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jueves, 14 de septiembre de 2023

La Salud Mental y la Palabra - Víctor Ramírez




  "Hijo mío, presta atención a lo que te digo, inclina tu oído a mis palabras. Que ellas no se aparten de tus ojos, guárdalas bien dentro de tu corazón, porque son vida para los que las encuentran y salud para todo ser viviente". Proverbios 4,20-22

Últimamente son cada vez más los profesionales que cuestionan los conceptos vigentes de salud mental por considerarlas confusas y hasta reduccionistas. A su vez hay una mayor inclinación hacia un concepto de salud mental que incluye la palabra “integral” u “holístico”, que en realidad pretende incluir en la definición tradicional del ser, como unidad biopsicosocial, la dimensión espiritual y trascendental de la persona.

Esta actualidad se debe a que por mucho tiempo la ciencia a tratado de ordenar o encasillar ciertos aspectos físicos, mentales y sociales por separado pero las personas no somos así. Dios no nos creó así. Esta integralidad, que se va acentuando en la ciencia, trata de confirmar que todos esos aspectos están entrelazados y unidos entre sí.

De esta manera, una enfermedad mental hace referencia a tener problemas en como pensamos y sentimos las cosas, causando síntomas físicos y problemas en la vida cotidiana. Los ejemplos más grandes son la depresión, el estrés e incluso la ansiedad. Al menos por ahora no indagaremos en la etiología de estos problemas, pero son capaces de destruir la visión del mundo que posee la persona, afectando directamente su relación con los demás y la capacidad de organizar o regular las emociones. Como consecuencia de ello la persona termina sufriendo aislamiento, segregación, una ruptura de la conexión con su medio social.

En este punto hay quienes piensan, aun en nuestras épocas, que los problemas de salud mental no existen como tal. Todos ellos representan problemas espirituales, buscando un estado interior de paz que terminan cayendo en pseudo religiones que terminan demonizando el cuerpo y la mente. Por supuesto, también están quienes atribuyen a estos problemas un origen exclusivamente médico o psicológico, reduciendo a la persona a una patología. No nos olvidemos de las miradas que hacen un culto al cuerpo o redes sociales de apoyo donde hay que adherirse a las tendencias para poder estar bien, que nos aíslan de la realidad individual. Sin embargo, lo verdadero aquí es que existe una integración, una interconexión entre todas ellas.

En todo esto la Palabra de Dios viene a compartir su mirada integral hacia el hombre, concebido en cuerpo, mente y espíritu. El primer paso hacia una concepción integral de la persona tiene que ver con la conciencia de como el ser humano conoce a Dios y se conoce así mismo. Donde la relación, de la persona con Dios constituye una fuente de fortaleza y sanidad. Esto mismo representa una discusión constante entre los profesionales de la salud mental. Hoy en día esta búsqueda, de Dios y de sí mismo, puede ser muy complicada por la abundancia de aquellos esquemas relativistas que hablamos antes.

La Palabra es un puente entre aquello que creemos y somos, nos invita a hacer una lectura de lo que está pasando en nuestras vidas, en términos de fe. Es decir, nos invita a buscar la santidad, la gracia de Dios, entender que aquel que es mi creador me dice cuál es el camino para conocerme mejor, para vivir mejor, lo cual no tiene que ver con la ausencia de problemas. Estar atento a la Palabra de Dios nos abre, a la búsqueda de sentido de nuestras vidas, con problemas y todo. Da sentido, propósito y dirección a nuestros pensamientos, que, como sabemos, son la base de las realidades que generamos en cualquier ámbito de nuestra existencia.

En conclusión, una buena salud mental tiene que ver con saber conocerse, saber leer la propia historia y desde allí, con la compañía de Dios, a través de su Palabra, elaborar aquella máxima que dice: yo soy el resultado de lo que creo.


Redacción: Víctor Ramírez

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jueves, 7 de septiembre de 2023

¿Te gusta leer? Anímate a devorar la Palabra de Dios - Hna Fernanda Martinelli OP



“Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, 
tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” Jer. 15, 16

El gran paso que damos entre los 5 y 7 años es aprender a leer. Leer nos abre a cientos de posibilidades. Leer nos hace más flexibles, cuando vamos leyendo variado (“de todo un poco”) sin enfocarnos en un solo tema o nos afianza cuando aprendemos más sobre eso en lo que nos especializamos o es de nuestro interés…

Leemos para conocer, para disfrutar, para reírnos (para esto los cómic e historietas son geniales), para encontrarnos con otras realidades, para comunicarnos (hasta por mensajes de WhatsApp) y finalmente: leemos para ser más humildes (porque nos enfrenta a la realidad de que hay tanto que no sabemos!…y a muchos nos encanta tener la última palabra).

Personalmente, ¡me encanta leer! De chica eso decían en mi casa: “cómo le gusta leer”; “se la pasa leyendo”. Cuando tenía 12 años me regalaron un Nuevo Testamento. Lo leí en unas noches ¡a todo! Hasta el Apocalipsis. 

Aunque leer siempre me ha gustado, desde que me encontré con la Palabra (con Jesús ese que en los Evangelios sana, se acerca, llama…) en las palabras que leía, he devorado con "gozo y alegría" las palabras que recibía. También, gracias a Dios, veo que en las personas la Palabra es tantas veces luz en las oscuridades de sus caminos, es consuelo y alivio. Andar con la Palabra de Dios cerca, en el corazón, en la memoria o delante de los ojos es hacer experiencia de que ésta es, como dice el salmo 119, “lámpara para los pasos y una luz en el camino” (Sal 119, 115).

Deseándote que te encuentres en este mes con Dios que nos dejó su Palabra, que leemos en la Biblia, te invitamos a rezar con aquella que salió hace tantos años de labios del profeta Jeremías: “cuando encontraba palabras tuyas las devorada…”. Las devoraba quiere decir que eran alimento y como pasa con los alimentos, nos dan fuerza. ¿Te animas a hacer este mes de la Biblia la Palabra tu alimento, esa comida que te da fuerzas?

Como prueba de que te va a ir muy bien, si te acercas a la Palabra, podes leer el Evangelio de cada día, cada mañana lentamente, pidiéndole ayuda al Espíritu Santo y a la noche otra vez releerlo, pasando esas palabras por el corazón. Vas a ver como esa Palabra se va a ir haciendo vida en vos, va a dejar de ser letra para tomar dinamismo. Se va a hacer diálogo entre vos y Él, entre vos y un Dios que te sale al encuentro para darte esa comida que da fuerza, que hace crecer. ¡Que no te achica sino que, te agranda!

Esa Palabra que te va a sostener en la debilidad (yo soy tu Dios; sos mi hijo muy amado; te guardo bajo la sombra de mis alas; yo hago nueva todas las cosas; te he perdonado; vete en paz…) o te va a impulsar en tus proyectos y desafíos (no se puede estar triste todavía porque el Esposo está aquí; ve vende lo que tienes y sígueme; felices los pobres; los perseguidos; felices… felices…).

Abrí tu Biblia o buscá y descárgate una de Internet (aunque pienso que es mejor si la tenés en papel, viste que por ahí lo digital distrae y no suma para que nos concentremos). ¡Anímate! Te invito a escribir en los comentarios cuál es tu gozo, la alegría de tu corazón que se muestra en tu vida a partir de devorar la palabra, como Jeremías.

Feliz mes de la Biblia, feliz mes de la Palabra

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viernes, 30 de septiembre de 2022

CURSOS BÍBLICOS




Hoy celebramos a San Jerónimo, presbítero y doctor de la iglesia

 Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Abrazó la vida ascética, marchó al Oriente y fue ordenado presbítero. Volvió a Roma y fue secretario del papa Dámaso. Fue en esta época cuando empezó su traducción latina de la Biblia, por pedido del papa y en esta misión contó con algunas colaboradoras: Paula y Marcela, se conoce sus nombres por las cartas enviadas por el mismo Jerónimo, dónde explica algunas cuestiones sobre el sentido de una correcta traducción. También promovió la vida monástica. Más tarde se estableció en Belén, donde trabajó mucho por el bien de la Iglesia. Escribió gran cantidad de obras, principalmente comentarios de la sagrada Escritura. Murió en Belén el año 420. 

"¿Qué cosa podemos aprender de San Jerónimo?

 Me parece que por encima de todo esto: amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura - sugirió Benedicto XVI - es importante que cada cristiano viva en contacto y diálogo personal con la Palabra de Dios, que se nos da en la Sagrada Escritura... es también una Palabra que construye la comunidad, que construye la Iglesia. Por lo tanto, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva". 


“El que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.” (San Jerónimo)

 

Te invitamos a participar de estos cursos que ofrece Holydemia para profundizar en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y profundizar en los contenidos de nuestra Fe

 

Historia de la Salvación (Gratis)

Evangelio según San Juan  (Gratis)

Evangelio según san Marcos

La Biblia, un camino del libro a tu corazón

El condimento que me falta para saborear el Evangelio

El Credo explicado a la luz del catecismo de la Iglesia Católica (Gratis)

 

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