Seguimos caminando juntos en este espacio que busca profundizar en el corazón de la catequesis. De la mano del seminarista sanjuanino Enzo Villavicencio, continuamos este itinerario mensual donde el kerigma se hace vida y la catequesis se vuelve experiencia de encuentro.
¡¡¡Hola a
todos!!! ¡¡¡Bendecido servicio Catequistas!!!
Es hora de
volver a encontrarnos en este espacio, agradezco cada saludo y buenos deseos
por las anteriores publicaciones. Yo desde acá agradezco su esfuerzo por la formación
y por seguir creciendo en este servicio, que en lo personal me dio no solo
herramientas para la pastoral, sino grandes alegrías.
Hoy
los/las quiero invitar a que juntos abordemos la necesidad de crecer en la
conciencia de una Catequesis Sinodal. Para comenzar a desarrollar este tema
debemos preguntarnos ¿QUÉ ES LA SINODALIDAD?
La
sinodalidad no se presenta como una moda eclesial, sino como un paradigma de
comunión y misión desde el cual repensar toda acción pastoral, incluida la
catequesis. La Comisión Teológica Internacional define la sinodalidad como “el
modus vivendi et operandi” (modo de vivir y actuar) de la Iglesia Pueblo de Dios que “manifiesta
y realiza su ser comunión en el caminar juntos”, todos los bautizados
están llamados a participar, discernir y construir la Iglesia.
¿CÓMO INFLUYE
ESTO EN LA CATEQUESIS?
Es
necesario crecer en la conversión de estructuras que llevan a concebir la
catequesis como un acto unilateral de enseñanza doctrinal. Las practicas
catequísticas son un proceso en el que todo el Pueblo de Dios se implica,
camina, discierne y anuncia.
La
Sinodalidad, nos exige reconocer que no sólo los catequistas o ministros
ordenados tienen un papel formativo, el sensus fidei fidelium
—ese “instinto de la fe” que poseen todos los bautizados— debe también iluminar
el contenido y la forma del anuncio evangélico.
En el
marco de las tareas que el Directorio (DC) atribuye a la catequesis, el n° 79
es muy iluminador al respecto:
La
Iglesia, al transmitir —en la iniciación cristiana— la fe y la vida nueva actúa
como madre de los hombres, que engendra a unos hijos concebidos por obra del
Espíritu Santo y nacidos de Dios… Por la catequesis alimenta a sus hijos con su
propia fe y los inserta, como miembros, a la familia eclesial. Como buena
madre, les ofrece el Evangelio en toda su autenticidad y pureza, que les es
dado, al mismo tiempo, como alimento adaptado, culturalmente enriquecido y como
respuesta a las aspiraciones más profundas del corazón humano.
Esta fe transmitida
y engendrada en el Hombre, debe ser Sinodal. La catequesis debe convertirse “como
laboratorio de diálogo”, es un modo privilegiado para aprender a caminar
sinodalmente.
La
catequesis sinodal exige procesos participativos, en los que niños, jóvenes,
adultos, familias y ustedes como catequistas sean escuchados en sus
experiencias, preguntas y búsquedas, la escucha se convierte en criterio
pedagógico y espiritual, en una herramienta de discernimiento comunitario que
permita adecuar los itinerarios catequéticos a la realidad concreta de las
personas y sus contextos culturales, este estilo evangélico de escucha es
también una forma de encarnación pastoral del mandato misionero, de una
pedagogía eclesial en camino.
Es
necesario asumir con decisión metodologías que integren la conversación
en el Espíritu como dinámica fundamental de los encuentros
catequéticos, esta práctica sinodal implica orar, escuchar con el corazón y
discernir en comunidad lo que el Espíritu dice a la Iglesia, introduciendo esta
espiritualidad en la catequesis supone una transformación profunda en la forma
de conducir los encuentros, alejándolos del esquema académico para hacerlos
verdaderos espacios de experiencia de fe y comunión. Como dice el documento
final del Sínodo sobre la Sinodalidad: “la conversación en el Espíritu ha
sido el corazón del proceso sinodal”
Debemos
animarnos a que la catequesis no sea un proceso cerrado de un tiempo
determinado, como si fuera una carrera de un inicio y meta, donde llegan los
que pueden y que una vez finalizada ya la tarea, se cumplió con lo pactado.
La
catequesis es PROCESO de crecimiento, y nos va a acompañar toda la vida,
es por ello por lo que, fomentando en nuestros catequizandos una vivencia de la
catequesis sinodal, insertada en la vida comunitaria, podremos pensar en una
Iglesia que desde sus bases se construye sinodalmente, caminando juntos.
Una
catequesis sinodal es una catequesis que se atreve a mirar los signos de los
tiempos, que escucha al Espíritu en la voz del Pueblo de Dios, y que se abre a
una pedagogía más horizontal, relacional y profética, su objetivo no es formar
solamente buenos cristianos, sino comunidades vivas que caminan juntas,
celebran la fe y anuncian con alegría el Evangelio, en tiempos de fractura
social y eclesial, la catequesis sinodal es una respuesta profética, una
pedagogía del encuentro, del discernimiento y de la esperanza.
BIBLIOGRAFIA:
La sinodalidad en la catequesis:
una pedagogía eclesial en camino | Blog de Vida Nueva (vidanuevadigital.com) (Consultada por ultima vez el 17
de octubre del 2025)
Directorio
Catequístico General.
Documento Final:
Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. XVI Asamblea General
Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

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