domingo, 6 de diciembre de 2020

2° Domingo de Adviento - Homilía de Monseñor Angelelli





Evangelio según San Marcos 1,1-8.

Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: "Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".

Homilía de Monseñor Enrique Angelelli (7 de Diciembre de 1975)
(En los archivos no se encuentra el texto de esta homilía radial, a continuación compartimos un texto del diario El Independiente del día 8 de Diciembre de 1975):

Al comienzo de su alocución, el prelado formuló diversos saludos a personas y entidades, entre ellos, uno para los participantes del congreso de FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa). Se refirió luego a la importancia del día de la Inmaculada Concepción que se celebrará hoy y al tiempo de Adviento. “Necesitamos orar mucho por nuestra Patria – dijo luego -, especialmente la oración de ustedes, niños, enfermos y la oración del padrenuestro en familia tomados de la mano”, señalando que esa fue una de las consignas de la visita de la imagen de San Nicolás.

“A la Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres, en este 8 de diciembre le suplicamos humilde y confiadamente que no nos deje solos a los argentinos; necesitamos purificarnos de nuestros pecados privados y públicos; necesitamos que María nos ilumine para no seguir enceguecidos y sembrando de dolor nuestra tierra. Le debemos suplicar ser como ella, ‘oyentes de la Palabra de Dios’, que nos ayude a escudriñar a su luz los signos de los tiempos que vivimos, interpretar lúcidamente los acontecimientos dolorosos que padecemos y sufrimos”. Y agregó: “Necesitamos deponer el orgullo, la soberbia, el egoísmo, la ceguera, de mente y de corazón, la arrogancia y la irresponsabilidad, el desprecio por la vida de cada hombre, la ambición desmedida de poder y de buscar de erigir ‘ídolos’ de barro, que hoy son y mañana caen como las hojas de los árboles”. Más adelante, y al igual que el domingo pasado, Angelelli reiteró que “ninguna autoridad humana, de la jerarquía que sea, es competente para señalar los límites de extensión de la misión pastoral, ni el contenido de la Fe Católica”. Por último instó a que hoy la diócesis “suplique insistentemente a María Santísima por La Rioja y por la Patria”. 


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