En el día de ayer llegó la comunidad salesiana a la diócesis de La Rioja y llegó para quedarse. Después de varios años de misión en esta diócesis, los padres y hermanos salesianos van formar parte de la comunidad “Monseñor Enrique Angelelli”, capilla Santa Rosa de Lima – Parroquia Santa Rita.
El día 10 de Febrero de 2016 a las 20Hs se celebró en la capilla Santa Rosa de la parroquia Santa Rita la misa de bienvenida presidida por Mons. Colombo, obispo de la diócesis de La Rioja, al comenzar la misa el obispo presentó a los sacerdotes, P. Marcos Aguirre SDB, P. Adrian González SDB y al hermano Gabriel Osorio SDB que brindaran su servicio pastoral en esta diócesis.
En dicha misa estuvieron presentes también: el párroco del lugar, P. Miguel Paredes, inspector de la inspectoría Salesiana Artémides Zatti, con sede en la provincia de Córdoba y jurisdicción sobre todo el Norte Argentino, P. Gabriel Romero SDB, el hermano ecónomo Cesar Arribillaga SDB, religiosas y seminaristas de la diócesis de La Rioja y miembros laicos de toda la comunidad parroquial.
En la Homilía, Monseñor Colombo destacó que hoy se ha concretado un deseo de muchos años atrás.
Palabras de Mons. Marcelo Colombo:
“Esto que hoy se concreta no es un capricho, es fruto de un discernimiento de varios años, ya Monseñor Rodríguez tenía el deseo de contar con la presencia de los salesianos en la diócesis y hubo distintas circunstancias que no lo permitieron, cuando llegué a la diócesis se retomaron las misiones de los jóvenes salesianos de Córdoba y muchos fieles me preguntaban ¿Cuándo vendrán los salesianos a La Rioja? y la comunidad salesiana después de un capitulo dieron su sí, un sí que fue orado, reflexionado, rumeado en comunidad, y después se preguntaron ¿Quiénes van a La Rioja? y muchos salesianos se ofrecieron para venir a la diócesis y fueron elegidos tres de ellos y llegamos a este día que estamos celebrando”
“Quiero agradecerle al P. Miguel que estuvo de acuerdo en la propuesta, después de que varias veces hablamos de la realidad de esta comunidad parroquial y también quiero agradecer a la comunidad Mons. Angelelli que prepararon el lugar donde van a vivir, y que brindaron su tiempo para localizar los espacios de apostolado, estuvieron trabajando mucho.”
“Damos gracias a Dios por este comienzo de misión de los padres y hermanos salesianos aquí en La Rioja”
Al finalizar la celebración dirigió unas palabras el P. Gabriel Romero SDB inspector de la inspectoría Salesiana Artémides Zatti:
“Venimos a conocer, a aprender, a sumarnos a los proyectos que ya se están realizando en la parroquia y venimos a aportar nuestro carisma, agradecemos a la comunidad que hoy nos recibe en este sueño de mucho tiempo que hoy podemos concretar”
Conoce la vida del fundador de los salesianos: Don Bosco
“Procura que con todos los que hables, se conviertan
en tus amigos”
San
Juan Bosco
Hablar de Don Bosco, el gran santo del
Piamonte Italiano, es hablar de un hombre que vivió su existencia en medio de
unas exquisitas y fascinantes relaciones interpersonales, todas ellas llenas de
Dios, pero a la vez muy aterrizadas y concretas.
Pido que reflexionemos un poco la frase
que encabeza este escrito:
“Procura que con todos los
que hables, se conviertan en tus amigos”
San Juan Bosco
Es más que un “Slogan”
bonito, que puede pasar de boca en boca dentro de un grupo juvenil, o
convertirse en una “frase de cajón” como se le suele llamar en mi tierra a las
frases que ya sin trastocadas y con poca fuerza. Es todo un mandato ya dado por
el Señor, y actualizado y coloreado con la espiritualidad Salesiana. En este
año, que celebramos los doscientos años del nacimiento de Don Bosco, es
importante que conozcamos a un Don Bosco que vivía su existencia inundada por
Dios, pero al tiempo, con un deseo de servir a los demás, fuera la situación
que fuera.
“… que se conviertan en tus amigos”, qué
interesante programa de vida, un parámetro para dar riendas a la vida
interpersonal que todos manejamos, para lograr crear “lazos” de amistad que,
con seguridad, serán difíciles de romper, si desde sus fundamentos se cimenta
la caridad, el respeto y la alegría, vivida en la pureza y la contemplación de
lo divino en lo concreto de la vida.
Don
Bosco deseó que todos fueran sus amigos, conocerles, amarles por lo que eran,
porque así, podía el iniciar una amistad que partía desde lo espontáneo del
encuentro en el patio del oratorio, en la calle, y en muchos otros lugares, en
los cuales los chicos se desenvolvían, en sus realidades concretas para así
“desde las raíces” generar una verdadera amistad, donde la caridad fraterna y
la confianza llegan a ser los verdaderos fundamentos de toda amistad, al estilo
de Jesús.
Propongo para este tiempo de fiesta
bicentenaria, que nos demos a la tarea de buscar tantos escritos y testimonios
que nos dejan ver que don Bosco, en sus amistades, siempre buscó llevarlos a
todos a Jesús, a que la santidad era el verdadero objetivo por el cual “correr”
en la carrera de la vida y, sobre todo, que la felicidad sea el elemento más
grande que se tenga, para poder ser siempre testigos del amor de Dios, vivido
en la sencillez y profundidad de una amistad.
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“Los jóvenes son la porción más delicada y
valiosa de la sociedad humana”
San
Juan Bosco
El Espíritu Santo sopla donde quiere y
como quiere. Suscita constantemente en la Iglesia a hombres y mujeres que
deseen seguir llevando el mensaje del Evangelio de maneras distintas, pero
siempre con el mismo objetivo: que el anuncio lleve a Jesús a entrar en esos
lugares a donde se quiere llevar la Buena Nueva.
Siempre he pensado que el
Espíritu no se cansa de soplar, de llevar a la Iglesia a nuevas fronteras, a
adquirir nuevos desafíos, pues, el mundo de hoy es más astuto, más decidido,
más deseoso de cambios, de novedades, de alegrías, de esperanzas… pero al mismo
tiempo, desea quedarse anclado en ciertas situaciones que pueden hacer que el
proceso de avance integral se trunque y no sea capaz de salir adelante. Para
estas situaciones es que el Vivificador de la Iglesia suscita profetas,
apóstoles decididos que, busquen responder a las situaciones, con aires nuevos,
dejando de lado los escrúpulos y deseando que siempre se lleve adelante el plan
de Dios para con los hombres.
Es por esto que Don Bosco,
al leer los signos de los tiempos, interpretando el llamado que Dios le hace
por medio de la oración, una lectura atenta de los signos de los tiempos, y
dejándose ayudar de personas adecuadas para este proceso de discernimiento,
asume el apostolado de ayudar a los jóvenes más pobres, por medio de la
educación y el aprovechamiento del tiempo. Don Bosco va en busca de la dignidad
de todos los chicos que en su tiempo fueron olvidados, rechazados, utilizados
para dar impulso a la revolución industrial, que consumía la vida de aquellos
pequeños en lugares fríos y hostiles. Don Bosco hace la opción por servir a
Dios en medio de los jóvenes, porque sabe que en ellos, -como rezan tantas de
sus máximas- son el futuro de las naciones.
Continuando con nuestra serie de
escritos sobre Don Bosco, en este año del bicentenario de su nacimiento, mirar
la experiencia de Dios en él, desde su hogar en Ia Becchi hasta Turín, el lugar
de la consolidación de su obra y donde dejó esta tierra para unirse en plenitud
a Dios, al que tanto amó, nos ayudará a iniciar o consolidar el encuentro con
un hombre que estaba lleno de Dios y vivía conscientemente su realidad humana ,
que abarcaba no solamente el aspecto de su obra, sino de la complejidad de la
situación social de su tierra y del mundo. Es por esto, que al dar una mirada
sencilla a su experiencia de Dios, desde su infancia, podremos ver su íntima e
intensa unión con el Todopoderoso, al que dedicó vida, fuerzas e ideas,
proyectadas para los jóvenes.
Queridos amigos hoy celebramos el día de San Juan Bosco, los invito a conocer su vida y obra a través de doce artículos que compartirá mes a mes con nosotros el religioso salesiano Jonathan Plazas desde Colombia.
Hoy comenzamos en el blog con este ciclo salesiano de 12 entradas mensuales, espero que les guste y pidamos a Dios por intercesión de Don Bosco que día a día seamos verdaderos evangelizadores según su voluntad.
SAN JUAN BOSCO: 200 AÑOS DE PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LOS JÓVENES
“Caminad con los pies en la tierra,
pero teniendo la mirada
y el corazón en el cielo”
Don Bosco
Dios, en su inconmensurable bondad, regala a la humanidad, modelos de vida, no simplemente para que llenen los grandes libros de las biografías de los santos, o sean colocados sus bustos y efigies en los diversos templos y lugares, sino para que con su existencia, ayuden a que la luz del que los amó primero, con amor imperecedero y constante, se esparza por todos los rincones de la tierra, y en especial, de los corazones de los hombres, de toda raza, lengua, procedencia y credo.
Dios ha suscitado en la Iglesia a San Juan Bosco, para que, siguiendo las huellas del Maestro, se dedique a servir a los jóvenes más necesitados, iniciando así, un majestuoso movimiento de personas –religiosos y laicos- que lleven el amor de Dios a aquellas personas que buscan un poco de cielo, en esta tierra.
Buenas queridos amigos seguidores y lectores de este blog, estuve unos días de vacaciones pero ahora vuelvo a compartir con ustedes una nueva entrada sobre nuestra Fe Católica.
En este caso les quiero presentar la vida de San Juan Bosco mas conocido como "Don Bosco" (Mañana), y para esta ocasión le pedí a un amigo religioso de la congregación de Salesianos de Don Bosco que nos escriba algunos detalles de la vida de este gran santo.
Don Bosco, un santo lleno
de Dios y apasionado por la salvación de las almas. Jonathan Plazas, sdb.
La bondad de Dios está reflejada en los
modelos de santidad que posee la Iglesia desde los inicios de su trabajo
apostólico en el mundo. Dios desea que todos sus hijos estén con Él, y que, el
fruto de esta unión sea la santidad para la Iglesia y para el mundo entero. Una
estela innumerable de vidas y testimonios llenan los libros de las “Vidas de
los Santos” escrita y recopilada por muchos hombres y mujeres apasionados por
comunicar a los demás la acción de Dios en la existencia de aquellos hermanos
que han asumido el bautismo de una manera radical, en el seguimiento al Señor.
Entre esta estela luminosa que Dios ha
ofrecido por medio de la Iglesia a la humanidad se encuentra un santo valiente,
luchador, lleno de Dios y apasionado por las almas, en especial la de la
porción más delicada de la humanidad: la juventud; alegre y siempre dispuesto a
llevar con su vida el Evangelio de Dios, que es el mismo Evangelio de la
Alegría, nos referimos a San Juan Bosco, conocido más familiarmente como “Don
Bosco”. Hablar de Don Bosco es mostrar la acción de Dios en un hombre que fue
dócil a la voluntad del Señor, es una vida compleja, pero en este sencillo
artículo veremos cosas elementales para conocer de una manera concreta una vida
llena de Dios y dedicada a la salvación de los demás.
Juan Melchor Bosco Occhiena nace el 16
de agosto de 1815, hijo de Francisco Bosco y Margarita Occhiena (actualmente
Venerable de la Iglesia Católica). Desde su infancia cultivó una sana y fuerte
unión con Dios y sensible por las necesidades de sus coterráneos. Formado en
una familia sencilla, trabajadora, sacrificada y fuerte. Conoció desde muy
joven las dificultades que cualquier familia atraviesa, pero siempre fue
educado para aprender a superar con fe y constancia todas las adversidades. En
su formación, su madre, Margarita, desempeñó un papel importante, pues le
inculcó la necesidad de hacer todo bien, siempre con la mirada puesta en Dios
para la santificación de la vida. Tuvo un sueño profético a los nueve años, en
el cual se le delineaba la voluntad del Señor, acompañado siempre por el Señor
y por aquella mujer bella, María Santísima, de la cual en su vida dirá
constantemente “Ella lo ha hecho todo”
Su vida de joven fue bastante
sacrificada, pero siempre tenía la esperanza de poder ayudar a los demás en un
estado de vida especial: la vida sacerdotal. Ingresa al seminario de Chieri
(Italia), se destaca por su disciplina, su sabiduría e inteligencia, su
cercanía con los compañeros y su fuerte vida sacramental y de oración. Al
tiempo que aprendía y asimilaba las ciencias sagradas, también formaba en su
corazón un proyecto de vida dedicado a los jóvenes más pobres, ir a las
periferias para ayudar a los más necesitados.
Ordenado sacerdote en 1841, acompañado
de un gran santo, San José Cafasso, Don Bosco empieza a clarificar su opción
por los jóvenes menos favorecidos. Para ellos, funda el “oratorio”, un lugar
donde se favorece un sano ambiente para los jóvenes, bajo la protección de San
Francisco de Sales, el santo de la bondad y la amabilidad. Su vida sacerdotal
es modelo para cualquier ministro del altar, pues no se limitó solamente a los
chicos de las obras que emprendió, sino que iba a todos, de todas las maneras
posibles, pues su celo apostólico ardía fuertemente. Después de algún tiempo,
bajo la inspiración del Espíritu Santo, decide fundar la “Sociedad de San
Francisco de Sales” –comúnmente llamada “Salesianos de Don Bosco”- en 1859 con
17 socios, motivados a llevar una vida religiosa según el Evangelio, que
llevara a la santidad personal y trabajar por los jóvenes más pobres. Con su
ejemplo, comunica a sus hijos y jóvenes un estilo de vida religiosa con la
espiritualidad salesiana, llena de caridad, amabilidad, alegría, estudio,
piedad, trabajo y sobre todo, familiaridad y centralidad en Dios.
También funda el Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora en 1872, con la ayuda de Santa María Mazzarello, como un
“monumento vivo de agradecimiento a María Auxiliadora” dedicado al apostolado
salesiano entre las jóvenes de su tiempo. Con los bienhechores y colaboradores
de sus obras funda la Asociación de Salesianos Cooperadores, y con los devotos
de María Auxiliadora, funda la Asociación de María Auxiliadora.
Después de una vida dedicada al
apostolado juvenil, muere el 31 de enero de 1888 a los 72 años, rodeado de sus
hijos espirituales y sus jóvenes, siempre convencido de que en el mundo estén sus amados
destinatarios, habrá trabajo para sus hijos.
Hombre lleno de Dios, apasionado por los
jóvenes, amante de la oración, sacerdote original, misionero, profeta, fiel al
Romano Pontífice, de una vida austera y sencilla, educador, incansable apóstol
de las buenas lecturas, del trabajo y la templanza. Amante de los patios de
recreo para los chicos de todo el mundo, que comenzó con nada, sus obras
nacieron en lugares pobres y sencillos, y que con la bendición de Dios y el
auxilio de María, los Salesianos estamos en 132 naciones del mundo en:
parroquias, colegios, centros de formación para el mundo del trabajo,
universidades, oratorios, casas de espiritualidad juvenil, estudiantados,
centros para chicos con problemas de calle, misiones ad gentes, imprentas y
otras obras que el Señor suscite en medio de nuestro carisma.
Creo que Don Bosco más que un sacerdote,
era un apasionado por Dios, digno hijo de la Iglesia, entusiasta y decidido a
que sus destinatarios y todos aquellos que se encuentren con sus obras, se
decidan por la santidad juvenil salesiana, un hombre que siempre confió en Dios
y en la divina providencia, y de la cual ha recibido no solo él, sino todos sus
hijos e hijas, destinatarios y obras en todos los tiempos de existencia de su
obra, abundantes bendiciones y trabajo por cantidades.
Don Bosco, un hombre que cumplió la
voluntad del Señor, que con su vida llevó a Jesucristo a muchos hombres y
mujeres, que con su sistema educativo ha cautivado los corazones de muchas
generaciones, y que, siempre decidido por sus jóvenes, como lo dijo antes de
morir: “Nos espera a todos, en el paraíso”.