domingo, 7 de diciembre de 2025

Meditamos el Evangelio de este Domingo con Diácono Jose Torres, LC



Lecturas del día: Libro de Isaías 11,1-10. Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17. Carta de San Pablo a los Romanos 15,4-9.

Evangelio según San Mateo 3,1-12.

En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:
"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.
La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro,
y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?
Produzcan el fruto de una sincera conversión,
y no se contenten con decir: 'Tenemos por padre a Abraham'. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.
El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".

Homilía: Diac. Jose Torres, LC

Despierta: Es Hora de Preparar el Camino

 ¿Alguna vez han recibido una visita importante con la casa hecha un desastre? Ese momento de pánico cuando suena el timbre y todavía hay ropa en el sofá, platos en la bacha, y ni siquiera has pasado la aspiradora. Corremos como locos intentando arreglar todo en dos minutos. Bueno, eso es básicamente lo que Juan Bautista nos está gritando hoy desde el desierto: "¡Que viene alguien importante! ¡Preparen el camino!"

 El “Influencer” del Desierto

Juan Bautista era algo así como un “influencer” de su época, pero en versión extrema. Nada de stories perfectos ni filtros de Instagram. Este hombre vivía en el desierto, vestía literalmente una túnica de pelo de camello (imaginen lo incómodo de eso), comía saltamontes con miel (el snack más raro de la historia), y su mensaje no era precisamente motivacional: "¡Conviértanse, raza de víboras!"

Pero aquí está lo increíble: la gente salía en masa a escucharlo. Jerusalén entera, Judea, toda la región del Jordán. ¿Por qué? Porque Juan les decía algo que necesitaban oír, no lo que querían oír. Y eso, amigos, es lo que necesitamos en Adviento.

 "Preparad el Camino del Señor"

Esta frase no es solo un bonito villancico. Es un llamado concreto a hacer limpieza en nuestra vida. En tiempos de Juan, cuando iba a llegar un rey, se mandaba a arreglar los caminos: rellenar los baches, quitar las piedras, enderezar las curvas. Era preparar literalmente el terreno.

Hoy Dios nos pregunta: ¿Qué caminos de tu corazón necesitan reparación? ¿Qué baches hay que rellenar? ¿Qué piedras de resentimiento, de orgullo, de indiferencia están bloqueando el paso?

Porque seamos honestos: muchas veces vivimos con el piloto automático puesto. Casa-trabajo-Netflix-dormir-repite. Y Dios queda en "cuando tenga tiempo" o "los domingos si no tengo otra cosa". Juan nos sacude y nos dice: ¡Despierta! No puedes recibir al Salvador de la humanidad con el corazón desordenado.

 Los Frutos de la Conversión

Juan les dice a los fariseos algo que nos aplica a todos: "Den frutos de conversión". No basta con decir "soy católico" o "voy a misa". Es como presumir que eres fit mientras comes pizza todos los días en el sofá. Los frutos tienen que verse.

¿Cuáles son esos frutos? Pablo nos lo aclara en la segunda lectura:

  • Paciencia con los que nos rodean (especialmente con ese familiar que nos saca de quicio)
  • Unidad en lugar de división y chisme
  • Acogida mutua, como Cristo nos acoge a nosotros

Imaginen si en lugar de juzgar al otro por su pasado, sus errores o sus diferencias, empezáramos a acogerlo como Cristo nos acoge: con los brazos abiertos, sin condiciones. Eso sí sería revolucionario.

 El Reino de Paz de Isaías

La primera lectura nos pinta una imagen hermosa y casi surrealista: el lobo viviendo con el cordero, el leopardo con el cabrito, un niño jugando con serpientes y nadie sale herido. Es la visión del Reino de Dios donde la paz es total.

Pero no es ciencia ficción. Es una invitación a empezar a construir esa paz ahora, en nuestros ambientes: en la familia, en el trabajo, en las redes sociales (que falta hace). Cada vez que elegimos el diálogo sobre la pelea, el perdón sobre la venganza, la comprensión sobre el juicio, estamos haciendo presente ese Reino.

Tu Adviento Personal

Entonces, en este Segundo Domingo de Adviento, la pregunta es personal y directa: ¿Qué camino necesitas preparar?

  • ¿Hay alguien a quien necesitas perdonar o pedirle perdón?
  • ¿Hay algún hábito o adicción que está obstaculizando tu relación con Dios?
  • ¿Estás siendo el cristiano que quieres ser o solo el que aparentas?
  • ¿Tu fe se nota en tus acciones o solo en tu perfil de redes sociales?

Juan nos invita a la conversión. Y conversión no es un sentimiento bonito, es una decisión radical de cambiar de dirección. Es como cuando vas manejando, te das cuenta que estás en la ruta equivocada, y tienes que dar vuelta en U. A veces es incómodo, sí. Pero es necesario.

El Que Viene Detrás

Y todo esto para qué. Juan lo dice claro: "Viene uno detrás de mí más fuerte que yo". Toda esta preparación es porque va a llegar alguien que cambiará todo. No solo con agua, sino con Espíritu Santo y fuego.

En estas semanas de Adviento, abramos el corazón. Hagamos limpieza. Preparemos el camino. Porque la Navidad no es solo recordar que Jesús nació hace 2000 años. Es permitir que nazca de nuevo en nuestro corazón, en nuestra vida concreta, en nuestras decisiones del día a día.

¿Estás listo para recibirlo? ¿O tu corazón sigue lleno de cosas que necesitas sacar primero?

Que en este Adviento tengamos el valor de Juan: de decirnos la verdad, de no conformarnos con apariencias, y de preparar de verdad el camino del Señor.

 ¡Amén!



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