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viernes, 8 de marzo de 2024

Mujeres que seguían a Jesús... - Hna Graciela Correa Brito OP

      



A lo largo del camino y en algunos pasajes del Antiguo testamento, la Palabra nos ha mostrado el obrar de Dios en la vida de muchas mujeres como Sara y Ana, Noemí y Ruth, Esther y Judith. Pero en los evangelios, San Lucas nos dice en el capítulo 8 que a “Jesús le acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades:  María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que le servían con sus bienes”.

Le acompañaban algunas mujeres que tuvieron un encuentro personal con Jesús. En el relato se cita a María Magdalena; mirarla a ella considerada apóstol de los apóstoles, a quien Jesús envía a anunciar a los discípulos que había resucitado, es poner la mirada en su historia de salvación. Es testimonio de la obra de la gracia que actúa en nuestra naturaleza y debilidad.  Una mujer reconocida como pecadora pública, la cual, postrada a sus pies demostró su amor a Jesús rompiendo el frasco de perfume, bañando con sus lágrimas los pies del Señor y por ese gesto le fueron perdonados sus numerosos pecados porque demostró mucho amor. 

María Magdalena, mujer de una búsqueda perseverante. Ella amaba a Jesús, se sabía amada y perdonada, amiga del Señor a quién algunos Padres de la Iglesia la identifican con María de Betania, la que sentada a sus pies lo escuchaba, era esencial cuidar esa intimidad con el Amigo, por eso pudo percibir antes de la subida a Jerusalén que la Hora del Señor estaba cerca y ese gesto de ternura revela el corazón de toda mujer que sabe ser presencia en el dolor, consuelo, sostén y refugio. Mujer que sale de madrugada a buscar al Señor, por lo que esa fidelidad le valió el ser la primera en verlo Resucitado.

 A la luz de la palabra, hoy podemos rezar y agradecer el don de ser mujer.  Mujeres que siguen a Jesús, que lo sirven con sus bienes espirituales y materiales, pero al mismo tiempo mujeres que han experimentado la misericordia de Dios en su miseria, el perdón de los pecados, la salvación y liberación. Mujeres de una fe grande como la Cananea: “mujer, ¡qué grande es tu fe…!” (Mt 15, 28) Mujeres que fueron levantadas: “Talitá Kum”, “Muchacha, a ti te digo, ¡levántate!” (Mc 5,28) como la hija de Jairo; mujeres sanadas en sus heridas más hondas, como la hemorroisa, que había gastado dinero en numerosos médicos y que con un acto de fe: “bastará tocar su manto”(Mc 5, 28)  quedó curada; mujeres que mendigan amor como la samaritana: “dame de beber”, ( Jn 4,15) y recibió un Agua Viva. Estas mujeres representan la situación de muchas mujeres que caminan siendo sal y luz en medio de lo cotidiano

La mujer por excelencia que supo acoger la Palabra que se encarnó en sus entrañas es María, nuestra madre, quien ha conocido el gozo de la Anunciación, la Encarnación y el Nacimiento de Jesús y al mismo tiempo supo de la angustia al huir a Egipto y al perder el Niño. Conoció el dolor de las partidas de su esposo, San José, y de Jesús en la cruz.

Madre, Mujer, Esposa y Discípula que acompaña el peregrinar de la Iglesia y que con su oración y protección sigue cuidando y guiando la vida de sus hijos. Bajo su manto ponemos a todas las mujeres en este día y que Ella nos regale la fortaleza y la sabiduría para seguir a Jesús con disponibilidad de corazón para que Jesús pueda decir de cada una de nosotras:  “… todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12,50)

Autora: Hna Graciela Correa Brito OP

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domingo, 29 de octubre de 2023

Meditamos el Evangelio del Domingo XXX con Fray Cristian Yturre OP



Éxodo 22,20-26 / Salmo 17,2-3a.3bc-4.47.51ab / Tesalonicenses 1,5c-10

Evangelio según San Mateo 22,34-40


Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

Homilía de Fray Cristian Yturre OP: "El GPS de la  Cruz"


Queridos hermanos. En el evangelio de hoy, el Señor nos enseña a hacer una lectio uniendo dos textos separados (Dt 6,5 y Lv 19,18) y unificándolos, regalándonos el precepto del amor. Y este precepto debe convertirse en piedra fundamental de nuestro obrar, en el norte de nuestra vida.

Podemos dar un ejemplo: Cuando queremos ir a un lugar que no conocemos, pedimos la dirección, solemos poner el “google maps” o alguna aplicación que nos indique por dónde ir. Si estamos en algún lugar pequeño, tal vez alguien nos indique cómo llegar con referencias del lugar (está al lado de la plaza, frente a la verdulería…). Siempre necesitamos referencias, necesitamos conocer a dónde vamos para no perdernos. En el evangelio de hoy, el Señor nos da las coordenadas de la vida. A dónde y por dónde ir. 

¿Cómo vivir mi vida cristiana? De cara a Dios y a los hermanos, con el GPS del amor conectado continuamente. Una flecha apuntando hacia arriba, a Dios; otra mirando a los lados, a los hermanos.  Vivir del amor, pero del amor que persevera en Cruz. 

Pero, por qué amar. Usando el ejemplo que hemos dado, podríamos decir: ¿cuál es la necesidad de usar este GPS? ¿Para qué moverme del lugar tan cómodo en el que estoy? Porque el amor no comienza por mi iniciativa. No AMO para que el Señor me ame. Ya he sido AMADO “hasta el extremo.” El amor no comienza por cada uno de nosotros, el amor ya ha comenzado su camino desde mucho antes. Hemos sido amados desde toda la eternidad. Dicho de otra manera, el motor de amor ya está en marcha, nuestra vida ya está en camino. El GPS del amor, de la Cruz es una necesidad. ¿Pero hay opción? Si claro, perderse. Sin la Cruz perdemos nuestro norte. 

El amor necesita coordenadas o termina perdiéndose. Sin la cruz terminamos amando las cosas efímeras de este mundo, terminamos perdiéndonos en busca de llenar el vacío de nuestro interior. Nada me llena, nada me satisface, nada me da paz. Porque nuestro corazón ha sido creado para Dios y estará inquieto hasta que repose en él.     

Lo bueno es que, aunque muchas veces perdamos ese norte, el Señor siempre estará allí para llevarnos otra vez al camino. Él es el amor que siempre persevera buscándonos, que no se rinde, que no abandona. El señor nos dijo “dónde esté tu tesoro estará tu corazón.” Muchas veces no sabemos dónde está nuestro corazón. Pero hay algo que si sabemos: el corazón del Señor está con nosotros, está contigo. Tu eres su tesoro.

¡Que el Señor te bendiga!




Publicaciones del mes de la Biblia:

domingo, 8 de octubre de 2023

Meditamos el Evangelio del Domingo XXVII con el P. Emmanuel Sicre, SJ



Isaías 5,1-7 / Salmo 80(79),9.12.13-14.15-16.19-20 / Filipenses 4,6-9

Evangelio según San Mateo 21,33-43:

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»

Homilía del P. Emmanuel Sicre, SJ:


¡Qué bronca dan estos tipos!, ¿no? ¡Cómo van a hacer eso! ¿Por qué? Y sí, quizá más de uno se pregunta algo de esto o tiene estos sentimientos ante tanta agresión que revela la parábola de Jesús a los sacerdotes y ancianos del pueblo. Como siempre sucede, Jesús quiere transmitir algo con la parábola según a quién se la dedica. En este caso, sus destinatarios se comportarían como los villanos de la historia relatada. Pero, ¿dónde radica la maldad de estos hombres? 

Creo que una de las razones por las que actúan así es porque se sienten dueños. Interesante cómo usa el texto el verbo apoderarse. Se apoderaron malamente de los enviados y en definitiva se hicieron dueños de la tierra que no les pertenecía. Cuando nos adueñamos de lo que es don, la reacción más natural es la de creernos que nos quitan algo que hemos conseguido por nuestros propios méritos. Entonces, el sentimiento de amenaza actúa de manera irrefrenable dejándonos a la intemperie de nuestra propia existencia insegura y llena de baches. Apropiarse de lo que es herencia es desconocer su origen inmerecido, gratuito, donado. 

Con Dios, con la Iglesia, con las cosas de la fe y la religión puede pasarnos lo mismo que a aquellas personas de la época de Jesús -y después también- que se hicieron dueñas de una Verdad que nadie puede poseer por su propio mérito, guardianes de esencias inapresables con las que se las dan de sabios rebajando a los demás con comentarios enjuiciadores de la moral ajena, sabuesos de los errores de los otros para condenar ni lo que Dios condena. Y así vamos matando los signos de Dios, sin caer en la cuenta de su procedencia porque tememos que nos quiten lo que no hemos logrado. 

Sin embargo, los mismos adueñados, en un primer momento, caen en la trampa de la parábola de Jesús. Se indignan con una actitud de los villanos que, de tan ciegos, ni se dan cuenta de que los refleja en su accionar. Jesús vuelve a la carga y los enfrenta directamente para que reaccionen. La herencia les será quitada porque no han sabido dar frutos de misericordia. Y en vez de convertirse, se enojan y buscan la manera de concluir la parábola con el mismo Jesús, aunque aún falte para apresarlo todavía. La parábola de Jesús se cumpliría en ellos finalmente. 

Pero lo cierto es que Dios siempre tiene un as bajo la manga. Su lógica es la de darlo todo, envía hasta a su hijo a riesgo de perderlo todo, pero claro, como siempre, al darlo todo, gana todo. Nos gana a todos nosotros para su Reino, nos libera, nos perdona y nos redime por los méritos de uno de los nuestros, Jesús, que siendo hombre se revela Dios al transparentar la infinita compasión del Padre por sus hijos e hijas. 

En el misterio de Dios lo que se pierde se gana, lo que se desecha es lo importante, lo que se descarta resulta valioso, lo pobre es lo más rico. Entonces, ¿qué será aquello que en nuestra vida andamos descartando? ¿No andará Dios por ahí? Si la piedra que los sabios constructores no se dieron cuenta estaban ignorando como la más importante, ¿resulta ser aquella con la que Dios quiere revelarnos su amor? 

Contemplemos nuestro dinamismo de descarte para sumarnos a la lógica del rescate de Dios y entonces podremos vivir el Reino, entonces la Casa Común no gritará de dolor y nuestros hermanos y hermanas que viven descartados podrán recibir la misericordia que viene de la caridad de los que se saben herederos de un sueño hermoso y valiente: el Reinado de Dios en la vida de todas las personas del mundo. 


Publicaciones del mes de la Biblia:

viernes, 29 de septiembre de 2023

De la empatía a la unidad y el martirio, un testimonio viviente del pueblo de la cruz


En este mes de septiembre la iglesia nos anima a leer más la Palabra de Dios. Dentro de la enorme biblioteca que es el Antiguo Testamento hay un libro que siempre me llama la atención: es el libro de Rut. Este pequeño y misterioso libro tiene por personaje principal a una mujer llamada Rut y a su suegra, Noemí. Se nos narra la historia de esta mujer moabita Rut, que viuda de un hombre judío, elije seguir a su suegra hasta abrazar la fe de Israel. El momento más decisivo es el que encontramos en la cita que está en nuestro encabezado, cuando Noemí se queda absolutamente indefensa, pues era viuda y habiendo fallecido sus dos hijos pierde todo sostén económico y social, y decide entonces volver a su tierra natal: Belén de Juda. Deja libres a sus dos nueras para que vuelvan a sus tradiciones moabitas y se casen otra vez si quisiesen. El amor filial que Rut tiene por Noemí es asombroso. La empatía que Rut siente por la anciana la mueve a quedarse con ella y emprender el viaje, dándose así la apertura de su corazón que permitió su conversión. Es aquí el momento decisivo, donde ella se la juega toda por la anciana israelita hasta el punto tal de exclamar: “tú Dios, será mi Dios”.

Es imposible saber lo que debe haber pasado por el corazón de Rut, que se convierte al Dios de Israel y termina siendo ella misma un testimonio de fidelidad. Quizás nos suene lejano, ¿quién sería capaz de convertirse al cristianismo movido por el testimonio? Surge aquí entonces la hermosa historia de san Mateo Ayariga.

El 15 de febrero de 2015, el ISIS decide asesinar a 21 trabajadores de la construcción capturados un tiempo antes en Egipto. Este terrorífico hecho se dio en las costas de Libia y se filmó, presentándose por los terroristas como un “mensaje con sangre para el pueblo de la cruz”. La tragedia mueve a millones alrededor del mundo y son ellos prontamente aclamados como mártires de la iglesia copta, iglesia ortodoxa oriental a la cual ellos pertenecían. Llama la atención la presencia de uno de los trabajadores que no era de nacionalidad egipcia y ni siquiera era copto. Sabemos que era un joven llamado Mateo, oriundo de Chad (un país de África central). Habría emigrado a Egipto buscando una salida laboral y cayó en manos de estos terroristas. Sabemos que al momento de la ejecución los captores lo interrogaron para corroborar si efectivamente él también pertenecía al llamado “pueblo de la cruz”. Mateo Ayariga, hoy san Mateo Ayariga, sin dudar respondió “Su Dios, es mi Dios”, recibiendo allí mismo el bautismo de sangre y convirtiéndose en testimonio para todos nosotros.


Esto es lo único que sabemos de este mártir contemporáneo, pero alcanza y sobra. Como una “Rut-contemporánea”, Dios debe haber movido algo en su interior de tal manera que frente a los captores que lo amenazaban de muerte, él eligió seguir el destino de Nuestro Señor, que es el Camino, la Verdad y la Vida. La historia no termina aquí, porque tan grande fue la explosión de amor que se dio al entregar su propia vida por Cristo, que los ecos de esa entrega movieron hasta el mismo Papa Francisco. Y fue en mayo de este año que nuestro Sumo Pontífice decidió incorporar al martirologio romano a estos 21 mártires coptos. Ellos se han convertido en un “signo de comunión espiritual que une a nuestras dos iglesias”, dijo el Papa.

El amor del Señor movió y sigue moviendo tantos corazones que ni siquiera imaginamos. Las palabras de la Sagrada Escritura “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios” son hoy más actuales que nunca. Solo Dios sabe que gestos realizados por cristianos fueron los que llamaron la atención de aquel inmigrante del África subsahariana, y lo llevaron a dar su sí tan decisivo. Probablemente haya sido la suma de pequeños gestos cotidianos, compartidos en su trabajo como operarios de la construcción. Algo tan sencillo que logró algo tan grande, que además constituye un gesto entre las dos iglesias. ¡Es impresionante!

Que Dios nos regale la gracia de poder ser fieles en lo poquito de cada día y ser testimonio de amor cristiano para con los demás, amor que es concreto, humano y divino. Para que aquellos que no han hecho experiencia del amor de Dios, al compartir con nosotros puedan decir como Rut y como Mateo: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.”.

Redacción: Víctor Grinenco



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domingo, 24 de septiembre de 2023

Meditamos el Evangelio del Domingo XXV con el P. Juampi Rossetti


Isaías 55,6-9 / Salmo 145(144),2-3.8-9.17-18 / Filipenses 1,20c-24.27a

Evangelio del día según san Mateo 20,1-16a:

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'. Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor'.Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?' Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos''.

Homilía del P. Juampi Rossetti:

Reconocer la generosidad de Dios

En esta parábola, vemos a un propietario de una viña que contrata trabajadores en diferentes momentos del día. Al final del día, todos reciben el mismo salario, sin importar cuánto tiempo trabajaron. Esto refleja la generosidad de Dios (el propietario) para con nosotros. A menudo, medimos la justicia de Dios en función de nuestras obras, pero Él nos muestra que su generosidad es abundante y nos excede. Esto nos llama a reconocer que la gracia de Dios es un regalo inmerecido para aprovechar y disfrutar.

Evitar la envidia

En este pasaje, los trabajadores que comenzaron temprano en la mañana se quejan de que los que llegaron al final del día reciben el mismo salario. Esto refleja una actitud de envidia en sus corazones. Jesús nos desafía a no compararnos con otros en términos de recompensas espirituales o materiales. Nos invita a disfrutar de estar a su servicio, pertenecer a su reino y alegrarnos de que sea bueno con todos. Para eso podemos pedirle a Jesús mismo enfocarnos en nuestra relación personal con Dios.

Agradecer que Dios es bueno

Estamos invitados a reconocer que, sin importar cuánto tiempo hayamos servido al Señor, su gracia es igualmente disponible y abundante para todos. Estar agradecidos por los dones de Dios a uno mismo y a los demás y comprometernos a servir al Señor con humildad, sabiendo que nadie merece su amor desbordante, pero todos estamos llamados a recibirlo.

En esta parábola, Jesús nos invita entonces a reconocer la generosidad de Dios, evitar la envidia y agradecer el hecho de conocer quién es Dios. Y, si en algún momento de la vida nos enoje ver a otros que les va tan bien y nosotros “que estamos hace tanto tiempo en la Iglesia” no, recordemos siempre la pregunta fundamental: "¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?". Que esta pregunta nos lleve a una profunda reflexión y actitud de vida.

Dios los bendiga y cuide mucho

P. Juan Pablo Rossetti

 Arquidiocesis de Buenos Aires


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viernes, 22 de septiembre de 2023

¿Cuál es el impacto que tiene la Palabra de Dios en la cárcel? - Seba Iako



En el marco del Mes de la Biblia, podríamos hacernos las siguientes preguntas: ¿La Biblia queda reservada a las casas cristianas, queda sólo en parroquias y templos? ¿O también permitimos que la Biblia circule, que llegue a lugares, contextos y personas más necesitadas de la misericordia de Dios? Puntualmente: ¿Cuál es el impacto que tiene la Palabra de Dios en las cárceles? 
Aquí te lo contamos…

Al reflexionar sobre las cárceles, específicamente aquellas en el territorio argentino, evocamos imágenes de entornos adversos y deshumanizantes, donde la brutalidad y el abandono social son realidades constantes entre las personas privadas de su libertad. A pesar de que la legislación contempla la privación de derechos ambulatorios, con frecuencia en la conciencia social prevalece el deseo de suprimir aún más derechos, como el derecho a la vida, el derecho a la educación y a la salud. No obstante, en la Iglesia reconocemos que cada ser humano posee un valor intrínseco y una dignidad que trascienden cualquier circunstancia adversa. Fundamentamos esta creencia en la esperanza de que la divina gracia puede llegar a todos los corazones. En virtud de ello, surgen numerosas vocaciones misioneras deseosas de compartir el Evangelio en el ámbito carcelario, acompañar las problemáticas de los presos y hacer más accesible la Iglesia misma en esos contextos.

Si bien muchos de nosotros hemos experimentado el encuentro con Dios desde edades tempranas y hemos tenido diversas oportunidades para profundizar en esa experiencia, debemos reconocer que existen numerosas personas que no gozan de las mismas oportunidades. En este sentido, compartimos el testimonio de Alejandro Bircher, una persona privada de su libertad de 31 años, quien nos relata su vivencia del encuentro con Dios en la cárcel.
 
 “Hola, mi nombre es Alejandro y este es mi testimonio de cómo la palabra y el camino de DIOS fueron en búsqueda de mí en la cárcel… y me encontraron.”
“Me encuentro detenido por delitos leves, como corresponde estoy pagando a la sociedad mi desobediencia. Pero hoy quiero narrar un poco cómo la presencia de Dios tocó mi vida y desde ahí nunca más, pero nunca más, volví a ser el mismo ser…”
 
Este testimonio pone de manifiesto cómo Dios logra superar las "tres rejas" que suelen aislar a los presos de la sociedad y de la Iglesia: la reja institucional de la cárcel, la reja social de haber delinquido y la reja simbólica, la etiqueta, por ser personas en situación de pobreza y vulnerabilidad. Tres rejas que Dios atraviesa fácilmente para llegar a los corazones, porque Dios atraviesa todos los límites


“A los 16 me tocó una de las situaciones que me marcó hasta el día de hoy, mi madre se enfermó y murió de cáncer. Ese suceso fue un impulso para que yo tomara malas decisiones, y las espinas que sembré las recogí con muchas tristezas…
Una de esas malas decisiones me llevó al lugar de donde estoy escribiendo este testimonio de vida. Llevaba un tiempo en la prisión y llevaba una vida desordenada, incluso creía en santos paganos que nada bien me hacían en la vida, y de a poco construía un personaje de vida que no era el original ni mucho menos lo que Dios quería para mí. Caminaba día a día sin sentido, mis decisiones en la cárcel eran vanidades que sólo me hacían saciar el placer del ser, provechosas como ellas solas me llenaban hasta el extremo… pero aun así vacío por dentro. No valoraba nada y nada tenía sentido más que saciar mi interior.”
 
Alejandro nos escribe desde un Pabellón Literario llamado “Mentes Libres” contándonos su experiencia con la Palabra, explicando que años después durante su estadía en la cárcel, finalmente tuvo contacto con la Biblia. La lectura es muy fomentada en los pabellones que buscan caminos y herramientas para poder concentrarse en algo bueno, tal como sucede en los Pabellones Literarios. Con la lectura de las Sagradas Escrituras,  Alejandro comenzó a revitalizar su fe a pesar del contexto carcelario.


“Yo leía la Biblia con compañeros que les gustaba escuchar, y declaraba con mi boca diciendo: la vieja vida la voy a dejar pero que la Palabra no. Sin darme cuenta estaba declarando el versículo que nunca había leído antes que dice: cielos y tierra pasarán, más mi palabra no (Mateo 24, 36). Pero un día cuando tenía 27 años, me encontraba solo dentro de la celda, y estaba drogándome como el viejo hombre que era, y me encontraba solo, y de repente empecé a llorar de una manera que la tristeza me inundó por completo, me arrojé al suelo llorando. Ahí es cuando Dios tocó con su presencia mi vida, y sentía que me decía “hasta acá, hijo…” Poco a poco después de ese día, fui esforzándome en abandonar el viejo hombre que era, dejé mis malas costumbres de vida y empecé a modelar el ejemplar de vida que Jesucristo quiere que tengamos… Empecé a encontrarme con versículos de la Biblia que me ayudaban en este proceso como “Las malas charlas corrompen las buenas costumbres. Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar” (1 Corintios 15:33-34). Fui encontrándome con miles de consejos bíblicos, me iba inundando en la presencia, orando y llorando. Sentía que Dios me hablaba en todas las cosas."

"La Palabra se vivifica en uno, al leerla, orarla y practicarla, la haces parte de tu vida. Incluso en varias ocasiones me sentía identificado como cuando Daniel entraba en la fosa de los leones y salía ileso, porque Dios me acompañaba como había acompañado a Daniel en el Antiguo Testamento. Comprendí que Dios quiere que todos los hijos pródigos vuelvan a casa, cambiando la vida desordenada hacia una ordenada. Ahora no quiero desviarme ni a la derecha, ni a la izquierda, mantenerme centrado y despierto hacia su camino, hacia su verdad y hacia la vida hermosa que me espera."



"Dios es impresionantemente amoroso. El que permanece en el amor permanece en Dios. Por eso hago un esfuerzo en mi persona y trato de amar a mis pares aunque no los conozca. Dentro de mí empezó a cambiar ciertas costumbres y sentimientos que me llevaron a una mejor visión de la vida y mejor convivencia con ella. La Palabra de Dios te pone en Gracia con Él, te lleva a estar bien con vos mismo y con los pares pero, mejor aún, con Dios también.”

jueves, 14 de septiembre de 2023

La Salud Mental y la Palabra - Víctor Ramírez




  "Hijo mío, presta atención a lo que te digo, inclina tu oído a mis palabras. Que ellas no se aparten de tus ojos, guárdalas bien dentro de tu corazón, porque son vida para los que las encuentran y salud para todo ser viviente". Proverbios 4,20-22

Últimamente son cada vez más los profesionales que cuestionan los conceptos vigentes de salud mental por considerarlas confusas y hasta reduccionistas. A su vez hay una mayor inclinación hacia un concepto de salud mental que incluye la palabra “integral” u “holístico”, que en realidad pretende incluir en la definición tradicional del ser, como unidad biopsicosocial, la dimensión espiritual y trascendental de la persona.

Esta actualidad se debe a que por mucho tiempo la ciencia a tratado de ordenar o encasillar ciertos aspectos físicos, mentales y sociales por separado pero las personas no somos así. Dios no nos creó así. Esta integralidad, que se va acentuando en la ciencia, trata de confirmar que todos esos aspectos están entrelazados y unidos entre sí.

De esta manera, una enfermedad mental hace referencia a tener problemas en como pensamos y sentimos las cosas, causando síntomas físicos y problemas en la vida cotidiana. Los ejemplos más grandes son la depresión, el estrés e incluso la ansiedad. Al menos por ahora no indagaremos en la etiología de estos problemas, pero son capaces de destruir la visión del mundo que posee la persona, afectando directamente su relación con los demás y la capacidad de organizar o regular las emociones. Como consecuencia de ello la persona termina sufriendo aislamiento, segregación, una ruptura de la conexión con su medio social.

En este punto hay quienes piensan, aun en nuestras épocas, que los problemas de salud mental no existen como tal. Todos ellos representan problemas espirituales, buscando un estado interior de paz que terminan cayendo en pseudo religiones que terminan demonizando el cuerpo y la mente. Por supuesto, también están quienes atribuyen a estos problemas un origen exclusivamente médico o psicológico, reduciendo a la persona a una patología. No nos olvidemos de las miradas que hacen un culto al cuerpo o redes sociales de apoyo donde hay que adherirse a las tendencias para poder estar bien, que nos aíslan de la realidad individual. Sin embargo, lo verdadero aquí es que existe una integración, una interconexión entre todas ellas.

En todo esto la Palabra de Dios viene a compartir su mirada integral hacia el hombre, concebido en cuerpo, mente y espíritu. El primer paso hacia una concepción integral de la persona tiene que ver con la conciencia de como el ser humano conoce a Dios y se conoce así mismo. Donde la relación, de la persona con Dios constituye una fuente de fortaleza y sanidad. Esto mismo representa una discusión constante entre los profesionales de la salud mental. Hoy en día esta búsqueda, de Dios y de sí mismo, puede ser muy complicada por la abundancia de aquellos esquemas relativistas que hablamos antes.

La Palabra es un puente entre aquello que creemos y somos, nos invita a hacer una lectura de lo que está pasando en nuestras vidas, en términos de fe. Es decir, nos invita a buscar la santidad, la gracia de Dios, entender que aquel que es mi creador me dice cuál es el camino para conocerme mejor, para vivir mejor, lo cual no tiene que ver con la ausencia de problemas. Estar atento a la Palabra de Dios nos abre, a la búsqueda de sentido de nuestras vidas, con problemas y todo. Da sentido, propósito y dirección a nuestros pensamientos, que, como sabemos, son la base de las realidades que generamos en cualquier ámbito de nuestra existencia.

En conclusión, una buena salud mental tiene que ver con saber conocerse, saber leer la propia historia y desde allí, con la compañía de Dios, a través de su Palabra, elaborar aquella máxima que dice: yo soy el resultado de lo que creo.


Redacción: Víctor Ramírez

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jueves, 7 de septiembre de 2023

¿Te gusta leer? Anímate a devorar la Palabra de Dios - Hna Fernanda Martinelli OP



“Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, 
tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” Jer. 15, 16

El gran paso que damos entre los 5 y 7 años es aprender a leer. Leer nos abre a cientos de posibilidades. Leer nos hace más flexibles, cuando vamos leyendo variado (“de todo un poco”) sin enfocarnos en un solo tema o nos afianza cuando aprendemos más sobre eso en lo que nos especializamos o es de nuestro interés…

Leemos para conocer, para disfrutar, para reírnos (para esto los cómic e historietas son geniales), para encontrarnos con otras realidades, para comunicarnos (hasta por mensajes de WhatsApp) y finalmente: leemos para ser más humildes (porque nos enfrenta a la realidad de que hay tanto que no sabemos!…y a muchos nos encanta tener la última palabra).

Personalmente, ¡me encanta leer! De chica eso decían en mi casa: “cómo le gusta leer”; “se la pasa leyendo”. Cuando tenía 12 años me regalaron un Nuevo Testamento. Lo leí en unas noches ¡a todo! Hasta el Apocalipsis. 

Aunque leer siempre me ha gustado, desde que me encontré con la Palabra (con Jesús ese que en los Evangelios sana, se acerca, llama…) en las palabras que leía, he devorado con "gozo y alegría" las palabras que recibía. También, gracias a Dios, veo que en las personas la Palabra es tantas veces luz en las oscuridades de sus caminos, es consuelo y alivio. Andar con la Palabra de Dios cerca, en el corazón, en la memoria o delante de los ojos es hacer experiencia de que ésta es, como dice el salmo 119, “lámpara para los pasos y una luz en el camino” (Sal 119, 115).

Deseándote que te encuentres en este mes con Dios que nos dejó su Palabra, que leemos en la Biblia, te invitamos a rezar con aquella que salió hace tantos años de labios del profeta Jeremías: “cuando encontraba palabras tuyas las devorada…”. Las devoraba quiere decir que eran alimento y como pasa con los alimentos, nos dan fuerza. ¿Te animas a hacer este mes de la Biblia la Palabra tu alimento, esa comida que te da fuerzas?

Como prueba de que te va a ir muy bien, si te acercas a la Palabra, podes leer el Evangelio de cada día, cada mañana lentamente, pidiéndole ayuda al Espíritu Santo y a la noche otra vez releerlo, pasando esas palabras por el corazón. Vas a ver como esa Palabra se va a ir haciendo vida en vos, va a dejar de ser letra para tomar dinamismo. Se va a hacer diálogo entre vos y Él, entre vos y un Dios que te sale al encuentro para darte esa comida que da fuerza, que hace crecer. ¡Que no te achica sino que, te agranda!

Esa Palabra que te va a sostener en la debilidad (yo soy tu Dios; sos mi hijo muy amado; te guardo bajo la sombra de mis alas; yo hago nueva todas las cosas; te he perdonado; vete en paz…) o te va a impulsar en tus proyectos y desafíos (no se puede estar triste todavía porque el Esposo está aquí; ve vende lo que tienes y sígueme; felices los pobres; los perseguidos; felices… felices…).

Abrí tu Biblia o buscá y descárgate una de Internet (aunque pienso que es mejor si la tenés en papel, viste que por ahí lo digital distrae y no suma para que nos concentremos). ¡Anímate! Te invito a escribir en los comentarios cuál es tu gozo, la alegría de tu corazón que se muestra en tu vida a partir de devorar la palabra, como Jeremías.

Feliz mes de la Biblia, feliz mes de la Palabra

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viernes, 30 de septiembre de 2022

CURSOS BÍBLICOS




Hoy celebramos a San Jerónimo, presbítero y doctor de la iglesia

 Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Abrazó la vida ascética, marchó al Oriente y fue ordenado presbítero. Volvió a Roma y fue secretario del papa Dámaso. Fue en esta época cuando empezó su traducción latina de la Biblia, por pedido del papa y en esta misión contó con algunas colaboradoras: Paula y Marcela, se conoce sus nombres por las cartas enviadas por el mismo Jerónimo, dónde explica algunas cuestiones sobre el sentido de una correcta traducción. También promovió la vida monástica. Más tarde se estableció en Belén, donde trabajó mucho por el bien de la Iglesia. Escribió gran cantidad de obras, principalmente comentarios de la sagrada Escritura. Murió en Belén el año 420. 

"¿Qué cosa podemos aprender de San Jerónimo?

 Me parece que por encima de todo esto: amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura - sugirió Benedicto XVI - es importante que cada cristiano viva en contacto y diálogo personal con la Palabra de Dios, que se nos da en la Sagrada Escritura... es también una Palabra que construye la comunidad, que construye la Iglesia. Por lo tanto, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva". 


“El que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.” (San Jerónimo)

 

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Historia de la Salvación (Gratis)

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jueves, 30 de septiembre de 2021

"María, modelo de la Iglesia en la nueva alianza"




Antes de empezar a leer este texto, te invito a pensar en tu comunidad desde las siguientes preguntas: Si tuvieras que describirla con una palabra ¿cuál sería? ¿Qué actividades tiene? ¿Cuál es la actividad en la que más está avocada tu comunidad? ¿Qué sentís en ella?

La Nueva Alianza, es el hecho en el cual Jesús establece un nuevo vínculo entre el ser humano y Dios con la entrega de su vida.  Toda la palabra de Dios está impregnada de esta cuestión y los personajes bíblicos pueden ayudarnos a comprender esta idea.

La Virgen María, a la luz de la Nueva Alianza, es modelo de iglesia de la Nueva Alianza ya que su vida estuvo en intima unión con Cristo. Es por ello que todo su actuar esta en intima colaboración, ayuda a su Hijo.

Para entender el concepto de María como Modelo de la Nueva Alianza hay tres relatos que nos ayudan a entender este concepto: El nacimiento de Jesús (Lc 2,1-19), Las bodas de Cana (Jn 2,1-10) y María Junto a la Cruz (Jn 19, 25-27)

En Lc 2,1-19, encontramos el nacimiento de Jesús, allí se observa una gran alabanza a Dios por la encarnación de su Hijo. María es testigo de ello, y también protagonista en el hecho de haber concebido y dado a luz al Salvador. Sin embargo ella nunca se vanagloria de esto o quiere ser el centro. Sino más bien que contempla esta obra de Dios y la guarda meditándola en su corazón. (Lc 2,19). 

Por otro lado en las bodas de cana, se observa que hay un conflicto: estaban en medio de una cena nupcial, todos comiendo y festejando. Cuando de repente se ha acabado el vino (Jn 2,3), María, por su parte, sin dudarlo habla con Jesús en nombre de los celebrantes que festejaban el acontecimiento y ante la respuesta de Jesús pone a la a comunidad en clave de confianza y escucha diciendo: “hagan todo lo que él les diga” (Jn 2,5). Luego Jesús hace su obra, transforma el agua en vino y la fiesta se salva. Siendo así que María aparece en el relato como mediadora de la comunidad con el hijo. En otras palabras, ella vela por los novios de la fiesta intercediendo con su hijo.

María junto a la cruz, en Jn 19, 25-27, Jesús nombra a María como Madre de los discípulos. En este hecho, el mesías entrega a su madre como Madre de la comunidad y reconociéndola como mediadora de la iglesia con Él.

 


Todos estos relatos nos dan pistas para pensar la iglesia de la Nueva Alianza. En María, encontramos el modelo de la iglesia que contempla la obra de Dios en Cristo. Esa iglesia que asume que está al servicio de la obra salvadora de los hombres.

También en María encontramos a la iglesia que se pone al servicio de la humanidad. Esa iglesia que es canal de encuentro y salvación entre los hombres y Dios. Esa iglesia que lleva a buena noticia a los confines de la tierra, a los pobres como a los ricos con tal de que el ser humano se encuentre con lo trascendente y se plenifique su vida.

Finalmente, en María encontramos la iglesia que lleva a Jesús. Esta iglesia es la iglesia que se compromete con la sociedad llevando la buena noticia de Jesús a todos los ámbitos de la vida cotidiana

 

Te invito a repensar tu comunidad y rezar con las siguientes preguntas: ¿cómo podríamos pensar tu comunidad en clave de Nueva Alianza con María Modelo de la iglesia de la Nueva Alianza?

 



Autor: Lautaro Belloni, seminarista de la diócesis de Quilmes, Argentina

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martes, 21 de septiembre de 2021

La Nueva Alianza en Cristo (Mes de la Biblia)


Hoy vamos a poner el acento en la persona de Jesús. Para ello te voy a invitar a leer Mc 8, 27-35 preguntándote ¿quién es Jesús para mí?

La pregunta por el mesías y la nueva alianza era pregunta corriente en el antiguo Israel. Mismo, los contemporáneos a Jesús esperaban que llegase un rey mesías que reúna al pueblo de Israel, ya que confiaban en la promesa de Dios a David. Yahveh le propone hacer una alianza poniendo a un sucesor suyo como fundamento del nuevo pueblo de Dios.

En el Nuevo Testamento, encontramos expresiones que confirman el mesianismo davídico de Jesús. Por ejemplo cuando se lo llama “hijo de David”. También hay relatos que explícita o implícitamente revelan el mesianismo de Jesús davídico, los relatos de la entrada mesiánica.

Volviendo al tema principal, Jesús y la alianza, interesa que podamos observar la alianza en Marcos, ya que el libro del Apóstol hace un recorrido interesante. Inicia presentándonos a la persona de Jesús como el hijo amado de Dios (Cf: Mc 1,11). Aquel se la pasa haciendo el bien, llamando a sus discípulos (Cf: Mc 1,12-45) y anunciando la Buena Nueva sin ser reconocido como Mesías por los suyos. Solamente es reconocido por los demonios entre los relatos de Mc 1 y Mc 8. Siempre me gusta pensar, cuando leo alguno de estos relatos, que el autor bíblico quiso presentarnos a Jesús desde su opción fundamental, desde lo más profundo de su misión salvífica.

Luego en Mc 8 Jesús hace una serie de milagros, como la multiplicación de los panes, la pesca milagrosa y la curación del ciego, que llevan al punto clímax del libro: el reconocimiento de su Mesianismo. Esto lo vemos en Mc 8, 27-30, allí se plantea que Jesús le pregunta a los discípulos “¿quién dice la gente que soy?”(Mc 8,27) y luego repregunta diciendo “¿quién dicen que soy?”(Mc 8,29). Siendo así que Pedro lo reconoce diciendo “Tú eres el Mesías” (Mc 8, 29).

Finalmente, entre Mc 9-16, Jesús despliega todo su mesianismo, llamándose hijo de Hombre y a su vez llevando a cabo la alianza. 

En el relato de la ultima cena y la pasión de Jesús, en todos los evangelios, corre en sus tintas el misterio de la nueva alianza. En el caso de Marcos, se observa que Cristo anuncia la institución de la Nueva Alianza en la Eucaristía de la siguiente manera: “Tomen, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.”(Mc 14, 22-24) Luego, el relato nos va llevando hacia el acontecimiento pascual que es la institución de la Nueva Alianza. La teóloga Mercedes Navarro Puerta, en su libro llamado “Marcos”, plantea que el relato de la pasión se presenta como un hecho “cósmico”. De tal relevancia que afecta a toda la historia. Y pues sí, ya que en la pasión Cristo se entrega en la Cruz como sacrificio perfecto, que selle una Nueva Alianza entre los hombres y Dios a partir del perdón de los pecados. Finalmente, en el relato de este evangelio se nos habla del reconocimiento del centurión y la resurrección.

En suma, en Marcos vemos que la persona de Cristo y la alianza van de la mano. Es necesario reconocer a Cristo y su obra para poder reconocer la obra salvífica que nos trae con la alianza.

Para terminar, te invito a leer Mc 8, 27-35. Pero con una condición: imagínate que estas dentro del relato, gustá y sentí todo lo contemplas e imagínate que Jesús te pregunta al final “¿quién soy yo para vos?”

¿Qué le dirías?


Autor: Lautaro Belloni, seminarista de la diócesis de Quilmes, Argentina

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