jueves, 10 de julio de 2025

Formación en el discernimiento


Te invitamos a conocer más sobre la formación en el discernimiento. Este mes, el Papa León XIV nos invita a orar por un tema profundo y necesario: la formación en el discernimiento.

Una propuesta que, lejos de ser simple, nos abre a un mundo de preguntas, búsquedas y decisiones interiores. Desde Vivamos Juntos la Fe, queremos acompañarte a descubrir que significa discernir, y por qué este camino puede transformar nuestra forma de vivir la fe con libertad, autenticidad y sentido.

“Discernir” no es una palabra que suela formar parte de nuestro vocabulario cotidiano. Sin embargo, en la tradición espiritual cristiana, y especialmente en la espiritualidad ignaciana, tiene un peso enorme. Según la Real Academia Española, discernir es “distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia entre ellas. Comúnmente se refiere a operaciones del ánimo”. Aunque para los cristianos, y particularmente para quienes siguen las enseñanzas de San Ignacio de Loyola, discernir es mucho más que elegir entre opciones. 

El discernimiento implica escuchar, con atención y humildad, lo que Dios quiere decirnos en lo profundo del corazón. Se trata de elegir entre varias posibilidades, muchas veces todas aparentemente buenas, pero buscando siempre aquella que más nos lleva a vivir según el Evangelio, a amar más, a servir mejor y a ser más libres.

No se trata de elegir entre el bien y el mal, eso ya está claro, sino de descubrir entre varios bienes cuál es el que más se ajusta a la voluntad de Dios para mí en este momento. Por eso, discernir es mucho más que una estrategia de toma de decisiones: es una actitud espiritual, una apertura radical a Dios que actúa en nuestra historia. San Ignacio decía que Dios “trata directamente con la criatura humana”. Esto significa que Dios nos habla personal e íntimamente, nos guía y nos mueve interiormente a través de deseos, sentimientos, emociones, pensamientos, consuelos y desolaciones. En el discernimiento aprendemos a leer estos movimientos del alma, lo que él llamaba “las mociones del espíritu”, para descubrir la voz de Dios en medio de nuestras circunstancias concretas.

El discernimiento es un arte que se aprende. No es automático. Por eso hablamos de “formación en el discernimiento”. Y el camino por excelencia que la Iglesia y los jesuitas ofrecen para crecer en esta capacidad son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Lejos de ser un simple libro, los Ejercicios son una experiencia viva. Son un proceso de oración, silencio, meditación y acompañamiento que tiene como fin ayudar a la persona a ordenar su vida según Dios. El propio San Ignacio afirmaba que los Ejercicios no se leen: se hacen, se viven, se rezan. Solo así podemos entrar en contacto con ese Dios que quiere hablarnos, guiarnos y darnos la libertad interior necesaria para elegir lo que más nos lleva a Él.

Discernir es, finalmente, aprender a elegir no solo lo que parece bueno, sino lo que es mejor según la mirada amorosa de Dios sobre nuestra vida, aquello que Dios dispuso para nuestra felicidad y libertad. Esa es la clave del discernimiento cristiano: no se trata simplemente de tomar decisiones, sino de buscar en todo la mayor gloria de Dios y el mayor bien de nuestras almas.

Al hacer los Ejercicios Espirituales, la persona aprende a afinar su sensibilidad espiritual, desarrollando una escucha interior que le permite reconocer más claramente la voz de Dios en medio de la vida cotidiana. Así como uno aprende a distinguir sonidos o sabores, también el alma se ejercita para discernir los movimientos del Espíritu. Esto exige disponibilidad, escucha, tiempo y una disposición a dejar que Dios sea el centro. En palabras de Ignacio, se trata de ser “contemplativos en la acción”, capaces de encontrar a Dios en todas las cosas y de elegir según Su querer.

Ahora que se acercan las vacaciones y quizás tengamos más tiempo libre, ¿por qué no buscar espacios para encontrarnos con Dios? 

Te animamos a regalarte unos días de silencio, de retiro, de oración. Si en tu parroquia o comunidad se ofrecen Ejercicios Espirituales, no lo dudes: son una oportunidad privilegiada para aprender a discernir y dejarte conducir por el Espíritu.





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