüedad, quedaron pronto inundadas de iglesias domésticas como si fueran puntos de luz.      También hoy en día las familias, en las que Cristo se encuentra en su casa, son el gran fermento de renovación de nuestra sociedad. (271)

La Familia es una comunidad

Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Dios quiere que del amor de los padres, en la medida de lo posible, procedan los hijos. 
Los hijos, que están confiados a la protección y cuidado de sus padres, tienen la misma dignidad que sus padres.

Dios mismo es comunidad en su interior. En el ámbito humano la familia es el prototipo de la comunidad. La familia es una escuela única de una vida plena de relaciones. Los niños no crecen en ningún otro lugar mejor que en una familia intacta, en la que se viven el afecto cordial, el respeto mutuo y la responsabilidad recíproca. finalmente en la familia también crece la fe; la familia, como dice la iglesia, es una iglesia en pequeño, una «iglesia doméstica», cuya irradiación debe invitar a otros a la comunión de la fe, la esperanza y la caridad.  (368)

La Familia y el Estado

El bienestar y el futuro de un estado dependen de que la unidad más pequeña que existe dentro de él, la familia, pueda vivir y desarrollarse. Ningún estado tiene derecho a inmiscuirse en la célula originaria de la sociedad, la familia, y negarle el derecho a la existencia. Ningún estado tiene derecho a definir la familia de forma diferente a la que corresponde a su misión creatural. Ningún estado tiene derecho a privar a la familia de sus derechos fundamentales, especialmente en el ámbito de la educación. Por el contrario, el estado tiene la obligación de apoyar de manera eficaz a las familias y protegerlas en lo tocante a sus necesidades materiales. (370)

La Familia y la Fe

Una familia cristiana debe ser una iglesia en pequeño. Todos los miembros cristianos de una familia están invitados a fortalecerse mutuamente en la fe y a aventajarse unos a otros en el celo por Dios. Deben rezar unos por otros y conjuntamente y realizar en común obras de amor al prójimo. Los padres responden con su fe por sus hijos, los llevan a bautizar y les sirven como modelos en la fe. Esto significa que los padres deben hacer todo lo posible para que los hijos experimenten que vivir en la presencia y cercanía de Dios es valioso y benéfico. ciertamente, en algún momento, los padres aprenderán de la fe de sus hijos y escucharán cómo dios habla por medio de ellos, porque con frecuencia la fe de las personas jóvenes se caracteriza por una mayor entrega y «porque muchas veces el señor revela al más joven lo que es mejor» (san Benito, regula, cap. 3,3). (373)

 El hombre no puede vivir sin relaciones. La relación más importante del hombre es la que tiene con dios. Tiene prioridad sobre todas las relaciones humanas, incluidas las familiares.
Los hijos no pertenecen a sus padres ni los padres a sus hijos. Toda persona pertenece directamente a dios. Sólo con dios existe un vínculo absoluto y perpetuo. Así se comprende la palabra de Jesús a quienes son llamados: «el que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí» (Mt 10,37). Por ello los padres deben poner a sus hijos en manos de dios, llenos de confianza. Cuando el señor los llame a una vida de entrega en una comunidad religiosa o como presbíteros. (374)

Los Hijos

Un matrimonio cristiano tiene tantos hijos como Dios le conceda y pueda asumir responsablemente. Todos los hijos que concede dios son una gracia y una gran bendición. Esto no quiere decir que una pareja cristiana no deba considerar cuántos hijos puede asumir responsablemente en su situación económica, social o de salud. En todo caso, cuando viene un hijo, este hijo debe ser acogido y aceptado con alegría, disponibilidad y con mucho amor. Basándose en la confianza en dios, muchos matrimonios cristianos experimentan el gozo de tener una familia numerosa. (419)

Jesús aprendió a orar en Familia

Jesús aprendió a orar en su familia y en la sinagoga. Pero Jesús superó los límites de la oración tradicional. Su oración mostraba una unión tal con el padre del cielo como sólo la puede tener quien es el «hijo de dios». Jesús, que era a la vez dios y hombre, se familiarizó, como los demás niños judíos de su tiempo, con los ritos y formas de oración de su pueblo, Israel. Pero como se manifestó en el episodio de Jesús a los doce años en el templo (Lc 2,41-55), había algo en él que no podía venir del aprendizaje: una unión original, honda y única con dios, su padre del cielo. Jesús, como todas las personas, esperaba el mundo nuevo y oraba a dios. Pero al mismo tiempo era también parte de ese otro mundo. Ya en esto se notaba: un día se rezaría a Jesús, se le reconocería como Dios y se le pediría su gracia. (474)


Fuente: Youcat (Catecismo para Jovenes)


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