viernes, 6 de octubre de 2023

¿Como vivir el Espíritu del Sínodo en mi parroquia?


En este artículo, compartiré una propuesta para llevar el tema del Sínodo de la Sinodalidad a nuestros grupo parroquiales de jóvenes y adultos, y es a través del método de la “conversación en el Espíritu”.

En primer lugar, somos muchos cristianos los que hemos estado recibiendo un bombardeo de noticias y de contenidos relacionados al Sínodo de la Sinodalidad que se está realizando en este mes de octubre, y el entusiasmo de subirse al “barco sinodal” en nuestros grupos católicos parece lo más pertinente. Pero el desafío es condensar toda la reflexión acerca de la sinodalidad, que viene desarrollándose desde el 2021 con fuerza, y abordar la temática de la manera más constructiva en nuestras comunidades.

La mejor forma es fomentando la aplicación del método sinodal conocido como "conversación en el Espíritu". Esto implica trascender la mera teoría y los conceptos sobre el Sínodo de la Sinodalidad, avanzando hacia una práctica más profunda. Esto es importante porque nuestra fe se fundamenta en el testimonio, la comunidad unida es testimonio, entonces para abordar la sinodalidad de manera significativa debemos experimentarla a través de su propio método en nuestras comunidades. Básicamente, se enseña a orar orando.

“La conversación en el Espíritu puede describirse como una oración compartida con vistas a un discernimiento en común, para el que los participantes se preparan mediante la reflexión y la meditación personales. Se regalan mutuamente una palabra meditada y alimentada por la oración, no una opinión improvisada sobre la marcha.” (Instrumentum Laboris, 37)

Como miembros de grupos parroquiales o de diversas pastorales, nuestro desafío es permitir que los procesos vitales de toda la Iglesia católica se desarrollen plenamente, y para eso necesitamos preparar nuestro corazón, nuestro espíritu y nuestras comunidades experimentando éste método sinodal. Si vivimos en la Iglesia local la sinodalidad, nuestra comprensión de todo lo que es será mayor y no habrá ninguna confusión. El Papa Francisco ya afirmó diversas aclaraciones: no es un parlamento, no es un intercambio de ideas, no es una encuesta, es escuchar al Espíritu Santo en comunidad…

“La formación en este método, en particular de animadores capaces de acompañar a las comunidades a practicarlo, se percibe como una prioridad en todos los niveles de la vida eclesial y para todos los bautizados (…) La formación para la conversación en el Espíritu es la formación para ser una Iglesia sinodal.” (Instrumentum Laboris, 42)

Veamos un ejemplo de cómo aplicar la conversación en el Espíritu en una reunión con tu grupo parroquial. Hagamos de cuenta que en tu grupo parroquial quieren trabajar algunos puntos centrales de la encíclica “Fratelli Tutti”.

Luego de haber leído algunos puntos de interés, conforman una ronda (en caso de ser mucho pueden armar varios grupos) y se proponen realizar una conversación en el Espíritu (la cual se encuentra detallada de la página 15 a la 18 del “Instrumentum Laboris”, es decir, instrumento de trabajo del sínodo) 
 
1) Preparación personal: Cada uno prepara su propia aportación sobre el material leído, confiando en Dios, conversando con Jesús y abriéndose a escuchar al Espíritu Santo. (En silencio) 

2) “Compartir y escuchar”: Cada uno toma la palabra a partir de su propia experiencia y de su meditación personal, comparte con los demás y escucha atentamente la contribución de los otros. Todos deben hablar en su turno, sin interrumpir, ni agregar comentarios (se recomienda definir el tiempo, por ejemplo 3 o 5 minutos). En torno a lo leído, algunos mencionarán experiencias buenas o malas de fraternidad, de encuentros con los prójimos heridos, de ser buenos samaritanos o ser los que siguen de largo, de sus sentimientos al respecto, etcétera.

 3) Se realiza un momento de silencio y de oración personal (Por ejemplo 5min)

4) “Hacer espacio al aporte de los otros”: A partir de lo que han dicho los demás, cada uno comparte aquello que más le ha resonado en el corazón o lo que más resistencia ha suscitado en él, dejándose guiar por el Espíritu Santo “¿Cuándo escuchaba, me ardía el corazón en el pecho? ¿Qué fue lo que hacía arder mi corazón?” Posiblemente alguno se sienta identificado por lo que el otro dijo, quizás uno aprende una visión más completa de la Iglesia o de la misión por lo que el otro mencionó, tal vez uno reconoce una dimensión más profunda sobre el significado de la fraternidad o capaz alguno sienta contradicción con lo que la otra persona ha expresado. (También se establece previamente un tiempo como se hizo en la 1° ronda de compartir)

 5) Otra vez un momento de silencio y oración. (Por ejemplo 5min)

6) Construir juntos: Dialogamos juntos a partir de lo que ha surgido previamente para discernir y recoger el fruto de la conversación en el Espíritu; reconocer intuiciones y convergencias; identificar discordancias, obstáculos y nuevas preguntas; dejar que surjan voces proféticas. Es importante que todos puedan sentirse representados por el resultado del trabajo “¿A qué pasos nos llama el Espíritu a dar juntos?” Por ejemplo, un fruto podría ser dimensionar con mayor claridad la importancia de la fraternidad y de la compasión hacia todas las personas más allá de cualquier circunstancia, y ese fruto nutre la vida personal y comunitaria de cada uno. Quizás un fruto sea el deseo de ser buenos samaritanos con las personas en situación de calle, por ejemplo.

8) Y la conversación en el Espíritu cierra con una oración final de agradecimiento.

Observemos con atención las piedras:
Están dispersas
2° Están en contacto
3° Intentan tomar una forma
4° Algo quedó formado con distintos matices


Quizás, al aplicar este método, sea la mejor forma de vivir el espíritu de la sinodalidad en nuestros grupos parroquiales; porque muchos católicos podrían pensar que su rol en la sinodalidad ya ha terminado al haber completado una encuesta, creyendo que ahora todo depende de quienes se están reuniendo en la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad en Roma. Otros quizás llamaran “reunión sinodal” a las mismas reuniones parroquiales de siempre o a simples debates entre católicos, desvinculando la oración, la conversación con el Espíritu Santo y el discernimiento. Y otros, tal vez, quieren transmitir a sus grupos parroquiales el tema del sínodo, pero inundando al grupo con conceptos y referencias históricas: una sobreabundancia teórica que podría olvidarse de la práctica real de la sinodalidad y de la internalización en sus vidas y comunidades.
 
Vivir la sinodalidad con su propio método, nos ayuda a entender que esto no es otra realidad eclesiástica que nos precede y que, a su vez, es externa a nosotros. Al contrario, nos ayuda a reconocer la sinodalidad como el estilo de vida propio de la Iglesia, que nos caracteriza, nos une y nos impulsa a la misión.

Una publicación colaborativo de miembros de la comunidad Vivamos juntos la Fe


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