Mostrando entradas con la etiqueta SAN AGUSTIN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SAN AGUSTIN. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de abril de 2016

CANTEMOS AL SEÑOR EL CÁNTICO DEL AMOR



Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. Se nos exhorta a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo sabe lo que significa este cántico nuevo. Un cántico es expresión de alegría y, considerándolo con más atención, es una expresión de amor. Por esto, el que es capaz de amar la vida nueva es capaz de cantar el cántico nuevo. Debemos, pues, conocer en qué consiste esta vida nueva, para que podamos cantar el cántico nuevo. Todo, en efecto, está relacionado con el único reino, el hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo. Por ello el hombre nuevo debe cantar el cántico nuevo porque pertenece al Testamento nuevo.

Nadie hay que no ame, pero lo que interesa es cuál sea el objeto de su amor. No se nos dice que no amemos, sino que elijamos a quien amar. Pero, ¿cómo podremos elegir, si antes no somos nosotros elegidos? Porque, para amar, primero tenemos que ser amados. Oíd lo que dice el apóstol Juan: Él nos amó primero. Si buscamos de dónde le viene al hombre el poder amar a Dios, la única razón que encontramos es porque Dios lo amó primero. Se dio a sí mismo como objeto de nuestro amor y nos dio el poder amarlo. El apóstol Pablo nos enseña de manera aún más clara cómo Dios nos ha dado el poder amarlo: El amor de Dios -dice- ha sido derramado en nuestros corazones. ¿Por quién ha sido derramado? ¿Por nosotros, quizá? No, ciertamente. ¿Por quién, pues? Por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Teniendo, pues, tan gran motivo de confianza, amemos a Dios con el amor que de él procede. Oíd con qué claridad expresa san Juan esta idea: Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. Sería poco decir: El amor es de Dios. Y ¿quién de nosotros se atrevería a decir lo que el evangelista afirma: Dios es amor? Él lo afirma porque sabe lo que posee.

Dios se nos ofrece en posesión. Él mismo clama hacia nosotros: «Amadme y me poseeréis, porque no podéis amarme si no me poseéis.»

¡Oh, hermanos! ¡Oh, hijos de Dios! Germen de universalidad, semilla celestial y sagrada, que habéis nacido en Cristo a una vida nueva, a una vida que viene de lo alto, escuchadme, mejor aún, cantad al Señor, junto conmigo, un cántico nuevo. «Ya lo canto», me respondes. Sí, lo cantas, es verdad, ya lo oigo. Pero, que tu vida no dé un testimonio contrario al que proclama tu voz.

Cantad con la voz y con el corazón, con la boca y con vuestra conducta: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Os preguntáis qué alabanzas hay que cantar de aquel a quien amáis? Porque, sin duda, queréis que vuestro canto tenga por tema a aquel a quien amáis. ¿Os preguntáis cuáles son las alabanzas que hay que cantar? Habéis oído: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Os preguntáis qué alabanzas? Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. Su alabanza son los mismos que cantan.

¿Queréis alabar a Dios? Vivid de acuerdo con lo que pronuncian vuestros labios. Vosotros mismos seréis la mejor alabanza que podáis tributarle, si es buena vuestra conducta.

De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 34, 1-3. 5-6: CCL 41. 424-426)




Suscribite y recibí todas las actualizaciones en tu E-mail.
También podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (Fanpage) y en Twitter: @VivamoslaFe

lunes, 13 de abril de 2015

LA ORACIÓN (1) - YOUCAT

Hola queridos amigos he decidido comenzar a compartir con ustedes a través de las entradas de este blog el tema de la oración, compartiré preguntas-respuestas del YouCat y textos de algunos santos sobre esta temática.   Espero que les guste y también espero sus aportes si desean colaborar.





¿Qué es la oración?

La oración es la elevación del corazón a Dios. Cuando
un hombre ora, entra en una relación viva con Dios.

La oración es la gran puerta de entrada en la fe. 
Quien ora ya no vive de sí mismo, para sí mismo y por sus propias fuerzas.
Sabe que hay un Dios a quien se puede hablar. Una persona
que ora se confía cada vez más a Dios. Busca ya desde ahora
la unión con aquel a quien encontrará un día cara a cara. Por
eso pertenece a la vida cristiana el empeño por La oración
cotidiana. Ciertamente no se puede aprender a orar como se
aprende una técnica. Orar, por extraño que parezca, es un don
que se recibe a través de La oración. No podríamos orar si
Dios no nos diera su gracia.

¿Por qué ora el ser humano?

Oramos porque estamos llenos de un ansia infinita y porque Dios ha hecho a los
hombres para estar con él: «Nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en
ti» (San Agustín). Oramos también porque necesitamos orar; así lo dice Madre
Teresa: «Como no puedo fiarme de mí misma, me fío de él las 24 horas del día».

A menudo nos olvidamos de Dios, huimos de él y nos escondemos. Pero, aunque evitemos
pensar en Dios, aunque lo neguemos, Él está siempre junto a nosotros. Nos busca, antes de que
nosotros lo busquemos, tiene sed de nosotros, nos llama.
Uno habla con su conciencia y se da cuenta, de pronto, de que está hablando con Dios.
Uno se encuentra solo, no tiene con quien hablar y percibe entonces que Dios siempre está
disponible para hablar.
Uno está en peligro y se da cuenta de que Dios responde al grito de auxilio.
Orar es tan humano como respirar, comer, amar. Orar purifica. Orar hace posible la resistencia
a las tentaciones. Orar fortalece en la debilidad. Orar quita el miedo, duplica las fuerzas,
capacita para aguantar. Orar hace feliz.

¿Por qué es Abraham un modelo de oración?

Abraham escuchó a Dios. Estuvo dispuesto a partir a
donde Dios quisiera ya hacer lo que Dios quisiera. 
En la escucha y la disponibilidad para ponerse en camino 
es un modelo para nuestra oración. 

No se nos han transmitido muchas oraciones de Abraham. Pero
allí donde iba, construía para su Dios altares, lugares de oración.
De este modo, en el camino de su vida, tuvo múltiples experiencias
con Dios, también algunas que le pusieron a prueba y le
desconcertaron. Cuando Abraham vio que Dios quería aniquilar la
ciudad pecadora de Sodoma, intercedió por ella. Incluso luchó
obstinadamente con Dios. Su intercesión por Sodoma es la
primera gran oración de petición en la historia del pueblo de Dios.

¿Cómo oró Moisés?

De Moisés podemos aprender que «orar» es «hablar con Dios». Junto a la
zarza ardiente, Dios inicia una verdadera conversación con Moisés y le
confía una misión. Moisés pone objeciones y hace preguntas. Finalmente
Dios le revela su nombre sagrado. Así como entonces Moisés adquirió
confianza con Dios y se dejó tomar del todo a su servicio, así también
debemos orar nosotros y entrar en la escuela de Dios. 

La BIBLIA menciona el nombre de Moisés 767 veces; esto muestra lo central que es
su figura como liberador y legislador del pueblo de Israel. Al mismo tiempo, Moisés
fue un gran intercesor por su pueblo. En la oración recibió su misión, de la oración
sacaba fuerzas. Moisés tenía una relación íntima y personal con Dios: «El Señor
hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo» (Éx 33,11).
Antes de actuar o enseñar al pueblo, Moisés se retiraba al monte para orar. Por este
motivo es el prototipo del orante contemplativo.

¿Qué importancia tienen los salmos para nuestra oración?

Los salmos son, junto al Padrenuestro, el mayor tesoro
de oración de la Iglesia. En ellos se canta de modo
incesante la alabanza de Dios. 

En el ANTIGUO TESTAMENTO tenemos 150 salmos. Son
una colección, que se remonta en parte a varios milenios, de
cantos y oraciones que se rezan aún hoy en la comunidad
eclesial, en la llamada Liturgia de las horas. Los salmos son
de los textos más hermosos de la literatura universal y
conmueven también inmediatamente a los hombres modernos
por su fuerza espiritual.




FUENTE: YouCat 469-473

Te invitamos a sumarte al grupo de YOUCAT Argentina.

Mas sobre YOUCAT: ¿Que es el YOUCAT?



Suscribite y recibí todas las actualizaciones en tu E-mail.
También podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (fanpage) y en Twitter: @VivamoslaFe

miércoles, 24 de diciembre de 2014

SAN AGUSTÍN NOS INVITA CELEBRAR EL NACIMIENTO DE JESÚS




De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999) 

LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO 

Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre. 


Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte.