Querida comunidad, ¿Sabían que el santo padre León XIV encomienda una intención de oración por mes?
Estas intenciones son una convocatoria mundial a la acción y oración. El Papa las confía a su Red Mundial de Oración, que las difunde a través del “Video del Papa”.
Hoy te invitamos a leer esta reflexión inspirada en el vídeo del mes de diciembre
Por los cristianos en
contexto de conflicto
Una vez más el
Papa León clama por la urgencia de la paz en el mundo, especialmente en
Medio Oriente. Sin dudas, el fin de los enfrentamientos y la violencia a causa
de ellos es de los principales anhelos de todos los hombres y mujeres de buena
voluntad. Llama la atención como durante su pontificado el Papa León ha
insistido en la necesidad de poner fin al odio que engendra la guerra.
Puede que nos
sintamos distanciados de aquellos territorios en términos físicos, sin embargo,
debemos ser conscientes que la violencia nace del corazón humano que no tiene
al Dios de la paz como huésped. Por eso, la paz de cada día, es responsabilidad
de todos en el lugar que nos toque estar. La paz se construye cada día, con
gestos, palabras y acciones concretas. Todos estamos llamados a ser
pacificadores en nuestros entornos, mediadores, puentes de comunión en las
situaciones de conflicto sea cual fuere su naturaleza.
En este mes de
diciembre, el Papa nos pide tener presentes en nuestras oraciones a “aquellos
cristianos que aún rodeados de dolor no dejan de sentir la presencia bondadosa
de Dios y la oración de sus hermanos y hermanas en la fe”, es así como
acortamos las distancias de la indiferencia y hacemos del sufrimiento una carga
que puede ser compartida y sostenida en comunidad. La Iglesia se torna así
lugar de común unión entre todos los pueblos.
Para lograr
la paz es necesaria la reconciliación, solo el perdón trae la esperanza y
cada uno de nosotros tiene la misión de “ser puente donde hay división, y de
buscar justicia con misericordia”, y aunque a veces cueste, es un desafío
de amor que el mismo Jesús nos invita a vivir cuando nos dice “bienaventurados
los que trabajan por la paz”.
Históricamente,
la guerra ha traído malas experiencias a la humanidad, quienes están en
contextos de violencia son testigos de las atrocidades y consecuencias del
egoísmo que la causa. Frente a ello no podemos renunciar a ser sostén orante
de la fe de nuestros hermanos y hermanas que son víctimas de esta injusticia.
Pidamos al
Espíritu Santo que nos ayude a ser semillas de paz, capaces de generar espacios
de encuentro, diálogo y reconciliación. Que la distancia no sea un
impedimento o una excusa para no abrazar la cruz de tanto dolor y sufrimiento
que viven de manera particular nuestros hermanos de Medio Oriente.
Amén
María Claudia Enríquez @clauchitaaaa
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