miércoles, 13 de diciembre de 2023

Salud Mental y Navidad




Estamos llegando al final del año y diciembre nos invita a realizar revisiones y reflexiones sobre nuestras acciones y logros. También es el mes de los encuentros familiares, los sentimientos profundos y la presencia (o ausencia) de seres queridos que extrañamos.Dependiendo de las circunstancias en que te encuentres, es posible que no te sientas del todo bien, por lo que es crucial validar esos sentimientos y emociones. Ignorarlos solo puede causar daño, tanto a ti como a los demás.

Es importante recordar que existen diversas formas de manejar nuestras emociones y, en caso de necesitarlo, siempre está la opción de pedir ayuda. A veces, una conversaciónabierta y honesta, ya sea con un profesional o con alguien cercano, puede ser la mejor terapia. En ocasiones, lo que realmente necesitamos es simplemente un oído atento, más que consejos.

Cada vez que celebramos la Navidad, recordamos el nacimiento de Jesús, quien asumió completamente nuestra humanidad sin abandonar su naturaleza divina. Así como Jesús aceptó desde el primer día en la tierra nuestros sentimientos, fragilidades y necesidades, nosotros también deberíamos aceptar nuestras propias emociones, ya que forman parte de nuestra humanidad.

En el relato navideño, María y José, una pareja de inmigrantes, recibieron a Jesús en medio de la incertidumbre y la emergencia. De manera similar, la comunidad que nos rodea puede ser un espacio capaz de contener nuestras fragilidades y tristezas.

Al contemplar el pesebre, recordemos la Navidad que se nos invita a vivir. Un pesebre lleno de emociones, cuidado por José y María, y acompañado por un Niño Dios que comparte no solo nuestra carne, sino también nuestras debilidades. Aunque el pesebre con la presencia de Jesús, José y María ya representa la esencia de la Navidad, podríamos considerarlo incompleto sin los misteriosos personajes que traen alegría a los niños de todos los tiempos: los Reyes Magos con sus regalos.

Invitémonos a entrar en la escena como los reyes que somos a través del bautismo, quienes, al igual que ellos, han atravesado distintas circunstancias para adorar y ofrecer sus regalos al Niño Dios.

Te propongo realizar un gesto sencillo: coloca a los pies del Niño todo lo que sientes en tu corazón, ya sean alegrías, tristezas, ansiedades, etc. También puedes depositar en ese cofrecito simbólico tus circunstancias, sueños y anhelos. Como te dije antes, a través del bautismo fuimos consagrados reyes, y al adorar al Niño, nos unimos a ese momento especial del pesebre. Nuestros regalos son muy importantes para Él, ya que los sacamos de lo más profundo de nosotros mismos, con sinceridad, ya sea desde la alegría o el dolor.

Así como los niños se alegran cuando recibe un regalo, el Niñito Jesús se llena de gozo, no sólo por nuestros regalos, especialmente por nuestra presencia. Nos quedemos un rato allí, en el pesebre más único del mundo.

Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones y que esta Navidad sea llena de significado y conexión con lo más profundo de nuestra humanidad.

Autor: Víctor Ramírez

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2 comentarios:

  1. Interesante el articulo, siento que nos invita y a ponernos en presencia del Niño Dios, de un modo genuino. Tal cual como somos y tal cual como estan nuestras emocionesnuestras

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  2. El comentario anterior fue mio me salio como anonimo

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